Preparar un buen mate es importante para que sea más rico, pero también para que dure más. Lo primero es llenar el mate con tres cuartas partes de yerba, luego tapar la boca con la palma de la mano y agitarlo. Esto ayuda a mezclar bien los componentes (palo, polvo y hojas).
La yerba debe quedar ubicada diagonalmente, de modo tal que se pueda cebar sin que se moje toda. En el hueco que queda, donde hay menos yerba, se debe agregar un poco de agua tibia (tirando más a fría) y dejar reposar. Luego de aproximadamente un minuto, hay que poner la bombilla en ese mismo hueco.
UBICAR LA YERBA EN DIAGONAL Y CEBAR SIN MOJARLA TODA
Lo más apropiado es ir cebando el mate a medida que se calienta el agua, pero en la época de las pavas eléctricas eso resulta más difícil. En caso de tener una pava “antigua”, lo ideal es aumentar gradualmente el fuego y tomar los primeros mates hasta que el agua llegue aproximadamente entre 75 y 80 grados. Esa graduación es fundamental para evitar quemar la yerba, pero lo realmente importante es que le guste a quien tome ese mate. Hay personas acostumbradas a hervir el agua y renovar la yerba con mayor frecuencia, por ejemplo. Sobre gustos…
Cebar los mates poniendo agua en la zona de la bombilla hará a que no se moje toda la yerba. Esto ayuda a conservar el sabor, que será liberado gradualmente por la yerba seca. De lo contrario, el mate se lava, es decir, pierde su sabor original.
Una de las claves para que la ronda de mate dure más es no mover la bombilla. "Revolver" el mate puede provocar que se tape y, además, la yerba seca que va nutriendo el sabor terminará mojándose más rápido.
La otra clave es cebar sin hacer largas pausas.
Cabe recordar que el agua mineral no es recomendable para tomar mate, en tanto que la gran cantidad de sales que tiene modificará el sabor original.