El duro relato del caso de una mujer mendocina que murió en una cárcel: "estaba sin ropa"
Florencia Morales tenía 39 años y 3 hijos. El 5 de abril de 2020, en medio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio fue detenida en San Luis y fue víctima de una serie de atrocidades. "Sufrió un delito de lesa humanidad en democracia", dijo su hermana.
Florencia Morales (39) era mendocina y murió el 5 de abril de 2020 en una cárcel de San Luis. Según el reporte oficial, la mujer había salido de su domicilio en búsqueda de comida y fue en ese momento cuando la detuvieron. En época del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), efectivos policiales dijeron que se había suicidado, pero luego fueron procesados como "coautores de los delitos de torturas agravadas por el resultado muerte". Tras la denuncia de paralización de la causa y un reciente nuevo avance, su familia dialogó con MDZ sobre el caso.
"Mi hermana sufrió un delito de lesa humanidad en democracia. No les gusta que diga el término, pero lo voy a seguir diciendo. Nosotros siempre dijimos que ella no se suicidó, que la habían matado. Pero el juez de instrucción siempre puso palos en la rueda y demoraba el proceso todo lo que pudiera. Lo mismo pasó con los peritos forense y en criminalística, que son gente muy estudiada que ha mentido en los informes", subrayó Celeste Morales, la hermana de Florencia.
Este jueves, a dos años y un mes de la muerte de esta mendocina, la Justicia de San Luis resolvió ampliar las indagatorias de Eugenia Arguello, Victoria Johana Torres, Marcos Ontivero y Reynaldo Clavero, los cuatro policías procesados en la causa. La decisión fue tomada por el Tribunal de Impugnaciones de la Segunda y Tercera Circunscripción Judicial y resolvió que el Juzgado que lleva adelante Jorge Pinto continúe con la investigación del fallecimiento de Morales bajo una perspectiva de género.
En tanto, también ordenó "una investigación exhaustiva de la conducta desplegada por el médico forense" que practicó la primera necropsia, con la finalidad de descubrir si le cabe la figura de "encubrimiento agravado".
"Esta decisión es un montón para nosotros, tanto que apenas me enteré me puse a llorar. Que se hayan agregado delitos está buenísimo, pero a la vez entendemos que es empezar de nuevo. Pasaron dos años y recién se dicta esto. Queremos que echen a los policías del cargo porque asesinaron a mi hermana y hasta el día de hoy siguen cobrando la mitad de sueldo", puntualizó la mujer.
Informes y verdades
Según el parte oficial, Florencia había violado la cuarentena obligatoria; se subió a su bicicleta, condujo en contramano y se dirigió a realizar unas compras en la localidad de Santa Rosa de Conlara, San Luis, donde ella vivía junto a sus tres hijos. Aunque su familia discrepa con esa versión, algo es cierto: esa fue la última vez que ellos la vieron con vida.
Efectivos de la Policía la detuvieron porque presentaba "resistencia a la autoridad" y la llevaron a una comisaría. Allí, una necropsia posterior determinó que murió 10 horas después por "asfixia mecánica". Esa fue la teoría que al inicio se difundió, en la cual se remarcaba que Morales se había suicidado. Sin embargo, el forense Gustavo Lafourcade Durán no había brindado detalles sobre el estado del cuerpo, por eso, el abogado Santiago Calderón Salomón solicitó una ampliación de la misma.
Bajo un segundo informe, el perito constató algunas lesiones en la muñeca y antebrazo izquierdo, y “escoriaciones debajo de las rótulas de las rodillas”. Pese a ese avance, aclaró que “fueron producidas en vida y no pudieron provocar la muerte”. Finalmente y en relación a la causal de muerte, explicó que pudo ser provocada por el cordón que hallaron en la escena, aunque también pudo ser consecuencia de “un golpe certero en la parte cervical”.
"Cuando vi el cuerpo de mi hermana, no tenía solo golpes, le habían tirado las venas del cuello. Ella había estado en una celda previamente orinada por uno de ellos y gritó durante horas para ir con sus hijos, a quienes tenía a cargo. Pero a nadie le importó. Su amiga se enteró de la detención y quiso verla, pero no la dejaron entrar. Yo llamé a la comisaría y pedí hablar con mi hermana, pero la oficial Torres me dijo que estaba declarando: mi hermana llevaba seis horas muerta", dijo Morales.
Y agregó: "La fuimos a buscar y no me la querían mostrar. La tenían en una heladera y me decían '¿Para qué la va a mirar?, le va a hacer mal'. Cuando la sacan, estaba sin ropa, envuelta como un chorizo. Le pedí la ropa y me dijeron que se la había llevado criminalística. Le insistí con la mochila que su amiga le había llevado con elementos, pero había desaparecido".
Los abogados querellantes y la familia de Florencia Magalí Morales afirman que se trató de un femicidio que tuvo partícipes necesarios: desde los policías que estuvieron en la comisaría al momento del hecho hasta los que ingresaron horas más tarde. Apuntan también contra el juez, los fiscales, el defensor oficial y el forense. "Todos se manejaron con impunidad hasta el mes pasado".
"El año pasado hicimos una manifestación en el juzgado y los abogados pidieron entrar y hablar, pero no los dejaron pasar. El mes pasado hablé con el ministro de Seguridad, pero porque yo tuve que ir a buscarlo e insistir, no porque él haya querido hablar conmigo. Es un pueblo y todos se conocen con todos. Por donde se mire, hay complicidad", apuntó Celeste Morales.
Paso del tiempo
En 2021, había pasado un año de la dudosa muerte de la mendocina y la causa se conducía hacia la impunidad. No había personas acusadas por la muerte y el juez de instrucción había imputado a los cuatro policías pero solo por "incumplimiento de los deberes de funcionario público". En ese contexto y, tras la incesante lucha de la familia, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se presentó como querellante en la causa.
"Con la gente de Derechos Humanos tenemos contacto desde el mes de asesinada mi hermana, o sea, desde mayo de 2020, pero se presentaron un año más tarde. Es increíble. Pero sí, creo que algo ayudó y dio empuje para que se empezara a reconocer lo que se sabía de un principio, que la habían matado", puntualizó Morales.
En medio del dolor, la injusticia y persecución policial, Celeste se hizo cargo de sus tres sobrinos que, actualmente, tienen 13, 9 y 5 años. Desde un inicio, les explicó lo que tenían que saber: su madre había muerto, pero no de manera normal ya que "las personas que son detenidas no se mueren en una celda". Además, les explicó que habían abogados investigando qué sucedía.
Casi un año más tarde, el hijo mayor descubrió los detalles de la muerte de su madre mientras miraba la televisión. "¿Por qué no me dijiste lo que había pasado?", le dijo a su tía mientras lloraba desconsoladamente. La ayuda psicológica nunca llegó para esos niños. "No solo le mataron a la madre, también los abandonó el Estado", finalizó Celeste Morales.