Este martes comenzó en los tribunales de la localidad bonaerense de San Isidro el tercer juicio por el asesinato de María Marta García Belsunce hace casi 20 años en el country El Camel de la localidad de Pilar. El principal acusado es Nicolás Pachelo, vecino de la mujer y quien habría asesinado de seis tiros a García Belsunce, de acuerdo a la fiscalía.
El fiscal adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, no escatimó en palabras para describir a Nicolás Pachelo al dar los lineamientos iniciales de la acusación. “Esta acusación pública va a probar de manera incontrastable e irrefutable que Nicolás Pachelo es el responsable del crimen de María Marta García Belsunce. Es un criminal de raza vinculado al mundo del delito desde la adolescencia. Es un psicópata, narcisista, ludópata empedernido, capaz de matar y mucho más”, señaló Ferrari.
Además, el fiscal Federico González se dedicó a enumerar la serie de robos y hurtos por los que Pachelo y otros dos acusados serán juzgados. De acuerdo a González y a las pruebas que logró acumular, entre 2000 y 2018 Nicolás Pachelo tenía una “empresa criminal” dedicada al robo de viviendas.
Más información sobre la acusación de los fiscales
Según el fiscal, Nicolás Pachelo “sustrajo una caja metálica de seguridad, correspondiente a la actividad solidaria de la víctima”. La fiscalía cree que ella lo sorprendió y entonces él “la golpeó y efectuó un disparo en la cabeza y luego otros 5 en su cráneo, quería robar y lograr impunidad”.
“Pachelo robó todas las casas de viviendas lindantes a la casa de María Marta”, señalaron. Además, desde la fiscalía remarcaron que odiaba a la mujer porque “ella había pedido que sea expulsado del barrio” y que era “usuario de un arma de fuego de igual característica al arma utilizada en el crimen”.
A su vez, en declaraciones a la prensa, el abogado Gustavo Hechem, que representa al absuelto viudo en este tercer juicio, Carlos Carrascosa, le dijo a la prensa que sin “ninguna duda” Pachelo fue el asesino. Para Hechem, la principal prueba radica en que aquel 27 de octubre de 2002 el exvecino estuvo “a diez metros de la víctima, a diez metros del lugar del hecho, sin ningún tipo de justificación”.
