Si algo distingue a las bibliotecas populares en la provincia de Buenos Aires, es que se caracterizan por la autogestión. El Estado no provee ayuda para la manutención del edificio y los servicios, así como tampoco para el desenvolvimiento diario de estas organizaciones que cumplen una labor destacada en las ciudades y los barrios.
En territorio bonaerense, el Gobierno asumió el compromiso de enviar un subsidio con la condición de que las bibliotecas populares tuvieran a un bibliotecario matriculado trabajando en ellas.
Renata Ceballos, de la Biblioteca Pajarita de Papel de Bahía Blanca, habló con “Nunca es tarde”, programa que se emite de lunes a viernes de 17 a 19 por La Brújula 24 para dar cuenta de una difícil situación por la que están atravesando.
“Desde la Dirección de Bibliotecas de la provincia de Buenos Aires nos obligan a todas las bibliotecas a tener a un bibliotecario matriculado. Para ello envían a una subvención que es el equivalente a un sueldo básico docente. Es una subvención, no hablamos de un sueldo”, indicó.
“Los bibliotecarios de toda la provincia tenemos que monotributar y, de lo contrario, se tiene que hacer cargo de las cargas sociales la biblioteca que lo contrata. Es un contrasentido que nos obliguen a tener a un matriculado, lo cual nos parece perfecto, y que nos envíen un subsidio”, advirtió Ceballos, y agregó: “Como si esto fuera poco, desde diciembre no cobramos absolutamente nada. Estamos muy preocupados”.
“Hay bibliotecas que tienen alguna pequeña reserva y pueden seguir abonándole al bibliotecario, pero otros no pueden. Ni que hablar del no pago del aguinaldo”, lamentó Ceballos.
Hace dos años atrás, se planteó una situación idéntica a la cual que también fue reflejada por este medio.