Cinco policías bonaerenses fueron detenidos en la noche del domingo por el crimen de Daiana Abregú, la joven que apareció muerta en una comisaría de la ciudad de Laprida, luego de que la segunda autopsia descartara que se haya suicidado.
Fuentes policiales confirmaron a NA que el fiscal de la causa, José Ignacio Calonje, pidió la captura de los efectivos Vanesa Soledad Nuñez, Juliana Zelaya, Adrián Osvaldo Nuñez, Pamela Di Bin y Leandro Fhur, y la solicitud fue avalada por el Juzgado de Garantías N° 1 de Olavarría.
La medida se tomó luego de que la calificación legal pasara de “averiguación de causales de muerte” a “homicidio doblemente agravado por su comisión con alevosía y por tratarse de miembros de la Fuerza de seguridad policial, en abuso de sus funciones”.
La familia pedía también estas detenciones, las cuales se llevaron a cabo este domingo por la noche por personal de Policía Federal. Los uniformados se presentaron en los domicilios de los cinco acusados y además de trasladarlos a la seccional, les incautaron los teléfonos celulares.
En la investigación, la segunda autopsia -pedida por la Comisión Provincial de la Memoria (CPM)- mostró que Abregú, de 26 años, no tenía lesiones externas ni internas en la zona del cuello, las cuales podrían ser compatibles con un suicidio, y sí murió por maniobras de asfixia de un tercero o varios.
Esa determinación fue fundamental para cambiar la carátula del caso y proceder con la detención de los cinco policías bonaerenses.
La CPM interviene en la causa como Particular Damnificado Institucional en su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura.
La joven fue encontrada sin vida el pasado 5 de junio en la celda de la comisaría, tras haber sido detenida por una contravención menor de “alteración del orden público”.
Según informó la CPM en un comunicado, la primera autopsia se realizó sin aplicar el protocolo de Minnesota y por lo tanto sin respetar los estándares internacionales mínimos de investigación en casos de muerte bajo custodia estatal, tampoco se realizaron radiografías, fotografías completas ni filmaciones, conforme lo establecen los protocolos vigentes, y además no se completaron extracciones de piel que podrían dilucidar el origen de algunas lesiones que se observaban ya en ese momento.
Del resultado de esa autopsia, en la que participó una única perita, se desprendía que Daiana había muerto por un paro cardíaco por asfixia mecánica.
“A pesar de las enormes irregularidades de la primera autopsia, y de estar al frente de una unidad especializada en delitos de violencia institucional, el fiscal Ignacio Calonje defendió el primer estudio, incompleto y deficiente, oponiéndose durante semanas a la realización de esta nueva autopsia”, indicó el organismo provincial.
La segunda autopsia fue realizada, siguiendo el protocolo de Minnesota, en la Asesoría Pericial de La Plata y con un cuerpo de peritos médicos forenses integrado por María Andrea Noms, Rubén Neme y Claudia Becerra y el perito de parte de la CPM, Mariano Salgado.
Tras obtener esos nuevos resultados, el organismo señaló que junto a otras pruebas que constan en el expediente “obligan a profundizar la hipótesis del homicidio y la responsabilidad de los funcionarios policiales, que fraguaron la escena de la muerte”.
El hecho ocurrió el pasado 5 de junio, cuando Abregú, que era madre de un niño de 9 años, apareció muerta en la celda de la comisaría de Laprida, tras haber quedado detenida por una presunta contravención.
Según la versión policial, la joven se habría ahorcado con una campera alrededor de las 15:00 de ese día. La madre de la joven, María Laura Abregú, contó a la prensa local que la Policía le comunicó que su hija había sido detenida por una pelea con otra joven, aunque la versión oficial habla de “una contravención”, y sostuvo desde el principio de la causa que no cree que su hija haya podido quitarse la vida, porque tenía un hijo.