En la Argentina, a 14 meses del inicio de campaña de inoculación y a dos años de la aparición del primer caso local, no se puede saber cómo se comporta el menú de vacunas para Covid-19 que compra el Gobierno frente a la internación o la muerte, sobre todo con la circulación de las variantes delta y ómicron. Esa información, desglosada por marcas, está blindada. Se difunde la proporción de personas vacunadas y sin vacunar que llegan a los centros de salud, sin más detalles y aun cuando informes recientes sobre la infraestructura de los sistemas informáticos demuestran que están disponibles, como los datos que muestra la app Mi Argentina.
¿No importa acaso conocer cómo les va a los vacunados para gestionar la pandemia y la campaña de vacunación, incluida la compra de dosis?, como planteó LA NACION. Especialistas consultados ya venían coincidiendo en que eso permitiría saber cómo protegen de la enfermedad grave, sobre todo de grupos más vulnerables, para definir los pasos a seguir con la campaña de vacunación.
Pero tanto la Dirección Nacional de Epidemiología como la Subsecretaría de Medicamentos e Información Estratégica del Ministerio de Salud de la Nación aclararon por escrito que no cuentan con datos sobre la internación (sala general o en terapia intensiva) de los pacientes con Covid y los decesos de acuerdo con el estado de vacunación, incluidas las dosis y las vacunas recibidas. Aclararon que esa información “proviene de bases distintas y no se encuentra cruzada”.
También se consultó a los dos distritos que concentran la mayor cantidad de contagios en esta pandemia y, juntos, representan casi la mitad de la población del país. El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires no respondió formalmente un pedido de acceso a la información pública, aunque señalaron ante una nueva consulta que “la vacuna es una sola. Todas funcionan” y que “están todas por encima del 85/90% de efectividad”.
Por lo pronto, en el equipo del ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, opinan que conocer las diferencias carece de “objetivo epidemiológico o clínico”.
El Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires respondió la solicitud formal y lo hizo con la cantidad de dosis que recibieron los 16.603 internados en hospitales porteños desde el año pasado, pero omitió las marcas. Sobre los decesos, citaron los más de 9800 fallecimientos que notificó el distrito desde el año pasado de residentes y no residentes, aunque aclararon que eso “requiere un análisis de expertos para confirmar la causal de muerte”.
Ficha del ciudadano
Ahora bien, tanto el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS), que contiene los datos de cada caso estudiado por Covid, y el Registro Federal de Vacunación Nominalizado (Nomivac) concentran toda esa información por número de DNI a través del Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentina (SIISA). Así es como Mi Argentina, por ejemplo, une ambas bases para que un ciudadano acceda a su “ficha” sanitaria.
“Para que las personas puedan visualizar su credencial de vacunación Covid-19, la app Mi Argentina consulta en línea el servicio que el Ministerio de Salud de la Nación pone a disposición para replicar los datos del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (Nomivac), que es donde todas las jurisdicciones reportan las vacunas aplicadas a su población. Es decir, no tiene base propia, tampoco genera ni guarda información de la ciudadanía”, explicaron desde la Secretaría de Innovación Pública de la Jefatura de Gabinete.
Sobre los diagnósticos de Covid, continuaron: “Se pueden visualizar tanto los informados por criterio clínico (por síntomas) como los registrados por criterio epidemiológico (testeos), tomando la información provista por el SNVS del Ministerio de Salud de la Nación, que incluye los reportes del sector público y prestadores de salud privados.”
¿Con qué frecuencia se actualizan esos datos? “Mi Argentina consulta en línea las bases del sistema de salud (Nomivac o SNVS) –respondieron–. Toda actualización en estos registros se verá reflejada en la app. Todas las credenciales que la ciudadanía puede ver se generan a partir de integraciones de servicios con los organismos que expiden el documento correspondiente.”
Entre las mejoras que hubo que hacer el año pasado al SIISA para soportar el aumento de la carga de datos desde las provincias y evitar caídas de ese servicio online, la Dirección Nacional de Sistemas de Información de la cartera sanitaria detalló en su informe anual que “a la información nominalizada de los casos registrados que nutre al tablero [de uso de las autoridades sanitarias] (sobre tratamientos, establecimientos, comorbilidades, cobertura social), se agregó un listado detallado tanto de los casos del día como de los fallecidos del día incorporando además el dato de si están o no vacunados”.
Archivos separados
¿A qué información se puede acceder sobre la pandemia? El Ministerio de Salud nacional actualiza a diario dos archivos con los datos anonimizados de ambas bases que no se pueden unir porque difieren en la forma de identificarlos: en uno hay un número asociado a cada paciente (casos), mientras que en el otro no (vacunas aplicadas). Por lo tanto, esa combinación solo la pueden hacer los ministerios de Salud: LA NACION fue testigo de esa tarea para tres semanas de enero, en plena mitad de la tercera ola. Se puede saber qué dosis y de qué vacunas recibió cada persona que tuvo contacto con el sistema de salud, en qué localidad y centro, si necesitó internación, falleció y tenía otras enfermedades, por ejemplo.
También así lo confirmaron profesionales que utilizan a diario esa información, que se empezó a relevar también con la tercera ola. “Pasamos todos los días esa información de los pacientes. Simplemente, se cruza”, señaló un especialista en medicina respiratoria que trabaja en el sector público y privado porteño. Funcionarios de Salud de otros tres distritos también indicaron que son datos que se analizan localmente y se elevan a nivel nacional.
“La llegada de la tercera ola con la variante ómicron planteó un nuevo escenario, en el que los contagios diarios se aceleraron como nunca antes. Sin embargo, las vacunas protegieron a los argentinos y las argentinas”, afirmó ayer el presidente Alberto Fernández durante la apertura de sesiones del Congreso. ¿Con qué eficacia y diferencias? Se desconoce.
El impacto de las vacunas
Sinopharm (China) y Sputnik V (Rusia) son dos de las seis marcas que está comprando el Gobierno y concentran la mitad del stock adquirido. En los datos que monitorean algunos distritos, aparecen como las más comunes entre los internados. Pero se necesita más información para una mejor comparación, lo que también se solicitó en los tres pedidos de acceso a la información pública presentados.
Andrea Falaschi, directora de Epidemiología de Mendoza, apuntó en diálogo con LA NACION que hay una gran combinación de vacunas, con esquemas homólogos y heterólogos, que hacen difícil determinar si un laboratorio tuvo mejor performance que otro. “Es un análisis complejo, pero no hay un patrón muy definido. Entre los fallecidos, se percibe mayor cantidad de vacunados con Sputnik, y luego combinando con otras marcas, principalmente Covishield. De todas maneras, es una ensalada de esquemas”, indicó.
Y continuó: “Todas las vacunas son buenas para prevenir la mortalidad; por eso, todo esto tiene que ver con la comorbilidad y el grupo etario: en este caso la mayoría, por arriba del 60%, eran adultos de edad avanzada, mayores de 70. Eso sí, los esquemas combinados tuvieron mayor inmunidad que las dosis de una misma marca.”
Silvia González Ayala, profesora titular de la cátedra de Infectología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata, señaló que “si la notificación en el SNVS fuera adecuada, debería incluir el número de dosis y la vacuna utilizada. Conocer ese dato es de utilidad debido a las distintas vacunas y los esquemas heterólogos utilizados, de los que, por ahora, solo se conoce la respuesta de anticuerpos”.
También, serviría para complementar el conocimiento sobre la efectividad frente a la enfermedad grave y la muerte, definir grupos de riesgo, hacer recomendaciones a la población para aumentar los cuidados de acuerdo con factores asociados con la salud o la edad, por ejemplo, y hasta reorientar, si fuera necesario, la campaña de vacunación.
Para Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinomericana de Infectología Pediátrica, esta información “es indispensable porque es parte del estudio que se debería hacer en la Argentina, y ya haberse empezado a compartir, sobre los factores de riesgo y las comorbilidades, por edades, para trazar un perfil de riesgo por subgrupos de desarrollar una forma grave de Covid o morir. Esto sirve, en tiempo y forma, para que los médicos puedan hablar con sus pacientes”.
El especialista, que también es miembro del directorio de la Sociedad Mundial de Enfermedades Infecciosas Pediátricas, consideró que es una información necesaria que puede generar tanto el Estado como las sociedades científicas o investigadores.
Mauro Infantino reclama desde hace meses los datos sobre el estado de vacunación para sumar nuevos análisis a su sitio CovidStats, que se puede consultar aquí. Uno que quiere hacer tiene que ver, por ejemplo, con la decisión de la Argentina de diferir la segunda dosis en los adultos mayores para vacunar en edades más jóvenes que se tomó en plena segunda ola. “Pocos países lo hicieron y sería importante contar con los datos para poder conocer los resultados. ¿Cuántas personas fallecieron en el pico de esa ola con una sola dosis? –planteó el ingeniero en sistemas–. Se dijo que era para frenar la circulación del virus y ese es otro análisis pendiente. Tenemos buena información sobre los casos. Deberían incluir las fechas de aplicación de cada dosis y qué vacuna se utilizó.”