Opinión 06/07/2022 23:17hs

Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad?

Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad? Más allá de viajar y hacer la plancha, el Intendente, ¿algún día pensará en solucionar los problemas que tiene la ciudad?

Hace varias semanas que lo único destacable que tiene la página oficial del municipio son algunas notas en las que se lo ve al señor intendente con mochilita y gorrita, cual boy scout prolijo, mirando con cariño distintos sembrados y prestando atención junto a su secretaría y la responsable de Medio Ambiente de algunas áreas de la ciudad de Schwabach, Alemania, enfatizando que su intención es hermanar lo que ya hermanó hace 4 años el ex intendente Palacio, tal como lo sabe toda la comunidad y que el jefe comunal actual caprichosamente quiere atribuirse.

Estos hechos de los que hablamos ocurrieron en Alemania, a 14.000 kilómetros de Coronel Suárez, y mientras nuestra delegación disfrutaba y conocía, se sucedieron hechos que marcan la absoluta decadencia de un gobierno local al que los vecinos han dejado de interesarle.

Mientras Ricardo Moccero firmaba el mismo libro de Oro que hace cuatro años firmó Roberto Palacio, el distrito que debería gobernar se sigue transformando, empieza a conurbanizarse.

Todo está bastante mal: la circulación en las calles se hace dificultosa por diversas razones: primero y principal, las calles de tierra son un muestrario de baches, pozos, canaletas, y por si fuera poco lomos de burro de tierra que de noche no se ven y resultan imposible de marcar.

Pero a estos hechos se le suma que ahora los municipales están en huelga, a quienes el intendente Moccero viene ninguneando desde hace dos largos meses, y ellos prenden cubiertas y cortan calles, cambiando dramáticamente las formas y el estilo de vida de los suarenses. Igual que en Capital y Gran Buenos Aires.

Esto se enmarca en otra realidad y es que la ciudad está bombardeada; pérdidas de agua por doquier y por largos meses, con lo cual se pierden con seguridad millones de litros de agua mientras Moccero nos quiere venir a enseñar lo lindo que se trabaja en el medio ambiente de Alemania en lugar de buscar soluciones en su distrito. 

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Pero además se hacen obras ‘bobas’ para engañar a los ilusos que creen que este municipio trabaja: bicisendas para todos lados menos para arriba, obras peatonales que hace varias semanas que no avanzan, espacios para hermosear la senda de la salud. No se evalúa nada: se piensan gastar millones y millones en una Terminal innecesaria mientras en verano muchos barrios se quedan sin agua.

También desbordan tarros de basuras y puntos limpios, mientras el municipio contrata empresas foráneas, gastando varios millones en ello en lugar de buscar una urgente solución a los paupérrimos salarios de los empleados municipales. Y después nos quieren hacer creer que les importan los vecinos…

Es cierto que hay empleados que hacen poco y nada, y que no se pueden despedir porque el partido que Moccero apoya ha convertido al empleo público en un cáncer imposible de desterrar. Pero ojo, está lleno de municipales que trabajan y mucho, que se ponen la camiseta, que brindan servicios esenciales para todos con capacidad y compromiso. Nunca es bueno generalizar.

¿Qué pasa con el Hospital? El jefe comunal ¿evalúa empezar a brindar soluciones a las muy malas condiciones edilicias, a las tremendas deficiencias operativas a veces teñida de desprecio hacia los pacientes, a la desatención y falta de soluciones que sufren los vecinos por la escasez de personal, por la falta de médicos?

Sería bueno que comiencen con una tarea de limpieza en todo el nosocomio, las paredes, puertas y ventanas parece ser la Facultad de Sociología antes de una elección del Centro de Estudiantes: llenos de carteles, convocatorias a asambleas, reclamos salariales que no permiten ver la información importante y necesaria.

Y mientras tanto, en la noche suarense pasa de todo: venta y consumo de drogas, peleas feroces que pronto pueden terminar con algún muerto, picadas tremendas sobre la ruta 85, en el ´’estrellato’ y no solo de noche, corridas, vandalismo, hurtos, bochinches varios. 

Eso sí, nunca nadie es castigado; las cámaras de (in)seguridad o no andan o no las usan: de hecho, nunca se supo quien rompió la estatua de Juan Carlos Harriott (al pasar, ¿pensarán terminarla algún día?) ni quienes se pelearon este fin de semana en la plaza San Martín, una pelea salvaje y sanguinaria en un lugar más céntrico imposible.

La verdad es que cada día más nos parecemos al Conurbano, vamos caminando de a pequeños pasos a una realidad que veíamos lejana y que la inacción, la inoperancia y el desinterés de 70 funcionarios políticos van consiguiendo para mal de todos quienes vivimos en este distrito, que inclusive tiene localidades más abandonadas que la Villa Azul de Quilmes.

Pero parece que están de joda, nadie se hace cargo, nadie soluciona nada mientras nos hablan de un futuro en el que la basura servirá para darle gas a las viviendas mientras no pueden ni siquiera vaciar los tachos de basura. Sean serios. Gobiernen.  Basta de relatos.

Hechos, no palabras.

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