Parece que las idas y vueltas se detienen y hoy podría ingresar definitivamente a la Honorable Cámara de Diputados el proyecto de ley del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre las internas partidarias oficialistas y las recientes quebraduras opositoras tras el abandono del Pro en medio del discurso de Alberto Fernández, todo indica que el Gobierno no cuenta con los votos necesarios para aprobar el entendimiento entre Argentina y el organismo mundial.
Desde la presidencia de la Cámara baja, a cargo de Sergio Massa, se afirmó que durante la madrugada o a primera hora, antes de la apertura de los mercados, estaría presentado el proyecto. La portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, daría los primeros pasos, confirmando la llegada del escrito al Congreso. El anuncio se hará vía zoom, ya que la vocera está aislada por contacto estrecho.
El Gobierno juega a contrarreloj debido a que el día 22 de marzo vence una cuota a pagar de 2.800 millones de dólares. Alberto Fernández se encuentra delante de dos frentes: La conducción a contramarcha por parte de los legisladores oficialistas que responden a Máximo Kirchner; y por el otro, la oposición que no ve con buenos ojos la hoja de ruta que pretende seguir el jefe de Estado, diseñada por el FMI y el grupo económico de Martín Guzmán, ministro de Economía.
Alberto Fernández asumió el compromiso y esbozó que el acuerdo “es un programa sin ajuste y sin reforma jubilatoria, ni laboral”. El presidente sostuvo que la aprobación no conlleva “políticas de ajuste” y diagrama “incrementos del gasto real en todos los años del programa”.
“Esto nos pone en un camino transitable para nuestro país con mayor previsibilidad, certeza y visión de futuro, y con expansión en infraestructura e inversiones en ciencia y tecnología y en políticas sociales”, comentó ante la Asamblea Legislativa.
Por su parte, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, advirtió que en el acuerdo con el FMI existe “una deuda impagable”. “La negociación con el Fondo busca evitar una catástrofe y atenuar las consecuencias de un préstamo irresponsable. Es una trampa de la que estamos intentando salir”, mencionó el ex ministro de Economía durante el segundo mandato de Cristina Kirchner.