Ofrece tours en bodegas de Mendoza y no puede pasar precios por la crisis: ”Pierdo clientes”

Hugo Laricchia, operador turístico, protagonizó un tuit viral que retrató las dificultades que sufre el sector ante los saltos permanentes de la economía. “Lo más difícil es explicarle a un extranjero cómo funciona la Argentina”, le dijo a TN.
”Puedo dar un precio en dólares, euros, reales, pesos chilenos o bolivianos, pero en argentinos no”, remarcó.
"Puedo dar un precio en dólares, euros, reales, pesos chilenos o bolivianos, pero en argentinos no", remarcó.

No es novedad: la Argentina de la inestabilidad, con alta inflación y la creciente tensión sobre el dólar provoca, entre otras cosas, que haya una remarcación de precios en pesos permanentes como mecanismo de cobertura. Proyectar suele ser una aventura compleja en cualquier rubro. En cuanto al turístico, un comentario viral en las redes sociales retrató el problema que enfrentan los operadores para presupuestar servicios a dos o tres meses.

“Un brasilero quiere que le pase presupuesto ‘en pesos’ para diez personas. Cuatro días de bodegas con transporte, visitas y almuerzos incluidos a fines de septiembre”, tuiteó, junto a varios emojis de risa, Hugo Laricchia, que ofrece tours privados por bodegas de Mendoza.

El operador señala que el enoturismo es una actividad que se desarrolla “en efectivo y en dólares”, y que, por lo tanto, resulta imposible “dar un precio en pesos de acá a septiembre”.

“Te puedo dar un precio en dólares, euros, reales, pesos chilenos o bolivianos, pero en argentinos no. ‘Ustedes se manejan en pesos y quiero pagar en pesos’, me decía. Como obviamente no puedo saber cuánto va a valer nuestra moneda en dos meses, le dije que no y perdí al cliente. A veces pasa”, le cuenta a TN.

    

“Lo más difícil es explicarle a un extranjero cómo funciona la Argentina”

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“En el caso nuestro, que no manejamos un volumen grande y nos relacionamos directamente con clientes particulares, se nos complica tener que explicarle al turista extranjero cómo funciona la Argentina”, señala Laricchia.

El operador menciona que sus clientes son, en su mayoría, “gente de 50, 60 y 70 años, principalmente americanos, a quienes tenés que explicarles que un producto que hoy vale 250 pesos, a él le va a salir dos dólares en el resumen de su tarjeta de crédito, pero que si lo paga en efectivo, le sale la mitad: un dólar”.

Laricchia sostiene que la existencia de dos cotizaciones, el oficial y el blue, compone una cadena de detalles que suele tomar desprevenidos a los turistas extranjeros. “Una vez que ya saben que pagar en efectivo les sale la mitad que hacerlo con tarjeta, tenés que explicarles que traigan billetes de 100, porque uno de 100 vale más que cinco de 20″, describe. Y amplía: “Si vas a una cueva acá en Mendoza y vendés uno de 100, te dan 255 pesos. Si entregás cinco de 20, te dan 220″.

En ese sentido, señala: “Después le tenés que explicar que vale más un billete de cabeza grande que uno de cabeza chica, unos 10 pesos de diferencia”. Y además, la inexorable visita a una cueva: “Algunos se lo toman a risa, pero a la mayoría le da miedo. No es algo normal para alguien que viene de afuera”.

Laricchia repara además en que los americanos “suelen manejarse con PayPal” y en la Argentina “tienen que andar con los bolsillos cargados de billetes porque no les conviene usar la tarjeta”.

El operador apunta que otro de los inconvenientes se produce en las transferencias de dinero: muchos turistas piden un presupuesto en pesos y quieren enviar su equivalente en dólares en el momento. “Si yo vendo un servicio que sale 250 mil pesos, el turista no me puede transferir 1000 dólares, porque cuando yo voy al banco a mí me dan 130 mil pesos”, ejemplifica.

En tiempos en que las cuotas sin interés desaparecieron por completo, las agencias más grandes dedicadas al turismo internacional suelen adoptar la siguiente operatoria para la venta de servicios en la Argentina: al cliente que contrata una estadía en un hotel -por ejemplo- le fijan una cotización en dólares que se paga al tipo de cambio oficial del día de llegada. “Para mí también es igual. Tengo que esperar que el turista venga con la plata en el bolsillo. No puedo cobrarle antes”, se lamenta Laricchia.

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