Después de una intensa búsqueda que llevó casi diez días, un niño de ocho años fue encontrado en el interior de una alcantarilla. La Policía de Oldenburg, una ciudad de 170.000 habitantes en el noroeste de Alemania, lo tuiteó con grandes signos de exclamación: “¡Joe está vivo!”.
Los investigadores consideraron como pista más fiable que hubiera sido víctima de un secuestro. Sin embargo, el pequeño, que tiene problemas de aprendizaje, sobrevivió ocho días metido en un sistema de desagüe a 300 metros de su casa, mientras voluntarios y efectivos intentaban dar con su paradero.
Joe había sido visto por última vez el 17 de junio mientras jugaba en el jardín de su hogar y con el correr de las semanas ya se creía lo peor. “Ha sido una suerte absoluta”, comentó Steffan Klatte, el portavoz policial de Oldenburg.
Finalmente, el sábado, un vecino que caminaba por el lugar dio la voz de alarma al escuchar “un ruido débil como de lloriqueo” que venía del pozo. Al levantar la tapa, los agentes encontraron al niño completamente desnudo.
No tenía lesiones externas graves, pero estaba deshidratado y padecía hipotermia, por lo que fue trasladado con urgencia a un hospital.
Estiman que el menor se metió al pozo y "perdió la orientación después de caminar varios metros”, por lo que hasta el momento se descartó la participación de terceros.
Un día después del hallazgo, la policía rastreó los túneles con un robot y las cámaras encontraron varias prendas de vestir en una tubería de unos 60 centímetros de diámetro que discurre bajo una de las calles del barrio donde reside con sus padres. También la tecnología tropezó con un chaleco del menor a 70 metros del punto de entrada.
