Paraje Los Repollos, 20 kilómetros al norte de El Bolsón. Ruta Nacional 40. La calma volvió a detonarse en el paraíso andino y un nuevo ataque de la Resistencia Ancestral Mapuche terminó con personas hospitalizadas. Fue en el camping Kumelén, uno de los más utilizados por mochileros y acampantes durante el verano. Su cuidador, Pablo Conti, terminó en el quirófano con el 20% de su cuerpo quemado. También fue baleado un perro y de milagro no estalló una garrafa encendida que los atacantes arrojaron contra un auto.
Los atacantes de la organización mapuche dejaron un mensaje en el que se adjudican el atentado reclamando las tierras que consideran ancestrales.
En el panfleto que dejaron en el lugar, los integrantes de la RAM expresan que realizan este tipo de acciones “por la reconstrucción nacional mapuche y por la libertad de los presos políticos”.
El mensaje también apunta contra “el capitalismo winca (blanco), la industria turística que usurpa la cordillera, las plantaciones de pino, las petroleras y las mineras”.
Este violento episodio se suma a una larga lista de ataques, que había tenido su capítulo más reciente el pasado 20 de junio, cuando un grupo radicalizado incendió el local donde funcionaba la oficina de Bosques de la provincia de Chubut. Allí también dejaron panfletos similares de la RAM adjudicándose el hecho.
“A la 1 y media de la mañana estábamos durmiendo con mi señora, rompieron la puerta de entrada de la cabaña de troncos y vidrios, no pudieron entrar. Entonces, rompieron la de la cocina y por ahí entraron. Subieron a mi habitación y me apuntaron con unos revólveres y tenían bidones de nafta”, narró la víctima en Radio 3 Cadena Patagonia.
Y continuó: “Me hicieron bajar, decían que les de plata. Les di algo de plata que tenía en la billetera y cuando se estaban yendo, empezaron a rociar toda la casa con nafta y con un encendedor prendieron fuego”.
“Me rociaron a mí también en toda la parte izquierda y me prendí fuego y me apagué con la vertiente, con el piso que tenía ahí. Estaba en calzoncillos, sin medias, sin zapatos y estaba todo lleno de vidrios. Cuando se iban, rompieron el vidrio de la camioneta, tiraron nafta a la camioneta, prendieron fuego la camioneta y después rompieron las garrafas, prendieron fuego las garrafas y explotaron”, siguió el crudo relato.
Conti contó que los atacantes “solo pedían plata, decían: ‘Te mato, te mato’, tiraron tiros al aire. Encontraron las vainitas de los plomos porque uno pegó contra la salamandra. Por el ruido que hizo fue un calibre 22”.
Según pudo confirmar Clarín, agentes del gabinete de criminalística de la policía hallaron dos casquillos de bala en el lugar.
Quebrado hasta las lágrimas
Conti relató la situación en la radio y, en un momento de la charla, la voz se le fue y aparecieron las lágrimas, cuando rememoró su imagen prendido fuego y luchando por apagarse rodando por el piso.
“Estoy quemado, (las heridas) no son profundas, pero las quemaduras contraen muchas infecciones y bacterias y hay que curarlas. Calculo que me harán un raspaje en quirófano, porque me tienen que anestesiar. Calculo que me van a dar de alta mañana”, relató desde el hospital.
Entre lágrimas, dijo: “A reponerme de la imagen que tengo que me prendo fuego, que es terrible, que es terrible… mi señora que estaba ahí, los perros…”.
Y siguió, conmovido. “Una situación de impotencia terrible. No mataron a ningún perro. Había uno que estaba herido, pero no sabemos si se mordieron entre ellos cuando fue todo el lío, del descontrol que había en la casa”.
“Yo escuché dos disparos y la policía encontró los dos plomos. Si le pegó al perro, entró y salió. En cuanto me atienda el cirujano, agarro los perros y con mi señora nos volvemos, para ver cómo vamos a hacer y dónde seguimos. Me fui de un lugar donde no estaba seguro y me vine a otro menos seguro”, relató.
Luego dijo que el papel de reivindicación de la RAM apareció cerca de la Ruta (49) como una bolsa, “con cuatro piedras para que no se vuele y lo dejaron apoyado ahí”.
Conti explicó que él es de Capital y que fue a ese lugar remoto en busca de “un poco de tranquilidad”. “Allá (por Buenos Aires) está muy complicado todo. Acá no trabajo, no hago nada, estoy ahí con mi señora, con los perros, tomando mate. Vengo al pueblo una vez por semana, calculo que es para imponer miedo. No conozco a nadie. Vivo hace un año y medio, pero vengo hace 15 años”, explicó.
Luego, definió: “Me comí yo el hecho, pero no creo que haya sido para mí, debe ser para alguien al que le están reclamando tierras”.
Su señora tiene quemaduras en las manos por intentar apagar algunas cosas que se prendieron fuego, pero nada grave: “Está sola ahora allá con una gente conocida. La policía nos dijo que no tiene personal, no tienen móviles”, se quejó.
“A mí me quisieron matar, es un intento de asesinato, una persona que te tira nafta encima y prende fuego: me quiso matar. Creo que debería intervenir por lo menos Gendarmería”, pidió la víctima.