Sociedad 25/07/2022 13:39hs

“Mi hijo se quiere tatuar la cara”: experiencias, consejos y todo lo que necesitás saber

Con la popularidad de la estética del trap, se promueven los dibujos en toda la cara, lo que ha fascinado a los adolescentes y adultos más jóvenes.

“Mi hijo se quiere tatuar la cara”: experiencias, consejos y todo lo que necesitás saber Las personas deben cumplir la mayoría de edad si quieren tatuarse sin necesidad de una autorización de padres o tutores
Las personas deben cumplir la mayoría de edad si quieren tatuarse sin necesidad de una autorización de padres o tutores
Adolescentes quieren tatuarse la cara tatuaje facial trap música.
Adolescentes quieren tatuarse la cara tatuaje facial trap música.
En diversos ámbitos laborales se permiten tatuajes en zonas que puedan ser cubiertas como la espalda, los brazos y las piernas
En diversos ámbitos laborales se permiten tatuajes en zonas que puedan ser cubiertas como la espalda, los brazos y las piernas
El trapero Duki es uno de los músicos que ostenta más tatuajes en su cara.
El trapero Duki es uno de los músicos que ostenta más tatuajes en su cara.
Maylén Riggio(26) se tatuó la cara en dos ocasiones, uno de sus trabajos fue hecho por Tomás Maggi.
Maylén Riggio(26) se tatuó la cara en dos ocasiones, uno de sus trabajos fue hecho por Tomás Maggi.
Al igual que el papel film que recubre un tatuaje, en el mercado del cuidado de la piel hay parches especiales que funcionan para mantener esterilizada la herida.
Al igual que el papel film que recubre un tatuaje, en el mercado del cuidado de la piel hay parches especiales que funcionan para mantener esterilizada la herida.

Tatuarse ya no es una cuestión de un “sí o no”, más bien de “dónde y cuándo”. Aunque no hay un relevamiento oficial, el arte corporal en Argentina goza de mucha aceptación en relación con otros países de la región. El paradigma que imperaba hace algunas décadas y lo asociaba con el ámbito criminal o carcelario es cosa del pasado.

Ahora bien, algunas áreas del cuerpo siguen más resguardadas que otras por múltiples factores: las manos, la cara y el cuello no solían ser opciones populares de los clientes al tatuarse.

Hoy en día, quizá como consecuencia del auge del trap y el hip hop del siglo XXI en el país, una estética que promueve los dibujos sobre las cejas, en las mejillas, detrás de la oreja o en el cuello ha fascinado a los más jóvenes, quienes suman la mayor cantidad de fanáticos de estos géneros musicales y se animan a tatuarse en la cara. ¿Qué hacer si mi hijo/a adolescente quiere esto?

La psicoanalista juvenil Ileana Fischer, profesora en la Fundación Buenos Aires y miembro de la AEAPG (Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados), señala que, si un adolescente comunica esa decisión, lo aconsejable para los padres es conversarlo en lugar de resistirse abiertamente.

Según la Ley 1897/2005 de CABA y la Ordenanza Nº 4527/20 de la Provincia de Buenos Aires, 18 años es la edad mínima legal para realizarse cambios corporales sin la autorización de padres, madres o tutores. Sin embargo, de acuerdo al Código Civil y Comercial, a partir de los 16 años, los individuos ya tienen una capacidad progresiva de decisión ante la ley para el cuidado de su propio cuerpo. De acuerdo con esto, a un adolescente "se lo considera un adulto para las decisiones sobre el cuidado de su propio cuerpo. Puede, por ejemplo, hacerse tatuajes o piercings, cirugías estéticas reparadoras, donar sangre".

“Lo primero es preguntarle por qué se quiere tatuar, qué quiere tatuarse, por qué en la cara, hay que poder conocer cuáles son los motivos por los cuales un adolescente quiere tatuarse —la cara o cualquier parte del cuerpo—. Es mejor saber cuál es el valor simbólico para que no sea un puro acto de impulso que quede como una marca indeleble en el cuerpo, que al hacerlo el tatuaje pueda transformarse en un pequeño relato que permita ubicar su responsabilidad subjetiva”, afirma la psicoanalista a Clarín.

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Una cruz, una lágrima, un corazón, una palabra o unas iniciales, los diseños elegidos por los más jóvenes suelen ser pequeños, en parte, por el tamaño del área.

Tomás Maggi es tatuador desde hace seis años, se lo conoce como Toto Tatuer (@tototatuer) y se especializa en tatuajes en estas tres zonas del cuerpo. Ha trabajado con personalidades como Dillom, Cazzu, Ca7riel, Tiago PZK y Cande Tinelli.

Para él, el auge del arte corporal en el rostro está ligado al éxito de la estética del trap. “La movida creció desde hace 4 años, mi trabajo empezó a hacerse más visible, personas tatuándose cuello, cara y cabeza”.

Fischer, por su parte, subraya que los tatuajes adquirieron una mayor preminencia en los adolescentes como un recurso para diferenciarse de los adultos, porque también “se diluyó la idea de la extravagancia y se convirtió en un recurso para apoderarse del propio cuerpo -casi como firmándolo- y darle una marca personal.

Además, el movimiento adolescente denuncia lo que está silenciado, se pregunta: ‘¿por qué no voy a trabajar si tengo un tatuaje la cara?, esto es un prejuicio del otro, no me inhabilita para la tarea’ y cuestiona lo que está instituido”.

Sin embargo, al interpelar las reglas establecidas, los miedos de las generaciones más adultas no son pocos. Maggi relata: “En el momento en que me hice el tatuaje en el cuello, traté de explicar [a su familia] que eso no cambiaba cómo me iba a ir en la vida, que podía ser exitoso. Mi vieja lloraba cuando le dije que iba a ser tatuador, pero ahora, hace poco, la tatué”.

Griselda Aranda (@griseldatatuadora), tatuadora desde hace más de 20 años, ha visto varias modas ir y venir y sostiene que la mayoría de los clientes que van a su estudio por un tatuaje o perforaciones en la cara tienen entre 18 y 25 años. La artista atribuye la tendencia no solo a la popularidad de los exponentes del género urbano, sino a su audacia para desafiar las convenciones.

“Creo que tiene que ver con un tema de pertenencia y también que los chicos ven que el arte en la piel está más aceptado y las personas que son líderes están aceptadas públicamente, ellos son admirados y sus tatuajes también, entonces dicen: ‘mirá lo que se hizo, que bueno que le queda, lo quiero’”.

 

¿No van a conseguir trabajo con un tattoo en la cara?


Uno de los primeros argumentos para persuadir a quien quiere realizarse un tatuaje en la cara tiene que ver con algún impedimento que exista para insertarse laboralmente y que la persona se arrepienta de su decisión.

El anestesiólogo Alejandro Cueva, experto en remoción de tatuajes y director de Tattoo Removal (@tattooremovalok), afirma a este medio que, desde hace un año, ha habido un incremento del 20% en el número de consultas para eliminar tatuajes en el centro médico.

“Antes siempre atendíamos a clientes que iban a las fuerzas policiales —dice—, pero ahora estamos viendo más jóvenes de 18 a 20 años que en su mayoría están tatuados en el rostro, las manos y el cuello. Lo que dicen los pacientes es que han tenido problemas de inserción laboral. En muchos trabajos te permiten tener lo que quieras, pero hasta el puño de la camisa”.

Sin embargo, frente a los trabajos convencionales de oficina o de atención al público, el tatuaje facial también aboga por una lógica que apunte a otras labores. “Las personas que atendí, cuando se tatúan la cara, por lo general ya saben que eso las puede condicionar —cuenta el tatuador— si te estás pensando tatuar la cara no vas a tener ganas de ir a buscar un laburo donde eso no esté permitido y tenés otros recursos porque no te interesa trabajar en algo así”.

“Cuando le tatué la cara a Dillom, él tenía 18 o 19, solo tenía tres canciones en ese momento, y fue como un símbolo para él porque dijo: ‘Me tatúo la cara’ y a él le funcionó como motivación, él ya sabía que quería dedicarse a la música y después del tatuaje fue como: 'Ya está, tenés que darle para adelante si creés en ese proyecto'”, dice Maggi.

Para Maylén Riggio (26), tomar la decisión de tatuarse la cara fue algo progresivo. En diálogo con Clarín, esta emprendedora de modas y estudiante de la Universidad Nacional de Las Artes recuerda la reacción de su familia cuando se realizó varios tatuajes.

“Los primeros [tatuajes] fueron en lugares no visibles: la pierna, la boca del estómago, de a poco como que fui soltando un poco, después me hice la manga. Por momentos me decían ‘no te tatúes tanto’ —cuenta Riggio—, más que nada por el miedo de ellos a que me arrepienta, tenían miedo de que el tatuarme fuera un impedimento, porque en su generación tienen incorporado que en su trabajo no se lo tenían permitido”. Según cuenta Riggio, en pocos trabajos de oficina a los que se postuló tuvo inconvenientes.

“Trabajé en venta de automóviles, por ejemplo, y no se me puso en tela de juicio (ya tenía dos tatuajes en la cara), pero supongo que, en ciertos ámbitos, eso pasa. Hay mucha gente que todavía tiene arraigada la idea de que para que considerarte exitoso/a vos tenés que cumplir con ciertas ideas de estética”.

De hecho, Riggio añade que “gente de mi edad me ha dicho ‘estás loca’, pero es un poco de tinta en la piel, no influye en nada. Yo aprendí a ser más fiel a mí misma, los veo como una decoración en mi cuerpo. Mientras la persona esté bien decidida a hacérselo, no creo que es algo que hay que hacerlo por moda”.

 

Tatuaje en la cara, el desafío de la perfección

 

Quienes tatúan explican que la cara es una de las zonas del cuerpo que requiere de mayor precisión al momento de diseñar y dibujar sobre la piel. Aranda, como tatuadora que se dedica a línea fina, sostiene que “tiene que quedar perfecto porque en la cara no tenés tanto espacio como en el cuerpo y además es como tu carta de presentación”. Ella no recomienda el estilo old school ?(de trazos gruesos) para estos diseños.

Maggi, que trabaja con el estilo minimalista de black work, coincide con su colega en que no es lo mejor escoger un tatuaje que tenga mucha información y detalla que el nivel de dificultad es mayor: “No tenés mucho margen de error, hacer una línea recta es más difícil que una calavera, por ejemplo, porque te equivocás y no tenés más posibilidad de corrección. No hay vuelta atrás”. Además, la gestualidad propia de la cara es otro aspecto determinante en la pericia de quien tatúa.

 

"Me quiero tatuar la cara": qué tener en cuenta

 

Si la decisión ya está tomada, los tatuadores enumeran varias recomendaciones para tatuarse la cara: en primer lugar, tener seguridad sobre el diseño que se desea, ver el trabajo realizado de varios tatuadores y observar cuál es el estilo que maneja cada cual.

Después, evaluar el estudio y que cumpla con todas las medidas sanitarias en la esterilización y cuidado de los equipos. Será preferible utilizar solo tinta negra para estos diseños y escuchar las sugerencias en cuanto a tamaño.

Una vez que el tatuaje está terminado, el cuidado debe ser prolijo. “Hay que mantenerlo limpio con jabón neutro, tener mucho cuidado con el roce, que siempre esté lo más limpio posible, mantenerlo hidratado con cremas y cubrir la zona de 10 a 15 días”, explica Maggi.

El uso de parches hipoalergénicos en la piel también es recomendable, pues aíslan el área, algunos son a prueba de agua y libres de látex, porque permiten que la piel “respire”.

En todo caso, si la persona se arrepiente y decide remover el diseño en su cara el director de Tattoo Removal señala que el área más cercana a los ojos es de las más delicadas.

“Tenemos que cuidar mucho como la zona periocular, si removés un tatuaje que está muy cerca, arriba o abajo de los párpados como una lágrima, eso nos obliga a utilizar protectores intraoculares, que son como un lente de contacto de acero que se les coloca a los pacientes para que, al trabajar sobre el párpado, el láser no llegue al globo ocular”.

Maggi concluye que "es el cuerpo de cada uno, yo no le veo diferencia a hacerte un relleno de labios que a tatuarse el cuello o la cara". Maylén Riggio, que fue tatuada por él, recomienda a los padres o madres que se sientan confundidos por la decisión de sus hijos/as "que solo se preocupen de que esa persona sea buena persona, después cómo elijan verse, decorarse la cara o el cuerpo, no deberían preocuparse".

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