La propuesta lanzada ayer por el ministro de Educación Jaime Perczyk para que se debata en todo el país la posibilidad de extender una hora el horario de cursado en todas las escuelas primarias del país se sitúa en un contexto de complejidad alta en materia de calidad educativa.
Un informe presentado por el Observatorio Argentinos por la Educación da cuenta de las imposibilidades entre la población infanto-juvenil a la hora de permanecer (y aprender efectivamente) en el sistema educativo. De acuerdo a los datos aportados por la entidad, solo 16 de cada 100 estudiantes que comienzan primer grado llegan al final del secundario en el tiempo teórico esperado y con conocimientos satisfactorios de Lengua y Matemática.
Para llegar a esas conclusiones, en el informe “Desgranamiento y aprendizajes desiguales: las dos caras de la misma moneda”, se analizó la trayectoria en la educación formal de la cohorte que comenzó primer grado en 2009 y llegó al último año de la secundaria en 2020, utilizando los datos del Relevamiento Anual y las pruebas Aprender 2019.
Así, la crisis de la educación en las escuelas argentinas quedó expuesta en la voz de especialistas en educación. “El análisis integrado de los datos educativos muestra con claridad dos caras del sistema: no logra que todos los estudiantes terminen la educación obligatoria y no logra los aprendizajes suficientes”, explica Sergio España, coautor del informe.
Profundiza que el actual sistema educativo de Argentina está atravesado por el conflicto entre lo tradicional (concibiendo a la escuela media como el proceso de selección para llegar a la universidad) y el actual, que apunta a que todos los estudiantes cuenten con un nivel de formación que les permita desempeñarse en la vida. “La realidad que evidencian los datos frustra a docentes, estudiantes y familias. No se trata de facilismo o rigorismo; sino de revisar qué y cómo enseñar”, apunta España.
Desgranamiento que excluye
De acuerdo a los datos relevados por la entidad, el pico de la matrícula en las escuelas se alcanza entre el primer y segundo año de la secundaria, con más de 800.000 estudiantes inscriptos en cada uno de esos años. A partir de ese momento se produce un “desgranamiento”: la matrícula decrece cada año, mientras que aumentan las tasas de abandono y de sobreedad (la cantidad de estudiantes cuya edad supera la edad teórica esperada para el año que están cursando).
Los altos niveles de sobreedad en los primeros años de educación secundaria sugieren que muchos estudiantes terminan abandonando después de haber repetido al menos una vez. El 25% de los estudiantes del último año de secundaria están en esa situación.
La mitad no termina la secundaria
A nivel nacional, de cada 100 estudiantes que comienzan la escuela en primer grado, solo 53 llegan al último año de la secundaria en el tiempo esperado (12 años después). Tierra del Fuego (71%), Ciudad de Buenos Aires (66%) y La Rioja (61%) tienen la mayor proporción de alumnos que culminan sus estudios en el tiempo esperado; en el otro extremo se ubican las provincias de San Juan (38%), Corrientes (38%) y Misiones (39%).
La realidad de la escuela argentina es alarmante si se tiene en cuenta que –según el informe de Argentinos por la Educación, “de cada 100 estudiantes que arrancaron primer grado en 2009, sólo el 16% llega al último año de la escuela secundaria en el tiempo esperado (año 2020) y con conocimientos satisfactorios o avanzados en Lengua y Matemática”.
Los porcentajes más altos se registran en CABA (33%), Córdoba (24%) y Tierra del Fuego (21%). Hay varias provincias donde menos del 10% de los estudiantes llegan al último año de secundaria con la edad y los conocimientos esperados: San Juan (8%), Catamarca (7%), Corrientes (7%), Misiones (6%), Chaco (5%), Formosa (5%) y Santiago del Estero (5%).
“Sabemos que el impacto de la pobreza afecta muchas dimensiones de la vida de los niños, niñas y adolescentes. Pero también con esperanza, confiando en que desde el sistema educativo aún tenemos mucho para dar en la calidad y la pertinencia de nuestras propuestas pedagógicas”, afirma Irene Kit, coautora del informe que pone el foco en la educación argentina.