El Salario Básico Universal destruye la cultura del trabajo
Depender del Estado mediante un SBU es una embestida perpetua a la cultura del trabajo y una contribución al aumento de la pobreza en la Argentina. - Por Juan Pablo Chiesa
El Salario Básico Universal surge en el marco de una crisis política derivada en un trance económico e institucional sin precedentes. Esta medida no solo provocaría más emisión e inflación y más estrés financiero, sino que estanca y destruye el crecimiento y el empleo. Las consecuencias potenciales negativas que tendría la introducción de un Salario Básico Universal (SBU) en el mercado laboral y en el mundo del trabajo serían catastróficas.
La argumentación de este tipo de arreglo institucional basado en una salida equitativa y necesaria no es nada mas y nada menos que pretender calmar el hervor social ante la falta de políticas públicas de empleo e incentivos a la producción, que nos llevaron a pensar en políticas que terminarían con la destrucción total del empleo en nuestro país.
Los daños más frecuentes que va a ocasionar este SBU se los puede mencionar como:
- Incentiva la pereza y el parasitismo
- El tiempo libre desmesurado aumenta la ignorancia
- Se siguen perdiendo virtudes el empleo asalariado
- Destruye el empleo asalariado porque muchos no quieren realizarlo para no perderse este SBU
- Aleja a la sociedad de la interacción, valores y de la cultura del trabajo.
El hecho de que un individuo no dependa del mercado laboral sino de la caja boba del Estado lo aleja de un entorno de interacción social y de subsistencia de la raza humana. El SBU es una trampa para mantener a un sector en situación de pobreza eterna y desempleo perpetuo, donde su dependencia estatal lo transforma en un elemento electoral preciado.
El tiempo ocioso y la mala optimización de este lleva a un retraso cognitivo de las facultades de los seres humanos, donde el exceso de tiempo libre sin estar inserto en algún proceso productivo es perjudicial para la vida humana.
El SBU ocasionará un alejamiento de valores que toda sociedad de trabajo tiene y es por lejos, una política de inclusión social. Todo lo contrario: el trabajo remunerado es la única política de inclusión social que busca la equidad y la integridad, dándole a los ciudadanos dignidad y acceso a las condiciones mínimas de salud, educación y trabajo. Nunca este SBU puede ser visto como un mecanismo de distribución de recursos y de reforzar la seguridad economía y la autonomía de las personas. Absolutamente todo lo contrario, y les diré por qué.
Primero, no hay libertad en las personas ni mucho menos autonomía cuando dependés de la caja del Estado, máxime el Estado Argentino, administraciones con altos niveles de déficit fiscal sin recursos para hacerle frente a semejante instituto. Lo único que da libertad a las personas es trabajar de manera independiente mediante la educación suficiente y capacitación necesaria, o en menor medida, bajo la dependencia de otra persona, pactando entre ellas las relaciones y las condiciones laborales donde ambas partes se vean enriquecidas.
La posibilidad de elegir los empleos y las formas de trabajar, no te la da el tiempo libre mientras el Estado te mantiene. Te la da la educación primaria, secundaria, universitaria y la constante capacitación que te hace rico en capital humano, y esta riqueza te da la posibilidad de elegir cuales serán tus fuentes de ingresos sin depender de nadie.
El poder elegir y decidir dónde situás tu capacidad física o intelectual en algún proceso productivo no depende del Estado o de un Gobierno, sino depende del mérito, del talento, de las aptitudes y de las exigencias de la naturaleza humana y de una sociedad que esté decidida a encauzarse en el sendero del desarrollo y el trabajo.
El Estado ha elegido el camino del asistencialismo y de generar pobreza emitiendo billetes para que la pobreza crezca y el trabajo se destruya. Es claro que este gobierno no entiende de políticas públicas de empleo y utiliza como un mecanismo de represión salarial y de enfatizar el ajuste sobre el conjunto de los trabajadores, provocando un deterioro social pérdida del poder adquisitivo y el derrumbe de la estructura salarial y el mercado de trabajo
Depender de un Estado, mediante un SBU es una embestida perpetua a la cultura del trabajo y al aumento de la pobreza en la Argentina.
*Juan Pablo Chiesa es abogado especializado en Empleo y Políticas Públicas, escritor, docente y Presidente de Aptitud Renovadora.