Tomás Pliego tenía 21 años y su mamá lo encontró anoche asesinado sobre una cama, en una casa de la localidad bonaerense de Banfield, partido de Lomas de Zamora.
La mujer se acercó en las últimas horas en busca de su hijo al domicilio ubicado sobre la calle General Campos entre General Pintos y Miguel Cané, porque había perdido contacto con él.
Se trata de un inmueble familiar que actualmente se encuentra deshabitado y, al llegar, la madre de la víctima se encontró con la puerta de la construcción abierta y con las llaves colocadas del lado de afuera.
El cuerpo de Tomás estaba en el interior sobre una cama: lo habían desfigurado. A simple vista, se advertían hematomas en el pómulo, en la frente, escoriaciones en los labios y golpes en la zona de la cadera, del lado derecho.
Si bien al principio se creyó que el joven había sido asesinado durante una entradera, el trabajo de los peritos de la Científica en la escena del crimen y los elementos secuestrados pusieron en duda esa versión y apuntaron, en cambio, a un posible ajuste de cuentas.
El informe policial mencionó que en la habitación se encontró una balanza de precisión, envoltorios abiertos (nylon negro) y restos de vómito en el piso y sobre la cama. En esa línea, ganó relevancia el testimonio del hermano de la víctima, quien sostuvo que el domingo Tomás salió de su casa para ir a encontrarse con un dealer y esa fue la última vez que lo vieron.
Interviene en la causa el fiscal Ricardo Silvestrini, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 11 Especializada en Entraderas del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, quien esta noche supervisaba las tareas de los peritos en el lugar del hecho.