La historia detrás de la foto del año, una hilera de cruces con ropa colgada que recuerda la colonización
La imagen de un cementerio infantil, firmada por Amber Bracken para The New York Times, se quedó con el máximo galardón de los World Press Photo 2022, que ya había anunciado al resto de sus ganadores.
LA HAYA.- La memoria de los menores indígenas muertos en una de las instituciones abiertas en Kamloops, en British Columbia (Canadá), es la Foto del Año del concurso World Press Photo 2022. Firmada por Amber Bracken para The New York Times, muestra una hilera de cruces plantadas a la orilla de un camino de las que cuelgan unos vestidos rojizos. Forman una especie de cementerio informal, pero de enorme peso moral y visual, en recuerdo del hallazgo de 215 tumbas infantiles, sin nombre, en esa localidad. En el centro educativo se imponía la asimilación de unos niños apartados a la fuerza de sus familias, que fueron luego maltratados por las autoridades canadienses. Es la primera foto sin retrato de personas en obtener el galardón en sus 67 años de historia.
Amber Bracken es canadiense y la quinta fotógrafa ganadora del premio a la Foto del Año, y ha dicho que la historia colonial no es algo del pasado, sino que “está viva y los supervivientes todavía sufren por ello”. Por su parte, la presidenta del jurado, Rena Effendi, una fotógrafa independiente nacida en Azerbaiyán, ha señalado que la imagen refleja “un momento de ajuste de cuentas a escala global por la historia de la colonización, no solo en Canadá, sino en el mundo”. A principios de abril, el Papa Francisco aseguró en el Vaticano a un grupo de 200 indígenas canadienses que sentía “dolor y vergüenza por el papel jugado por los católicos en los abusos que habéis sufrido”. También lamentó “la falta de respeto por vuestra identidad”.
Abiertos a partir del siglo XIX, los centros formaban parte de una red de internados pensados para educar a los niños indígenas. Fundados por el Gobierno de Canadá y gestionados por las iglesias cristianas, en la práctica, los menores fueron apartados de sus padres y comunidades y asimilados a la cultura oficial. Aunque la cifra total de instituciones no está clara, se calcula que por allí pasaron unos 150.000 menores. Al menos 4.100 murieron por culpa de malos tratos, abandono, enfermedades, abusos, malnutrición o accidentes. En 2008, el entonces primer ministro canadiense, Stephen Harper, pidió perdón en nombre del Ejecutivo. El año pasado, se descubrieron miles de tumbas anónimas en el terreno de antiguos centros, como el recordado ahora por la foto ganadora.
Otros premios
El concurso World Press Photo ha otorgado también premios en otras categorías. En Historia Gráfica del Año, ha ganado Matthew Abbott con un reportaje sobre la quema controlada de arbustos por parte de los pueblos indígenas de Australia. Titulado Salvando el bosque con fuego, lo hacen para evitar incendios de gran tamaño como los declarados en los meses calurosos del año. La revista National Geographic/Panos Pictures ha publicado el trabajo de Abbott, que vive en la ciudad australiana de Sydney. El fotógrafo ha señalado que presenció por primera vez esta quema estratégica en 2008, y ha querido reflejar su valía para preservar el entorno. El jurado señala que las fotos componen “una narración tan bien ligada que no pueden separarse unas de otras”.
El brasileño Lalo de Almeida, ha recibido el galardón al Proyecto a Largo Plazo por Distopía Amazónica. Es una panorámica que abarca 12 años de desgaste de la selva debido a la deforestación, minería y la explotación de los recursos naturales. Publicada por Folha da São Paulo/Panos Pictures, su autor advierte de que “no se puede separar el entorno de las cuestiones sociales: pobreza, violencia y degradación del entorno y la deforestación van unidos”. El fallo del jurado destaca que este reportaje “destapa el desastroso resultado de la explotación de la tierra”.
En la categoría de Formato Libre, ha sido elegido un documental fotográfico sobre el esfuerzo por preservar cultivos y prácticas agrícolas tradicionales en Colombia. Es de la fotógrafa ecuatoriana Isadora Romero, que presentó un vídeo titulado La sangre es una semilla. Su viaje en busca de la memoria cultural se centra en la localidad de Une, Cundinamarca (Colombia), la tierra de sus antepasados, y cuestiona la pérdida de diversidad agrícola. “No es solo que falten nutrientes, es que la memoria cultural también desaparece”, dice la autora.
El pasado 24 de marzo, el World Press Photo ya otorgó premios a 24 autores de 23 países repartidos por zonas geográficas del mundo, y no solo por categorías. Era la primera convocatoria de un modelo adicional de selección, y del conjunto de las 64.823 imágenes de 4.066 autores evaluadas entonces, ha salido ahora la foto del año. Las “seis regiones”, como las denomina el jurado, eran estas: Asia, África, Europa, Sudeste Asiático y Oceanía, América del Norte y Central, y Sudamérica. Rena Effendi calificó así este nuevo apartado: “Refleja el mundo desde un punto de vista más profundo y pleno de matices, y nos obliga a ir más allá del lugar donde nos sentimos cómodos”. La exposición anual con los ganadores iniciará su andadura por varios países el próximo 15 de abril en la Iglesia Nueva, de Ámsterdam.