El jurado de Enjuiciamiento resolvió destituir a la fiscal Anticorrupción y procuradora adjunta de la provincia de Entre Ríos, Cecilia Goyeneche, por no haberse apartado de una investigación sobre "contratos truchos en la legislatura", pese a tener vínculos muy cercanos con uno de los imputados.
Hubo cinco votos para destituir a Goyeneche, mientras que solo dos integrantes del Jury votaron para que continúe en su cargo.
Se trata de un antecedente peligroso, denunciaron desde la oposición, ya que la fiscal Goyeneche fue quien impulsó la causa para que lo condenen al exgobernador Sergio Urribarri.
Los votos que ?permitieron la destitución los aportaron el senador provincial del PJ, Armando Gay; el abogado Gonzalo García; la jueza Gisella Schumacher -pareja del presidente de la Cámara de Diputados provincial del PJ Ángel Giano-; el juez del Tribunal Supremo de Justicia Daniel Carubia -nombrado en 1988 por Jorge Busti- y el vocal del Tribunal Superior de Justicia Juan Smaldone.
A favor de Goyeneche votaron el diputado provincial del Frente Justicialista Creer Gustavo Zavallo y la abogada y presidenta del Jury Verónica Mulone.
A Goyeneche la habían enjuiciado luego de las denuncias de tres abogados particulares, Carlos Reggiardo (quien fue defensor del ex vicegobernador Domingo Daniel Rossi), Rubén Pagliotto y Guillermo Mulet. Los abogados la denunciaron por no haberse apartado de una de las causas de corrupción que más impacto generó en Entre Ríos conocida como “causa de los contratos truchos” de la Legislatura.
Durante la investigación, los fiscales Patricia Yedro e Ignacio Aramberry, con la coordinación de Goyeneche, llegaron hasta el contador Pedro Opromolla, quien era amigo del marido de Goyeneche y con quien la propia procuradora compartió dos propiedades que compraron de pozo. Los investigadores indagaron, imputaron y pidieron 6 años de prisión para Opromolla. Pero pese a eso igual denunciaron a Goyeneche ante el Jurado de Enjuiciamiento provincial.
Uno de los néxos entre Goyeneche y el contador quedó a la luz cuando ordenaron embargar los bienes del acusado. Uno de los departamentos que intentaron inmovilizar era de Goyeneche.La fiscal sostuvo que en ese momento ya no compartía la propiedad porque ya había comprado la otra parte.
La fiscal, al final, se apartó del caso luego de que se revelara esos nexos. Cuando le tocó defenderse en el jury dijo que nunca habpia tenido trato directo con el acusado porque el vínculo era con su marido.
El caso de los contratos trucho en la Legislatura que ella investigaba detectó maniobras fraudulentas por unos 50 millones de dólares e involucraban a todos los partidos políticos de la provincia.
Las denuncias contra Goyeneche que ahora terminaron en su destitución generaron todo tipo de suspicacias. Las presentaciones se dieron después de que se pidiera la elevación a juicio de la causa, y avanzaron justo mientras Goyeneche conducía la acusación del megajuicio por corrupción que terminó con el ex gobernador y embajador de Israel Sergio Urribarri condenado a 8 años de prisión.
La fiscal ya sabía que la iban a destituir. En varias entrevistas admitió que la iban a "echar" y apuntaba a maniobras políticas.
Cómo sigue el caso
Con la destitución, el panorama de Goyeneche queda complicado. El reglamento del Jurado de Enjuiciamiento no prevé que pueda apelar, en otros casos se admitió que quien fue desplazado presente un recurso de inconstitucionalidad ante el Superior Tribunal de la provincia.
Cuando sea notificada, la fiscal tendrá ocho días hábiles para hacer la presentación. En el caso de que el Superior Tribunal rechace el planteo, Goyeneche podrá interponer un recurso extraordinario para llegar a la Corte nacional.
La carta de Urribarri
Luego de que se conociera el caso, Sergio Urribarri publicó una extensa carta en su cuenta de Facebook, en el que apuntó contra Goyeneche, a la que acusó de presuntos ataques sistemáticos. El texto completo es el siguiente:
Desde hace meses y particularmente en las últimas semanas, he sido blanco de los ataques sistemáticos de Cecilia Goyeneche, quien se ha paseado por medios de comunicación de todo el país diciendo mentiras y falacias para intentar tapar la realidad.
En noviembre de 2021 fue la primera y única vez que salí públicamente a aclarar que no tengo ninguna relación ni injerencia en el jury que se lleva adelante en Entre Ríos contra la Dra. Goyeneche, procuradora adjunta de la provincia.
Pensé que sería la última vez, pero aquí estoy, realmente a disgusto, volviendo a referirme al tema.
En aquella oportunidad, fue a raíz de una nota publicada en La Nación. El periodista Hernán Capiello daba cuenta del comienzo de este proceso contra la funcionaria judicial con el descabellado título: “El peronismo avanza contra la Justicia en Entre Ríos para proteger a Urribarri”.
En el texto se “informaba” que Goyeneche coordinaba la acusación en mi contra en el juicio oral y público que se había iniciado dos meses antes y estaba en pleno desarrollo y que yo quería “sacarla del medio y debilitar el juicio”.
En Entre Ríos todos conocen perfectamente las razones objetivas por las cuales el Jurado de Enjuiciamiento resolvió abrirle un jury a la Dra. Goyeneche a fin de revisar su accionar como funcionaria judicial.
Se procedió a analizar si efectivamente tenía vínculo personal y comercial con un imputado en una investigación que ella encabezaba y si ese vínculo puso en jaque su objetividad. Además, se le ha cuestionado su comportamiento respecto a un testigo, su decisión de no investigar determinados hechos vinculados a esa causa, el haber mentido descaradamente durante una audiencia, etcétera, etcétera, etcétera.
Hay que recordar también que es a partir de ese vínculo que la Dra. Goyeneche, casi en un paso de comedia, termina autoembargada en la causa que dirigía. Sí, autoembargada por un inmueble que compartía con ese imputado (finalmente terminaron siendo no uno sino dos inmuebles los que tenía en condominio). Nunca visto. Su superior no pudo sostener más semejante papelón y terminó resolviendo el apartamiento. Hablemos de bochornos de proporciones.
Digo todo esto como para despejar el ruido que se ha generado intencionalmente, y ver con claridad de qué se trata en realidad todo esto.
Porque lo cierto es que en un intento de confundir a quienes no conocen esos hechos, la Dra. Goyeneche ha buscado permanentemente politizar la situación como forma de poder sortear la revisión de su accionar. Embarrar la cancha, como se dice vulgarmente. Y resulta ser que mi nombre le sirve de excusa para su rally mediático, claro que siempre dependiendo del interlocutor: en los medios nacionales me señala como el culpable de todo, pero no es tan así en los de la provincia, donde responde con evasivas porque todo el mundo sabe cómo son las cosas. (Casi que no la culpo; que yo me lleve la marca viene siendo una práctica común para varios referentes de la política y los medios).
Como ya he dicho hasta el cansancio, los denunciantes de la Dra. Goyeneche no son sino quienes me han denunciado a mí también. Y respecto del Jurado de Enjuiciamiento, con solo repasar su integración se puede ver a todas luces que no tengo ningún tipo de relación, influencia o injerencia. Esa es la única verdad.
Este solo dato sobre los denunciantes debería haber bastado para mostrar lo insólita que resulta la idea de que yo estoy detrás del jury contra Goyeneche. Es descabellado creer que yo puedo tener alguna influencia sobre estos abogados con los cuales, lógicamente, mantengo un enfrentamiento político ya de larga data que es de público conocimiento. Con el doctor Mulet, incluso, iré a juicio porque también me denunció por calumnias e injurias y no llegamos a un acuerdo en las instancias de mediación.
No alcanza nada que yo pueda hacer al respecto. Tampoco que Pagliotto y Mulet salgan por todas partes vociferando que a la denuncia la hicieron ellos y repitiendo los preocupantes motivos, que es dónde debería estar el foco de atención mediático, político y ciudadano.
Ahora bien, las expresiones de la Dra. Goyeneche demuestran cuán reñidos está con el funcionamiento de las instituciones. Se resiste a que los organismos pertinentes examinen su desempeño como funcionaria pública.
Entonces, politizan la justicia así como han judicializado la política. Las dos caras de la misma moneda. En lo personal, no me sorprende para nada.
No he visto a otros funcionarios judiciales adoptar semejante beligerancia cuando les tocó afrontar un proceso de jury. Se sentaron en el banquillo y se defendieron, como corresponde.
¿Será que las autoridades del Ministerio Público Fiscal entienden que a ellos no les caben las generales de la ley? ¿Creerán que tienen privilegios?
La respuesta podría ser que sí teniendo en cuenta la arbitrariedad y la prepotencia con las que han llevado adelante la persecución penal en los últimos años.
Y aquí yo debería ensayar alguna autocrítica. Pues fui quien impulsó la reforma del sistema procesal penal en el entendimiento de que ello se traduciría en un mejor servicio de justicia. Nunca pensé que sería utilizado con fines políticos.
Es un secreto a voces en la provincia la procedencia y los vínculos de la Dra. Goyeneche. Bueno sería que eso sea parte de la discusión pública así se pone blanco sobre negro y deja de erigirse como faro de moralidad e independencia.
En particular, la Dra. Goyeneche en su relato mediático teje una fábula en la que se presenta como víctima de supuestas relaciones entre diferentes actores.
¿En serio quiere hablar de relaciones la Dra. Goyeneche? Ok. Hablemos entonces.
Resulta que la Dra. Goyeneche está casada con un militante y dirigente del PRO, colaborador estrecho de Rogelio Frigerio, y se desempeñó como mano derecha de la ex viceintendenta de Paraná y presidenta del Concejo Deliberante, Josefina Etienot, durante la gestión de Cambiemos. De hecho, Goyeneche es amiga íntima de esta dirigente de la primera hora del PRO en la provincia, devenida ahora en jueza de familia (parece que los funcionarios judiciales provenientes de la política no son solo del peronismo).
¿Alguien va a decir algo de todo eso o mejor miramos para otro lado?
Y hablando de mirar para otro lado. Podríamos mencionar también el silencio ensordecedor de la ministra de Gobierno y Justicia de la provincia, quien pese a representar al Poder Ejecutivo -con todo lo que ello implica-, no ha expresado ni una sola palabra sobre semejantes ataques de la Dra. Goyeneche. Y no me vengan con la excusa de la no interferencia. Acá está en juego el funcionamiento de las instituciones.
En estos días hemos visto el alzamiento de los integrantes del Ministerio Público Fiscal, quienes en una actitud corporativa, se rebelan contra organismos constitucionales mediante comunicados, reportajes, fotos colectivas y manifestaciones con aplausos incluidos en la sala judicial, con el propósito de condicionar la resolución del tribunal. Y nadie dice ni mu. Todo muy normal.
Tengo claro que la doctora Goyeneche no está haciendo este despliegue en soledad, sino que es parte de una estrategia más amplia detrás de la cual hay desde importantes dirigentes de la oposición hasta dirigentes políticos émulos de Rasputín, QUE NO SON DE LA OPOSICIÓN, a los que les conviene, en combo, mi condena y la destitución de Goyeneche. Pero esa es otra historia sobre la que yo, por ahora, no tengo nada que decir.
Es hora de que se termine de una vez por todas este circo mediático. A sacarse las caretas y si quieren hacer política, háganlo como corresponde: vayan en una boleta. Quién dice que esto no sea el principio de aquello.