Seguirán detenidos los cinco policías que fueron arrestados bajo sospechas de haber participado de la muerte de Daiana Abregú, una joven que había sido demorada por una contravención, en la comisaría de Laprida.
A esa resolución arribó la jueza de Garantías de Olavarría, Dra. Fabiana San Román, en relación con las sospechas que recaen sobre los efectivos que al momento del fallecimiento de Abregú estaban de guardia en la dependencia. No sólo eso. Dos de los policías admitieron ante la Justicia haber falseado actas en las que se hacen constar inspecciones en los calabozos.
Las oficiales Juliana Zelaya y Vanessa Núñez reconocieron en declaración indagatoria que lo que consta en el libro de guardia de la seccional respecto a una inspección realizada a las 14 de ese día en los calabozos es falso.
“Es mi letra, lo escribí yo, pero no se hizo lo que dice ahí, es falso”, respondió Zelaya al ser consultada al respecto por el fiscal de Violencia Institucional de Azul, José Ignacio Calonje.
Cuando el representante del Ministerio Público le preguntó sobre la secuencia de los hechos, la oficial de guardia le dijo que nunca vio alterada a Daiana, que pasadas las 14.15 ingresó con otra policía al calabozo para quitar un colchón que la detenida estaba rompiendo, que más tarde volvió a ir porque la víctima hacia ruido y la sacaron de la celda, hasta que por último regresó cuando su compañera Núñez le dijo “ayudame que esta pelotuda se ahorcó”.
Zelaya dijo que conocía a Daiana porque su hijo jugaba al fútbol con el suyo en el mismo equipo. Núñez admitió haber falseado el libro de la dependencia al firmar la constancia de una inspección previa en el calabozo: “No, es mentira, no se realizó inspección de calabozo en mi turno”, dijo, a pesar de que su rúbrica figura al pie.
“Solo conocía de vista a Daiana”, aseguró, y aclaró que nunca tuvo “ningún problema con ella” y que en la comisaría “tampoco se generó ninguna discusión”.
Núñez contó que durante la permanencia de Daiana en la dependencia envió por su celular mensajes escritos y de audio a una amiga y a su novio para contarles que estaba a cargo de los calabozos cuando estaba detenida, aunque admitió que luego los borró “porque no quería tener nada de ese día”.