More bolud than Cafiero hablanding english
Nos pasamos dos años protestando porque el ex canciller Felipe Solá no hablaba inglés y finalmente Dios nos castigó. Por Alejandro Borensztein
Esta vez hay que reconocer que la culpa es nuestra. Parece mentira que todavía no terminemos de aprender la regla de oro de todo gobierno kirchnerista, tantas veces mencionada en esta página: “Cada vez que rajan a un funcionario o una funcionaria es para poner algo peor”. No falla nunca. Sin embargo no la aprendemos. Ni bien aparece en el gobierno un inútil que no nos gusta, ya estamos todos pidiendo que lo rajen sin pensar en la inexorable consecuencia que esto siempre trae. Nos hemos pasado dos años protestando porque el ex canciller Felipe Solá no hablaba inglés y Dios nos castigó. Ahora por favor cortémosla con Cafiero porque después de él solo queda el abismo.
Por suerte, la gestión de este muchacho como Ministro de Relaciones Exteriores se da en un momento del mundo en el que los temas internacionales no tienen demasiada relevancia. Pero de todos modos, cuidémoslo. Please. Is a viutiful boi, half bolud, pero es lo que hay.
Esta regla de oro del kirchnerismo debe ser recordada cada vez que analicemos los éxitos del gobierno. Por eso, ahora que el “presidente” está por comenzar la guerra contra la inflación (se postergó para mañana por falta de toner), debemos tenerla más presente que nunca. Sobre todo porque estamos hablando de la mesa de los argentinos. Esa en la que morfamos el asado que costaba 4 pesos el kilo cuando llegó Néstor y ahora, con Alberto y Cristina, no lo conseguís por menos de 800 mangos. Debe ser la famosa ampliación de derechos.
Si bien esta página no pertenece al suplemento económico, dada la confusión reinante, se hace imprescindible aclarar algunos conceptos básicos de economía. Es fundamental comprender que hay cosas que están bien cuando aumentan y otras cuando disminuyen, y que lo importante es no confundirse.
Por ejemplo, tener éxito en el tema reservas del Banco Central es aumentarlas, en cambio tener éxito en el tema desempleo es bajarlo. Del mismo modo, tener éxito en el rubro exportaciones sería incrementarlas mientras que un logro sobre el tema de la pobreza sería disminuirla.
Si en el gobierno están de acuerdo con esta teoría macroeconómica, alguien debería explicarle ya mismo al Secretario de Comercio Roberto Feletti que ser exitoso en el manejo de la inflación es bajarla, no subirla.
Tal vez Feletti podría alegar que cuando el “presidente” le encargó el laburo no fue lo suficientemente claro. Ya sabemos que Alberto suele ser un poco confuso y que tanto puede decir que el Memorándum con Irán fue un plan de Cristina para encubrir a los autores del atentado como, un par de años después, explicar con la misma trucha que el Memorándum fue un buen intento. Lo conocemos de memoria.
Pero en el caso de Feletti y la inflación, no sería justo cargar las tintas en Fernández. Es fácil imaginar el diálogo que ambos tuvieron cuando lo convocó (o cuando Cristina se lo enchufó, para ser más precisos): “Che Roberto, vos ocupate de la inflación” le habrá dicho Alberto desde la concesionaria a lo que Feletti habrá contestado: “Olvidate Rolo, vos fumá”. Desde entonces la inflación no paró de subir y en febrero clavó 4,7%, y eso que Putin todavía ni siquiera había desayunado. Viutiful.
¿Da para que lo rajen? Noooo. Ahí tiene que aparecer en nuestras mentes un gigantesco cartel luminoso que diga “no olvidar la regla de oro de todo gobierno kirchnerista”. Es mejor que Feletti se quede a vivir en la Secretaría de Comercio a que Alberto lo eche y saque de la galera uno peor. Al menos con este muchacho te asegurás entre 50% y 80% de inflación anual, alguna que otra persecución, un discurso que atrasa 50 años, un poquito de mal humor y chau, todos contentos.
En cambio, si lo rajan, lo menos que vamos a ligar es una Fernanda Vallejos. ¡O un Boudou! Siempre para abajo. De hecho, visto a la distancia y comparado con Feletti, Guillermo Moreno ya parece Alan Greenspan (presidente de la Reserva Federal durante 19 años, desde 1987 a 2006).
Si todos nos comprometemos a recordar este principio básico del kirchnerismo nos vamos a ahorrar muchos disgustos como el que ahora nos está dando Cafiero, y lo más importante: nos va a seguir yendo muy mal pero al menos no nos va a ir peor.
Por suerte esta regla de oro que define al kirchnerismo no la tiene la oposición. Allá el problema es otro.
Y en este punto, antes que nada, saludamos al expresidente Macri que esta semana viaja a Italia para representar a la Argentina en el Campeonato Mundial de Bridge a realizarse en Salsomaggiore Terme, Parma. Un verdadero orgullo para todos los argentinos sobre todo para quienes, en este momento tan dramático del país, priorizamos la defensa de los valores republicanos y andamos por la vida buscando un estadista como la gente que nos lidere.
A favor del Gato podríamos decir que tal vez ahora encontró a su mejor equipo en 50 años. Equipo de bridge, pero equipo al fin. Ojalá así sea, aunque conociendo a su entorno político no sería raro que le hayan enseñado a jugar a la escoba del 15 y le dijeron que era bridge.
La paradoja de este episodio es que el Gato, al igual que Cristina en el oficialismo, sigue siendo la figura más taquillera que por ahora tiene la oposición. Y justamente fue esta oposición, con bridge y todo, la que acaba de demostrar ser infinitamente más seria y responsable que el oficialismo. Como se vio, el kirchnerismo decidió boicotear al propio gobierno kirchnerista y, si no hubiera sido por el voto de los legisladores de Juntos por el Cambio que salvaron las papas, hoy la Argentina estaría mucho más incendiada de lo que está.
Para entender la dimensión del problema y decirlo en otras palabras: si esta oposición, que tiene como presunto jefe a un ñato que se va a jugar al bridge, es lo más responsable que nos queda en la política nacional, imagínese amigo lector lo que debe ser el oficialismo.
Aclaración importante: los sommeliers del kirchnerismo que perciben notas aromáticas diferentes entre la cepa Cristina y la cepa Alberto se olvidan que el motor fundacional del Frente de Todos es la unidad para obtener el poder, conservarlo y, ya que estamos, garantizarse la impunidad, como les enseñó Yabrán en los ‘90.
Hay varios peces gordos del proyecto nacional que deben algunas cuentas y no se pueden volver a dar el lujo de quedarse a la intemperie judicial. No los une el proyecto de país sino el miedo al patrullero.
Contrariamente a los que mucha gente piensa, por más que hoy en el Frente de Todos se tiren platos por la cabeza y sean el hazmerreír de Occidente, a la hora de la verdad son “mi amor mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo…” (Mario Benedetti).
Por si queda alguna duda, recordemos que el 18 de octubre de 2019, o sea 20 días antes de las elecciones, Alberto declaró: “Cristina y yo somos lo mismo”. Es verdad que el “presidente” no se caracteriza por la seriedad de sus declaraciones pero hay pavadas que dice al voleo y otras que son intelectualmente más elaboradas, como “semo lo mismo”.
Cortemos estos temas menores acá y vayamos a lo importante. Hoy es domingo y jugamos contra River en el Monumental. Según dicen los medios, Boca no va a usar su clásica camiseta azul y oro sino que salimos a la cancha disfrazados de amarillo patito, por decisión de sus dirigentes que habrían consultado con un vidente. Ojalá sea bad informeiyon.
Así en el fútbol como en la política. Viutiful