Hay sitios emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires que te llevan a una época distinta y en el que se encuentran un sinfín de historias. Este es el caso de la parrilla Bravo- o más conocida como “Lo de Omar”-, lugar donde se filmaron escenas de la de la serie argentina Nada, dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat. El protagonista de la producción audiovisual es nada más y nada menos que Robert De Niro, quien en una pausa del rodaje, aprovechó y degustó uno de los platos estrellas del lugar. “Fue muy movilizador“ afirmó en diálogo con LA NACION Antonio Fiz, parrillero del lugar.
No todos los restaurantes en el mundo pueden decir que una estrella de Hollywood se sentó en sus mesas. Sin embargo, el local ubicado en la calle Matheu 24, en pleno Balvanera, tuvo el honor de vivir un suceso histórico. El 3 de mayo, la intersección entre las Avenidas Rivadavia e Hipólito Yrigoyen se cerró al tráfico para que el actor y Luis Brandoni -coprotagonista de la historia- graben una escena allí. Apenas se viralizó la noticia, cientos de personas se acercaron para capturar fotos y pedir autógrafos.
En declaraciones a LA NACIÓN, Niz reveló más detalles del momento en el que se enteró que la parrilla quedó seleccionada para ser el escenario de la ficción: “Tenemos un cliente habitual que trabaja en la producción de la serie y es el que aportó el dato. Hace poco sacaron varias fotos en diferentes lugares que les interesaron para grabar y nos seleccionaron. Es la primera vez que se filma algo de estas características”.
Por otro lado, se refirió a cuál fue la actitud del artista ante los presentes y admitió que fue de excelencia. “El trato fue muy correcto. Entró, realizó las escenas y se sentó a comer con Brandoni. Fotos no podíamos sacarle, ya que estaba prohibido. Tenía mucha seguridad”, reveló.
Asimismo, el restaurante tiene la dicha de afirmar que De Niro probó uno de sus platos estrella, de los más aclamados por los clientes. “Comió un bife de chorizo. Cuando vio el tamaño se sorprendió, era de 800 gramos ¡gigante!. Aparentemente le gustó, por la cara quedó contento. Después siguió con la filmación”, expresó.
Según Fiz, nunca imaginaron vivir un evento de tal magnitud en la parrilla. “Primero, cuando nos preguntaron si se podía hacer la filmación, el dueño -Omar Escudero- les dijo que sí. Cuando empezaron a venir más seguido y se hicieron más reuniones, nos dimos cuenta de todo y nos sorprendimos”, introdujo en su explicación sobre el día en el que se entraron de la noticia.
En ese sentido, agregó: “Todo fue muy movilizador, cuando grabaron había como 120 personas afuera del lugar, entre la seguridad, cámaras, y todo lo demás. La cocinera Narda Lepes se encargó de hacer el servicio de catering para todo el personal”.
Un dato no menor es que Antonio, junto a otro mozo de la parrilla, también formó parte de la serie: “Me preguntaron si podía hacer una escena y les dije que sí. Hice de parrillero, tal como es mi puesto. También participó un compañero de trabajo que actuó de mozo”.
El dueño del lugar, Escudero, compró el fondo del comercio junto a su esposa Selva Bravo hace más de 30 años y de a poco se hicieron un lugar dentro del circuito gastronómico.
“Ella trabajaba como moza en el anterior lugar, que también era una parrilla. Luego compró la parte con él. Cuando falleció, hace ya un tiempo, Omar siguió al frente del lugar. Es un salón para unas 44 personas. La parrilla está adelante y los clientes nos ven cocinar. Vienen desde todos los barrios y hasta de otras partes del mundo”, remarcó con orgullo.
Bravo, la parrilla con décadas de historia en el corazón de Balvanera
Ingresar al lugar es sumergirse en una escena del pasado: época en la que surgieron bodegones emblemáticos como El globo, Lezama, Miramar y La Pipeta.
En su interior se observan diversos adornos de personajes históricos del tango, posters de Tita Merello, Carlos Gardel, y una parrilla que se mantiene impecable junto a una campana de acero, acompañada por antiguas mesas con un estilo rústico que no dejan de sorprender tanto a los que ingresan por primera vez como a los que son habitué.
Si bien por sus mesas pasaron muchas personalidades del ambiente local, la visita de De Niro no deja de sorprenderlos. “Siempre llega alguien conocido, pero es la primera vez que llega un artista de esta índole”, concluyó Antonio,
Indudablemente, este suceso tan inesperado se convirtió en uno de los más importantes para los trabajadores y el dueño de la parrilla, y será una peculiar anécdota que relatarán en cada oportunidad que se les presente.
