En las últimas 16 horas hubo tres asesinatos en el departamento Rosario de Santa Fe. Dos de ellos fueron de tinte mafioso, ocurridos en el barrio Tablada de la zona sur de la ciudad. El otro ocurrió en la localidad de Granadero Baigorria en el marco de un presunto robo. En todas las investigaciones interviene el fiscal de Homicidios Dolosos Ademar Bianchini. La violencia en la jurisdicción no frena: ya se contaron 70 crímenes en lo que va del año, según datos del Observatorio de Seguridad Pública, integrado por el Ministerio de Seguridad y el Ministerio Público de la Acusación.
Los dos primeros crímenes ocurrieron anoche y se dieron con diferencia de dos horas y a seis cuadras de distancia. En esos ataques fueron acribillados Iván Humberto Faletti Trujillo, de 34 años, y María Elena González, de 63.
El de González tiene una trama particularmente oscura.
La mujer asesinada anoche era testigo en la causa contra el clan narco Los Funes y, de acuerdo a los investigadores, estaba vinculada a la venta de droga al menudeo. En el último hecho donde falleció la supuesta dealer resultó detenido Rubén Darío M., un sospechoso de nacionalidad paraguaya que tiene domicilio en La Boca, en la ciudad de Buenos Aires.
El homicidio ocurrió pasadas las 22 de anoche, cuando dos gatilleros en moto abrieron fuego desde contra la fachada de una casa situada en Necochea al 4200. González se desplomó en la puerta de su propiedad después de recibir un disparo en el rostro y murió en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Gendarmería se ocupó de vallar y preservar la escena hasta la llegada del gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal, que recuperó doce vainas servidas y realizó las medidas ordenadas por el fiscal Bianchini.
En los registros policiales, María Elena González figura denunciada en noviembre de 2020 como presunta vendedora de drogas bajo el mote de “La Loca Mari”. Pero también es quien llamó al 911 el 19 de septiembre del año pasado por una balacera contra una casa de Ameghino al 100.
Los datos que aportó la mujer sobre los presuntos gatilleros resultaron clave para que sean detenidos e imputados por ese ataque a tiros. Los sospechosos resultaron ser Joel Maximiliano Olguín y Agustín Daniel Arselli, que fueron acusados el 29 de marzo pasado como supuestos integrantes de la supuesta asociación ilícita liderada por el joven narco Alan Elio Funes, preso en Ezeiza.
En base a datos aportados por testigos, la Brigada de Homicidios de la AIC detuvo a Rubén Darío M., un paraguayo de 27 años que fue encontrado en el interior de un kiosco de droga de Chacabuco al 4100. Ese mismo búnker que está al fondo de un pasillo fue allanado hace dos semanas por la fiscal de Balaceras Valeria Haurigot en una causa contra el clan narco Los Funes por ataques a tiros y extorsiones.
Rubén Darío M. no figuraba en la investigación contra Los Funes, aunque existían indicios. En octubre pasado había sido demorado en el mismo búnker, cuando se hizo un allanamiento por el crimen de Mariel Lezcano, una joven de 21 años condenada a una pena de 6 años como dealer de la banda.
Tras su detención, se halló en la unidad fiscal de Balaceras una conversación telefónica en el expediente de Los Funes, donde una voz masculina habla en guaraní con su abuela, a quien le comenta que acababa de salir de prisión. En caso de tratarse de Rubén Darío M., podría explicarse por qué estaba en Rosario cuando su domicilio está asentado a pocas cuadras de la Bombonera.
Dos horas antes de ese homicidio y a seis cuadras de distancia, mataron a Iván Faletti Trujillo en Gutiérrez al 200. Había dos versiones sobre lo que hacía la víctima al momento de ser baleada desde una moto. Una indicaba que bebía cerveza con un vecino cerca de la puerta de su casa, mientras otra señalaba que la emboscada mortal fue cuando salió a sacar la basura. Lo concreto es que los investigadores no tienen dudas de que se trató de una ejecución. En la escena del crimen se secuestraron otras doce vainas servidas que fueron enviadas a peritar.
El único registro policial que existe de la víctima es una detención del 29 de octubre de 2018 en Gutiérrez e Hipócrates, a dos cuadras de su casa. En ese hecho, golpeó a un hombre de 32 años para robarle el celular, pero a los pocos metros fue aprehendido por el Comando Radioeléctrico.
El caso de Granadero Baigorria fue descubierto en la mañana de este martes, cuando familiares de Carlos Antonio Reyes, de 76 años, entraron a su casa porque no respondía el teléfono ni atendía los golpes en la puerta. Al ingresar a través de una escalera lo hallaron muerto en el dormitorio con un cuchillo clavado en la espalda y notaron que faltaba su celular y un televisor.