El informe del Mossad sobre el atentado contra la Embajada de Israel aporta un dato clave: la identidad y la imagen del conductor suicida. Se trata de Muhammad Nur Al-Din Nuer Al-Din, un libanés nacido el 3 de enero de 1966. Al momento del atentado, el 17 de marzo de 1992, tenía apenas 24 años, la edad promedio de un miembro de bajo rango de la Yihad Islámica, el brazo armado del Hezbollah.
El mismo documento, al que tuvo acceso Infobae, aporta una foto del suicida. Esa imagen fue publicada en noviembre de 1992 en el periódico libanés AI-AHD, donde se afirmaba que había muerto en la guerra de Serbia. El aviso fúnebre invitaba a recordar a un “héroe del Islam” en el Templo de Nuestra Señora del Floral, en el pueblo Zikak El Blat. Sin embargo, la agencia israelí asegura que “un familiar (de Muhammad) reconoció que fue el conductor del coche bomba que explotó en la embajada israelí en Argentina en 1992″.
El nombre del suicida casi no figuraba en los expediente judiciales. Apenas hubo una mención en un legajo paralelo a la causa de la AMIA, por entonces a cargo de Juan José Galeano. Ese legajo investigaba las actividades en la Triple Frontera.
En Foz de Iguazú, donde vivió un tiempo, Muhammad habría sido reclutado por una persona identificada como Farouk El-Omeiri, que tenía lazos estrechos con Hezbollah. Luego, el joven fue trasladado a Buenos Aires por un miembro de la Yihad Islámica.
Entre el 14 y el 17 de marzo, José Salman El Reda, hermano de Samuel El Reda, que tiene pedido de captura vigente por el atentado a la AMIA, se habría ocupado de la estadía del suicida en una “casa segura” y lo llevó a reconocer el estacionamiento donde estaba escondido el coche bomba. Juntos también habrían estudiado el recorrido hasta la puerta de la embajada.
De acuerdo a la causa judicial de la Embajada, José Salman El Reda, había sido detenido y procesado por la justicia federal de Rosario por una importante cantidad de dólares falsificados – conocidos como “super dólares”, que financiarían actividades terroristas.
Según el servicio de inteligencia de Israel, el 17 de marzo a las 14:42 el joven suicida libanés retiró la camioneta del estacionamiento ubicado en la calle Cerrito (entre Juncal y Arenales), y la condujo hasta la puerta de la embajada. Tardó entre 4 y 5 minutos hasta llegar a Arroyo 916.
La investigación judicial confirmó que hubo 22 fallecidos: nueve empleados y funcionarios de la Embajada, tres albañiles y dos plomeros, un taxista y tres peatones, un sacerdote de una iglesia vecina y tres ancianos que se alojaban en una residencia a pocos metros. Sus nombres quedaron retratados en una placa en la plaza seca que se levantó en el lugar del ataque.
Para el Mossad, no hay dudas sobre la participación de un conductor suicida. “Cabe señalar que Hezbollah solía hacer uso frecuente de terroristas y/o conductores suicidas en las décadas de los 80 y 90″, dice el informe.
La agencia de inteligencia israelí también es contundente sobre la participación de Irán: “Irán fue quien decidió, autorizó y asistió, y el “Hezbollah”, mediante su “Aparato de Yihad Islámica” fue el brazo operacional, convirtiendo la decisión en una acción, poniendo en la práctica los atentados que causaron la muerte y las heridas de numerosas personas inocentes”.
El coche bomba, siempre según el informe de 42 páginas, se habría preparado en una casa ubicada en la provincia de Buenos Aires, en un lugar no identificado. La persona encargada de alquilar esa vivienda habría sido Samuel El Reda. Lo hizo mediante un documento falso a nombre de un ciudadano brasileño identificado como Antonio Hadad.
El Mossad asegura que ese documento se tramitó en 1989 y habría sido utilizado en la preparación de ambos atentados. ”Samuel El-Reda tramitó esta cédula en junio 1989, posiblemente por intermedio de soborno, en Brasil. Es decir, existe una alta probabilidad de que el operativo Samuel El-Reda haya hecho uso de esta cédula brasilera para realizar misiones logísticas, en miras a los atentados del ‘92 y del ‘94″, agrega el informe.
En 2019, el Departamento de Estado de Estados Unidos impuso sanciones financieras contra Samuel El Reda, el nombre colombiano de Salman Raof Salman, y ofreció una recompensa de 7 millones de dólares por información sobre su paradero.
El inmueble alquilado por El Reda también se habría utilizado para guardar los explosivos. “El pago del alquiler se hacía por adelantado, en dólares y en efectivo. Es lógico pensar que quien le alquiló a Salman el inmueble conoce su rostro ya que ha sido publicado, pero no ha acudido a las autoridades, quizás por temor. Esta persona es inocente, y no tiene ninguna conexión con Hezbollah, simplemente alquilo ese inmueble a una persona que hizo un buen pago por el mismo”, sostiene el Mossad.
La preparación de los explosivos se le adjudica al ingeniero Malek Ubeid, apodado como “Houssam”. Esa persona estuvo en Buenos Aires previo al atentado y abandonó el país luego del mismo.