Desde Pigüe el hieromonje ucraniano Dionisio vive el conflicto bélico en su país.
El padre Dionisio, de la eparquía ucrania, pidió acciones concretas de apoyo y ayuda para «remediar con el amor y la caridad cristiana lo que el afán de poder y el fanatismo han desencadenado.
El hieromonje Dionisio (Flamini), del monasterio de la Transfiguración de Cristo que la Eparquía Católica Ucraniana de la Argentina tiene en la localidad bonaerense de Pigüé, expresó su “profundo dolor y gran consternación” por la escalada bélica en Ucrania, al considerar que “no esperábamos que la situación se desencadenara de esta manera y en este momento”.
“Nos da un enorme dolor, si bien nosotros somos argentinos, hemos estado en Ucrania y tenemos vínculos muy fuertes tanto por la Iglesia como la vida monástica, porque los otros monasterios hermanos están allá”, explicó.
“Ellos, por ahora, están en una situación estable porque en la zona donde están no llegó el conflicto armado”, precisó.
El monje sostuvo que “da mucho dolor ver sufrir al pueblo ucraniano otra vez, sabiendo que es gente sacrificada que ha pasado tantas cosas en su vida, ahora encontrarse con semejante situación, claro que da pesar, mucho pesar”.
“Pero en medio de ese pesar nos asiste la fe, que en Oriente es la sustancia de la vida. Y para nosotros la unión con Cristo, y sobre todo con su Santa Madre; esa fe inquebrantable de Dios, nos anima a mirar con esperanza el futuro, confiando en que Dios va a poner en su lugar, como Dios hace las cosas para el bien de los suyos”.
“Tenemos dolor y tenemos esperanza y pedimos a todos que sigan siendo igualmente solidarios, como lo es el pueblo argentino, tanto en la oración como en la preocupación para que Ucrania y los ucranianos no estén solos como lo están en este momento en muchos aspectos, desprotegidos, y humillados en estas circunstancias”.
El religioso pidió a Dios que “los sentimientos y las palabras pasen a acciones concretas de apoyo, ayuda, acogida, para que de alguna manera remediar con el amor y la caridad cristiana lo que el afán de poder y el fanatismo han desencadenado en esta nación amada por Dios”.
“Damos gracias a Dios porque el Papa tiene en su corazón a Ucrania y también debemos ver en ella un espejo de nuestras realidades y las del mundo, en el que las ambiciones y juegos de los hombres sin Dios se ceban en la gente humilde, que cree y espera. Y Dios es fiel, ese es nuestro consuelo”, concluyó.
Fuente: En línea noticias