El Gobierno se prepara para un "miércoles negro", cuando se difunda el número oficial de la inflación de marzo, y anticipa un tsunami de críticas, gran parte desde dentro del Frente de Todos, en el marco de la interna caliente del Gobierno.
Pocos en el oficialismo se ilusionan con que la suba de precios se ubique por debajo del 6%. Si supera el 5,9% dejará atrás el récord de la era Macri (setiembre de 2019). Y si pasa el 6,1%, será la más alta d esde abril de 2002.
La cifra de la inflación de marzo tendrá una ola expansiva sobre la economía y la política, y actuará como un catalizador para aquellos que exigen la capitulación absoluta del Presidente y su equipo económico.
Pero Alberto Fernández ya anticipó que nada cambiará su estrategia de resistencia silenciosa. Así las cosas, en medio de la turbulenta dinámica interna en la que está sumido el oficialismo, algunos de sus principales funcionarios del Gobierno le sugirieron al presidente que tome decisiones políticas.
“Lo ven sin reacción y se la piden, porque la sensación es que se viene aguantando desde hace mucho y es todo cada vez peor”, aseguró una fuente cercana a Fernández al diario La Nación.
Frente a la embestida del kirchnerismo duro, entre quienes le pidieron reacción al mandatario hubo ministros y también gobernadores: varios de ellos sostienen que si no produce un golpe de timón podría ponerse en riesgo su permanencia en el cargo hasta diciembre de 2023. Hablan de una tranquilidad “casi irritante” por parte del jefe de Estado respecto de las críticas y actitudes internas, en especial de las filas de La Cámpora. Y ya analizan desdoblar las elecciones del próximo año en sus provincias.
Sin embargo, ”pase lo que pase, no se va a responder”, insisten cerca del mandatario. “Está claro que alguna decisión hay que tomar, pero eso por ahora no sucede. Ellos van a seguir pegando y nosotros seguiremos sin responder", se sinceró uno de los interlocutores.
Las declaraciones del secretario de Comercio Interio, Roberto Feletti, hombre de Cristina Kirchner, volvieron a tensar los vínculos en el Gabinete. Sus críticas abiertas al ministro de Economía, Martín Guzmán, y su vaticinio de que “esto se va a poner feo”, no pasaron desapercibidas y fueron una clara demostración de las peleas en el seno del oficialismo.
"Ese ataque no es inocuo”, describen en la Casa Rosada. La aceleración inflacionaria provocó que esas internas sean todavía más visibles. En tal sentido, se hace evidente el intento del kirchnerismo duro por despegarse lo más rápido posible del dato de inflación del miércoles próximo, cargando todas las culpas sobre Guzmán.
Allegados a Fernández sostiene que el avance K empezó en septiembre del año pasado, después de la derrota de las PASO. Hablan de una "lógica del apriete", primero con renuncias de funcionarios, después con las cartas explosivas y ahora con declaraciones picantes.
"Eso no puede seguir así y el cambio no va a salir de ellos, tiene que salir de acá. No se habla de romper, ni mucho menos, pero si marcar un quiebre", dijo un hombre con despacho en Casa Rosada.
“Algo está en marcha y pronto habrá novedades porque el conflicto interno se ha vuelto insostenible. Será después de Semana Santa”, destacó al diario Clarín uno de los funcionarios que entra y sale con frecuencia de la residencia de Olivos.
A Fernández lo impulsaría el instinto de supervivencia. Pero, primero deberá pasar la tormenta que asolará sobre la Casa Rosada, prevista para el miércoles, cuando se conozca la temida inflación de marzo.
Fuente: Con información de Clarín, La Nación e Infobae