Compartieron la admiración por Luis Alberto Spinetta, se definieron como “amigos y cómplices” y ratificaron su deseo de trabajar juntos. El presidente Alberto Fernández y su par chileno Gabriel Boric escenificaron hoy en la Casa Rosada su sintonía ideológica y política, aunque el joven mandatario chileno, de 36 años, debió atravesar al menos tres momentos incómodos en temas en que las diferencias con la Argentina son marcadas: la violencia mapuche, la posible extradición del guerrillero chileno Galvarino Apablaza y las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Además, el visitante reconoció “diferencias” por los límites de la plataforma continental.
“No hay confusión, quedó todo aclarado, no hubo ninguna inquietud”, dijo el Presidente cuando, en la conferencia de prensa posterior a la reunión bilateral, lo consultaron sobre la utilización del término “wallmapu” (utilizado por los mapuches y que incluye territorio argentino) por parte del gobierno trasandino. Boric aclaró que “ninguno de nosotros ha puesto en cuestión la soberanía territorial de nuestros respectivos países”, y luego se metió en el conflicto de su país, con la violencia de grupos mapuches nuevamente en auge.
“Este no es un tema que hayamos inventado nosotros o el presidente (Sebastián) Piñera, no es un problema con Argentina sino entre el Estado chileno y el pueblo mapuche, no lo vamos a desconocer. Hemos decidido un camino, que es el camino del diálogo, que le va a molestar a muchos, que creen que a partir de la violencia se pueden conseguir cosas”, dijo el presidente chileno.
“Doble estándar”
Cuando LA NACION le preguntó si su apelación a la “unidad latinoamericana”, incluida en la declaración conjunta, incluía la condena conjunta a las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, Cuba y Nicaragua, el presidente de Chile fue enfático. “El problema que existe en algunos sectores de izquierda, de un doble estándar en materia de derechos humanos, también lo tiene la derecha cuando habla de la tríada Venezuela, Cuba, Nicaragua. Y el periodismo lo reproduce permanentemente. ¿Por qué me preguntan por Venezuela, Cuba y Nicaragua y no me preguntan por los derechos humanos en nuestro país, o por el asesinato de líderes sociales en Colombia?”.
Y agregó: “Los derechos humanos se tienen que respetar de manera íntegra y nuestro estado tiene que promoverlos de manera íntegra en todos los lugares del mundo, independiente del color político (…) No utilicemos el sufrimiento de los pueblos, en Ucrania, Yemen, Palestina, Venezuela o Nicaragua para tratar beneficios de políticas internas”, abundó Boric, que suele tildar al gobierno de Nicolás Maduro de “fracaso” y afirmar que no tiene “nada para destacar” de la gestión de Daniel Ortega en Nicaragua, términos que el gobierno argentino jamás utilizó para referirse a ambos gobiernos”.
La extradición de Apablaza
El tercer tema espinoso fue el de Apablaza, imputado por el asesinato del senador Jaime Guzmán en pleno gobierno democrático del socialista Salvador Allende, con pedido de extradición de la Corte Suprema de Chile y actualmente residiendo en el país. Fernández reconoció que Boric le “transmitió su preocupación” sobre el tema, y dijo que “tendrá en cuenta sus consideraciones” y que “será el Poder Judicial quien deba resolver como esto evoluciona”.
“Para Chile ha sido un tema de política de Estado, más allá de las consideraciones políticas, y no me cabe duda que se van a hacer todos los esfuerzos que estén al alcance”, afirmó Boric, y aclaró que su intención “meterse” en asuntos judiciales de otro país.
En 2001 se pidió la captura internacional de Apablaza. Fue encontrado en la Argentina y se lo detuvo, hasta que la Justicia lo dejó en libertad. La familia Guzmán apeló a la Corte y Apablaza pidió asilo político, que le concedió Cristina Kirchner en 2010. Desde entonces no se llega a un acuerdo para su extradición.
Límites de la plataforma continental
Boric reconoció que hay una diferencia con la Argentina respecto a los límites de la plataforma continental antártica, pero confió en resolverlo mediante el diálogo tras la muestra de sintonía con Fernández. “No tiene sentido esconder que tenemos diferencias en ese punto. Vamos a resolverla por los buenos oficios, y eso y no va a impedir que profundicemos nuestras relaciones culturales”, planteó el jefe de Estado chileno.
El Gobierno rechazó el año pasado un decreto del entonces presidente de Chile, Sebastián Piñera, que amplió la plataforma continental del país trasandino en los mares australes de modo tal que se superpone con la delimitación territorial argentina votada por el Congreso en 2020. De acuerdo a la Cancillería argentina, la resolución de Piñera –instrumentada a través de dos decretos del 23 de agosto- “claramente no condice con el Tratado de Paz y Amistad celebrado entre ambos países en 1984″, que clausuró el conflicto por el Canal de Beagle.
Hubo, claro, espacio para las coincidencias. “Mantenemos la política que han sostenido, de apoyar la reivindicación argentina, no tengo dudas de que lado estar, siempre del lado de la paz”, afirmó el mandatario chileno. Agregó que la regularización de los vuelos a las islas Malvinas “no ha sido parte de la conversación de hoy día”, pero prometió hacer más.
Con el disco Clics Modernos de Charly García y una camiseta de Argentinos Juniors como nuevos regalo del Presidente, Boric pasó a almorzar en el hotel de Retiro donde se aloja antes de su visita al Congreso y la Corte Suprema.