Cuántas imágenes pasan por la cabeza de Anita Capitanelli, la mamá de Felipe, cuando sopla la primera velita de cumpleaños con su bebé a upa, a quien tanto soñó y buscó (y por quién luchó) junto a su pareja, el médico ecografista Luciano Martínez.
“Nos enteramos que estábamos embarazados a mediados de agosto de 2020. Fue un bebé muy buscado. En la semana 7 empezamos con pérdidas, con probabilidades de perder el embarazo”, contó.
Pasaron tantas cosas que, en su cabeza, todo parece una película. Para complicar un panorama, de por sí complejo, todo se dio en el marco de terror de la pandemia.
Sin embargo, esta historia tuvo un final tan feliz como sorprendente. Contra todo pronóstico, cuando se barajaba solo un 10% de probabilidades de vida, Felipe pateó el tablero y logró no solo permanecer 8 semanas más en la panza de mamá sino nacer.
Llegó al mundo el 21 de marzo de 2021, pesó 1,220 kg y midió 35,6 cm.
El parto fue casi tan caótico como la gestación. Durante el embarazo, Anita alternó varias semanas de reposo, con pérdidas intermitentes, con el regreso a su trabajo, como empleada de un comercio de venta de ropa de niños y bebés.
En la semana 20, descubrió junto a su pareja, a través de una ecografía que padecía de falta de líquido amniótico en la panza. El diagnóstico era oligoamnio severo.
Su obstetra Miguel Fernández y la doctora Ana Espinoza tomaron cartas en el asunto y, hasta la semana 23, el objetivo fue tratar de determinar el motivo de esta pérdida y retrasar el parto.
El sábado 30 de enero –con 24 semanas y 4 días de embarazo- su mamá registró una pérdida de líquido grande y el diagnóstico cambió: rotura prematura de membrana, lo que conocemos popularmente como “romper bolsa”.
La internaron y le explicaron que romper bolsa tan prematuramente era un problema muy grave porque el parto era inviable pero las probabilidades de que se desencadenara el parto eran de un 90%.
“Yo estaba muy triste, muy mal. Feli no podía nacer en ese momento porque estaba totalmente inmaduro. Si entraba en trabajo de parto no había nada que pudiera pararlo”, recordó.
Entonces la derivaron a Bahía Blanca, al Hospital Privado del Sur. Sus pediatras Juan Verardo y Anita Traverso no estaban en Pringles. Fue la doctora Mariana Agulla quien habló con el jefe de Neo del Privado del Sur, Daniel Quintana para que la recibieran.
“Estaba la posibilidad del nacimiento de un bebé inviable. Así le llamaban ellos. De hecho, Felipe quedó bautizado en Maternidad como el ‘inviable’”, contó su mamá, quién aún no puede creer todo lo vivido y sorteado.
Anita es también mamá de Facundo, quien tiene 21 años y en el momento en que la internaron, cursaba sus estudios universitarios en La Plata. Sin embargo, por la pandemia había regresado a su casa en Coronel Pringles.
El 30 de enero la doctora Pamela Gómez, la recibió a Anita en la guardia, que estaba a cargo del doctor Sergio Mendoza. Allí empezó la etapa de internación en Bahía Blanca.
Fueron 8 semanas muy duras. Sólo podía estar con su pareja por las condiciones de aislamiento que imponía la pandemia.
Afrontaban chequeos diarios para verificar los latidos del bebé. Y cada semana pasaban por el control con ecografía y dopler para ver cómo iba creciendo Felipe, quien tenía una restricción de crecimiento intrauterino.
“Como la bolsa estaba rota él no crecía como cualquier bebé en la panza de su mamá”, comentó su mamá, quien durante esas semanas solo se levantaba para ir al baño.
La madrugada de la semana 31, empezaron las contracciones. La partera Ana Gireli estuvo presente. El médico de guardia Fernando Campastro indicó que le aplicaran un ultrainhibidor de contracciones a la mamá y una medicación para ayudar a la maduración de los pulmones del bebé.
“A las 7.20 de la mañana Feli dijo: ‘La tengo que liberar a mi mamá y decidió salir’”, narró Anita.
No dio tiempo a nada. Su mamá lo dio a luz parada en el baño del hospital. Salió adentro de su bolsa, con el cordón y la placenta, lo que se denomina “parto en avalancha”.
“Lo rarísimo es que Felipe no venía de cabeza. Lo primero que salió fueron sus pies”, dijo.
Lo recibió la doctora Nadia Disstéfano, la neonatóloga Mariana Calahorra.y la enfermera Brenda Salvatierra. Los doctores Daniel Quintana y María Sol Medina siguieron su evolución en la Neo.
Ni bien nació lo intubaron, pero solo por dos días. Uno de los momentos más emotivos fue la charla con el doctor Ernesto Alda, histórico jefe de la Neo.
“Nos dijo que habíamos llegado con un 5% de probabilidades de que Feli estuviera bien, porque hay muy pocos bebés de esa edad gestacional que logran sobrevivir”, contó.
“Vivimos situaciones horribles, como presenciar el fallecimiento de varios bebés por complicaciones en el parto. Cuesta reponerse de estas situaciones”, contó.
Le dieron el alta el 19 de mayo de 2021.
“El momento más emocionante fue verlo en brazos de sus abuelas. La verdad que no lo podía creer”, rememoró Anita.
“Rezamos mucho para que estuviera bien, hasta el día de hoy me sigo conmoviendo porque es imposible no emocionarme”, expresó.
Fue terrible estar lejos de la familia y los amigos -le tocó despedir a un amigo que falleció de Covid, a la distancia- pero tener a Felipe en brazos compensa los momentos difíciles.
El pequeño guerrero y quienes lo acompañaron, pudieron posar frente a la torta y pedir los tres deseos. Hoy tienen la foto más esperada, la de una familia que pudo ser, que es y que no se cansa de agradecer por lo que considera “un milagro”.
Hoy Feli sigue con controles varios.
Nadia Disstefano, neonatóloga especialista en neurodesarrollo, controla su crecimiento neurológico y el Dr.Martorelli, cirujano infantil, operó a Feli por una criptorquidia derecha (un testículo que nunca le bajó a la bolsita)
Karina Panis y Maximiliano Alda le hacen el seguimiento por medio de análisis de sangre en la parte gástrica y endocrinóloga.
Feli quedó con una secuela respiratoria, broncodisplacia debido a la inmadurez de sus pulmones. Está con tratamiento preventivo para evitar broncoespasmos. Tiene una serie de puff de budosonide y salbutamol.
Los primeros tres meses estuvo medicado por una colestasis, bilirrubina alta y valores de las enzimas hepáticas altas.
En ese momento tomaba leche de fórmula y pecho. Una vez resuelta esa situación quedo con lactancia exclusiva a libre demanda.
"¡Otra cosa que costó muchísimo pero logramos!", contó su mamá.
Feli viene creciendo bien de acuerdo a su curva, al haber sido un bebé pequeño, su crecimiento no es como el de bebés de termino, aún así está bárbaro para su edad gestacional. [email protected]