El 23 de agosto de 2018 recibieron el primer llamado en el Centro Educativo Complementario (CEC) 801 del barrio Villa Anita, Moreno, en la provincia de Buenos Aires: “Dejen de joder con las ollas”.
Después les rayaron los autos a los docentes.
El 12 de septiembre, a las 5 de la tarde la docente Corina de Bonis fue abordada violentamente en la esquina de las calles Güemes y Tablada. La obligaron a subir a un automóvil rojo con vidrios polarizados; le metieron la cabeza en una bolsa; la golpearon y la torturaron escribiéndole con un pinzón sobre el abdomen “ollas no”. Le pegaron en el pómulo derecho y que después de la vejación, la arrojaron en Tablada esquina La Piedad y se fugaron.
Lo contó en conferencia de prensa el titular del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), Roberto Baradel y fue claro: “Tenemos que parar a estos torturadores”.
La docente y escritora mendocina Nora Bruccoleri le dedicó a de Bonis la poesía “Ollas sí”: (fragmento) “Sí OllaSí/ para ser Maestras/ cocinando/ sentido de amanecer/ en Moreno/ en todo lar/ que se preste/ser vapor/nutriendo razones/desde la bandera/provocadora/de sonrisas./OllaSí/entre Todas/ Las Corinas/ desplegando día a día/ caleidoscopios/ de aprender”.
Secuestro y tortura a una docente en pleno día en democracia.
Un hecho abominable, monstruoso… y falso.
La justicia determinó que la llamada telefónica fue hecha por Corina por lo que la vicedirectora del establecimiento, María Fuentes también fue procesada, como Corina, por falso testimonio.
Según las cámaras de seguridad del lugar, Corina caminó sola y tranquila en esa esquina; no hay un vehículo como el que describió, nada, ni ahí ni donde supuestamente fue arrojada. Las otras personas que aparecen en el video no vieron ni oyeron nada. Se demostró que Corina no tenía golpes en el pómulo derecho. Analizaron la calle Tablada y demostraron que por el estado de la calle, la caligrafía sobre la panza de la maestra hubiera sido imposible de realizar.
Todos los medios difundieron la versión falsa sin usar el potencial, culpando a los gobiernos nacionales y provinciales durante 223 días hasta el día de la indagatoria, en el que Corina se negó a declarar.
¿Qué sentido tiene hoy hablar de esto?
Que va a volver a ocurrir.
El gobierno que asuma en 2023 -y que no será esta Armada Brancaleone- debe saber que esta enfermedad no terminó. Habrá fanáticos dispuestos a autolesionarse en esta época en que la historia la escriben los extremistas.
No es un militante partidario quien llega a autolesionarse para culpar a su adversario.
Es un fanático de secta dispuesto a todo.
Contra eso se deberá luchar.
Una rapidísima búsqueda en la red muestra que ahí están aún todos los repudios a un hecho que no ocurrió: la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires; Abuelas de Plaza de Mayo; la Universidad Nacional de las Artes, entre otros.
Sindicatos, concejos municipales, universidades, organizaciones no gubernamentales, todos ellos siguen exhibiendo su cuota de compromiso con una mentira que tuvo una clara intención política.
La memoria no es la historia, es sólo un recuerdo subjetivo.
Más grave todavía es que en la página oficial del Conicet figure aún hoy el trabajo de la Doctora en Estudios de Género Gabriela Bard Wigdor y Maximiliano Konig ‘“Ollas no”: La historia corporal de una herida social’”, en donde se estudia la agresión y también los discursos de odio de los medios hegemónicos “durante el conflicto por el desfinanciamiento de la educación pública argentina en 2018”.
Es un estudio académico sobre una mentira tomada como si fuese verdad. Una vez descubierta la mentira, los académicos miraron para otro lado.
Ni el Conicet ni ninguna otra autoridad les pidieron rendir cuentas.
La mentira de la maestra tuvo poesías y estudios estatales.
¿Qué van a hacer ahora?
En el período 2015/2019 el kirchnerismo -pero no sólo el kircherismo- intentó voltear al gobierno desde el primer día.
Fueron golpistas durante cuatro años.
Y estuvieron ayudados por idiotas útiles y acomodaticios varios.
¿Qué otra cosa que un intento de golpe de Estado fue la mentira creada con la muerte de Santiago Maldonado?
Santiago estaba, seguramente empujado por ideales altísimos, cortando una ruta. Apareció Gendarmería a terminar con un corte en una ruta nacional. Salieron todos corriendo. Maldonado se metió en un río helado sin saber nadar. La gente a la que él estaba ayudando lo dejó solo.
Murió helado viendo cómo los supuestos mapuches se iban corriendo.
Horrible sí, pero fue lo que ocurrió.
Lo determinaron 55 peritos.
Sin embargo, el país estuvo meses en vilo por declaraciones como las de Matías Santana, que vio a través de unos binoculares que perdió, subido a un caballo, a 300 metros, cómo Gendamería se llevaba al muchacho; o las de la periodista Nancy Pazos, quien aseguró haber visto un rostro en una camioneta de Gendarmería.
Vi el video un montón de veces. Le hice zoom digital al bulto y lo q se ve es un rostro. X favor que alguien analice urgente las imágenes t.co/ik07kLnGuR
— N????ncy P????zos (@NANCYPAZOS) September 17, 2017
Con Maldonado el país entró en una locura generalizada que todavía no fue analizada, pero no entró por casualidad.
Fuimos inducidos a eso.
En las salas de espera de los médicos, en los colegios primarios, preguntaban en voz alta por “Santiago Maldonado”.
Las fotos multitudinarias en redacciones con el cartelito fueron empujadas muchas veces -me consta- más por el miedo a decir que no, que por la decisión propia.
Fue el peor virus, inoculado en una población sin convicciones, frágil, a veces acomodaticia, a veces solamente indiferente. Gente que no quiere que la jodan entonces siguen la corriente y ya está. Después, cuando la corriente se los lleva puestos, ya es tarde.
Fue muy difícil en aquellos días no sobreactuar, bajo pena de quedar sindicado como no empático o directamente asesino.
El patrullamiento ideológico de La Banda de los Buenos alcanzó niveles exorbitantes esos días. No sólo tenías que preguntarte por Maldonado, además tenías que saber que era otro muerto de Macri Basura.
Sí, fuiste muy solidario para proclamar “Soy X, estoy en tal lugar y pregunto, ¿dónde está Santiago Maldonado?” o sacarte la foto con el cartelito, pero el compromiso te llegó solo hasta ahí y ni Mauro Ledesma, ni Magalí Morales, ni Luis Espinoza ni las decenas de muertos por la cuarentena recibieron una centésima parte de tu atención.
Lo dejaste claro.
Para vos, muertos que no sirven para “Macri, basura, vos sos la dictadura” son muertos que no cuentan.
No dijiste una palabra, escritor famoso, intelectual del Estado, artisssta comprometido.
Si tuvieras conciencia pesaría para siempre sobre ella el saberte tan mezquino, tan poca cosa, tan avaro.
Tu arte, tu pensamiento, tu obra están contaminados de esa poca cosa que sos.
Lo grave es que todo esto va a volver a pasar -y quizás se profundice- después de 2023.
El 16 de febrero de 2016, cuando el gobierno que había asumido dos meses antes intentó ver qué pasaba con el descalabro de contratados que habían entrado al hospital Posadas de la mano de Martín Sabatella y su sello k, Nuevo Encuentro, manos anónimas dañaron con una silla de ruedas el resonador nuclear magnético del hospital, que costó 800 mil dólares. La semana anterior se habían “descompuesto” todos los ascensores juntos, se rompieron las heladeras del vacunatorio (que años después usarían para vacunar a los vip del nuevo kirchnerismo) y dejaron sin refrigeración las oficinas de los directores.
El 17 de marzo del ‘17, el entonces titular del Indec, Jorge Todesca tuvo que enfrentar a los gritos a maleducadísimos representantes de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) que apagaron los servidores del organismo. Un grupo de delegados de UPCN violentó el sistema de acceso al edificio y estuvieron recorriéndolo durante todo el día. El Indec había intentado desplazar del organismo a 80 personas, entre ellos, que tenían hasta 103 días de inasistencias, sin enfermedades, licencias o embarazos.
Quien se haga cargo del Indec tiene que saber que va a volver a ocurrir, que tendrá que enfrentarlo y ganar, si queremos que haya país.
En junio del '17 un jubilado se suicidó en la sede de ANSES en Mar del Plata. ATE lanzó un paro nacional: “Esto no da para más. Mañana paro general en Anses. Ya basta. Esto es un genocidio. No vamos a ser testigos silenciosos. No vamos a ser cómplices de este plan de exterminio de nuestros viejos. Asambleas hoy y paro mañana”, dijo a C5N el gremialista Leonardo Fabré. Finalmente las sobrinas contaron que el señor estaba deprimido por la muerte de su esposa y de su mejor amigo y que no tenía problemas económicos. Mientras tanto, otro muerto que sirvió para Macri, Basura. Y ATE hizo un paro nacional.
En 2018 y 2019, el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, no pudo dar su discurso inaugural en la Feria del Libro por protestas en contra de la universidad de formación docente, el reconocimiento de los bachilleratos populares y hasta por materiales de limpieza para las escuelas. A los distinguidos escritores presentes no les molestó la interrupción, dieron por sentado que está bien gritar para impedir un discurso institucional.
¿Qué van a hacer los intelectuales orgánicos ahora?
En la misma Feria del Libro, la periodista Maru Duffard sufrió golpes, insultos y escupitajos de parte de kirchneristas enardecidos que alcanzaron el nirvana gritando “Macri, basura, vos sos la dictadura”.
Estos recalcitrantes violentos estarán dispuestos a continuar su tarea en 2023.
Habrá que saberlo.
Como en agosto del ’17 les falló el primer golpe de Estado, volvieron a intentarlo en diciembre de ese año, con las 14 toneladas de piedras al Congreso contra una ley que daba previsibilidad, mientras los diputados kirchneristas -que impusieron ahora una ley peor para los jubilados- escupían a la policía y el periodista Julio Bazán recibió una brutal agresión con piedras y patadas.
Esos animales quedan sueltos.
¿Qué van a hacer en el 2023?
¿Alguien duda que Víctor Hugo Morales, Luis D’Elía y Diego Brancatelli van a volver intentar crear pánico anunciando corralitos, como lo hicieron el 30 de agosto de 2018?
Era julio del ’19 y estaba en marcha la carrera electoral. Hacía frío, como todos los julios, pero el ex prestigioso Juan Carr y el siempre oblicuo Rodolfo D’Onofrio decidieron que nunca había habido tantos pobres con tanto frío, culpa, claro de Macri Basura y armaron unas mediáticas jornadas solidarias en la cancha de River (porque, se sabe, el frío es porteño). Pasadas las elecciones, pasó el frío. Para siempre. ¿Volverán a tener frío Abbot y Costello desde 2023?
Hubo mediocres actores gritando micromilitancia en los subtes, con los primos que se quedaron sin trabajo y los asados que ya no se comían.
La perfumada colonia artística funcionó, como siempre, como bufones de una obra que no entienden.
Paola Krum no podía pedir sushi una vez por semana.
Florencia Peña se quejaba del precio de las galletitas.
Rodolfo Ranni tenía que tomar por colectora porque no podía pagar el peaje.
Luli Salazar sólo podía salir a comer afuera si la invitaban.
Ahora que el sushi es más caro, las galletitas están por las nubes, de los peajes mejor ni hablar, los restaurantes son prohibitivos, no se escucha una queja.
Enrique Pinti lloraba por no poder pagar la insulina que, descubrió tarde, le tenía que brindar la obra social.
El 9 de julio de 2018 el elenco estable de los actores adictos al régimen convocó “todos al obelisco contra el FMI” porque “La Patria está en peligro”. Por suerte, desde el ’19 no hay más peligros porque ya no está Macri, Basura.
Miguel Mateos puteó a Macri Basura en la televisión pública en vivo en una transmisión del Festival País desde Paraná. Se subió al trencito de la alegría inaugurado por el cocinero Guillermo Calabrese el 4 de marzo del ’18 cuando, pillastre, hizo tocar a una banda mediocre “el hit del verano” -con el que intoxicaron desde recitales hasta partidos de fútbol- y se lanzaron con la “melodía” de “Mauricio Macri, la puta que te parió”.
La grosería fue una constante, por eso el multimillonario secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéras, y responsable de que millones de argentinos no podamos volar, Pablo Biró gritó “Dejemos de chupar pija, enfrentemos y volteemos este gobierno”, en marzo del ’19 en una clara proclama golpista que no tuvo castigo.
La iglesia, que mintió en el número de pobres, además de las habituales caras de culo que el Santo Bagre le puso a Macri Basura en cada encuentro, en septiembre del 19, cuando Macri fue a la Misa del Triduo, no dudó en espetarle en la cara, en la voz del arzobispo de Salta “Mauricio, llévate el rostro de los pobres, son dignos, son argetinos, son respetuosos”, dando por sentado que a Macri los pobres no le parecían dignos ni argentinos ni respetuosos. El sacerdote salteño Raúl Méndez calificó de inoportuna la visita del Presidente (¡hay que ser caradura!) y monseñor Dante Bernacki se hizo el guapito diciendo “Me da la impresión de que no le dio resultado la Pachamama y viene a ver si el Señor del Milagro le tira un voto más”.
También hubo periodistas llorando en cámaras por la pobreza. Por suerte, después del 40% de pobres dejaron de llorar porque ahora se deshidratarían, pobre gente.
Todo eso va a continuar porque ninguna de estas psicopateadas fueron casualidad.
Cristina Kirchner no entregó los atributos de mando porque nunca reconoció que Macri ganó las elecciones.
Por eso los diputados de La Cámpora dejaron las bancas vacías el día de la asunción de Macri.
Por eso no hubo transición entre las autoridades que se fueron y las que llegaron en 2015, que se encontraron con archivos vacíos, computadoras arrancadas y agujeros donde estaban los televisores porque se los robaron.
Por eso llevaron helicópteros de cartón a las marchas a un mes de asumido el gobierno.
Por eso persiguieron a las autoridades elegidas por el pueblo en 2015 en cada gira internacional, con muñequitos y gritos ofensivos. Mayra Mendoza se fue a quejar a Putin de que no había libertad en Argentina. A Putin. Mayra Mendoza. El chiste se cuenta solo.
Por eso los sindicatos estatales se sintieron con fuerza para obstaculizar las iniciativas del gobierno democrático.
Por eso, apenas ocurridas las paso del ’19, fuentes del Frente de Todos, publicadas sin problemas por gran parte del periodismo nacional, lanzaron la versión de que el Fondo Monetario Internacional quería un adelantamiento de las elecciones por el “vacío de poder”. Versiones que el FMI tuvo que desmentir al día siguiente.
Noticias dramáticas, inminentes cataclismos, denuncias insustanciales, palos y palos en la rueda del gobierno no peronista.
Va a volver a pasar.
Pero esta vez ya sabemos.
Nunca importaron las víctimas.
Son mezquinos, ignorantes y dentro de ellos hay manipulables y manipuladores.
La perfumada colonia artística, los adustos sacerdote, los desaforados sindicalistas, los domados comunicadores deberán saber que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
En 2023 no habrá espacio para psicopateadas.
Dependerá de nosotros.