Secuestraron a una adolescente, cobraron por el rescate y la ahorcaron: los condenaron a perpetua

Xiomara Naomi fue capturada cuando salía del colegio en 2018. Su familia pagó un rescate en medio de un secuestro extorsivo, pero ella nunca regresó. La Justicia condenó este miércoles a sus homicidas.
  • La adolescente fue secuestrada a la salida del colego La adolescente fue secuestrada a la salida del colego
  • La Policía Federal realizando peritajes en el auto donde encontraron a la adolescente. La Policía Federal realizando peritajes en el auto donde encontraron a la adolescente.

Dos hombres fueron condenados a cadena perpetua este miércoles por el secuestro extorsivo seguido de muerte de Xiomara Naomi Méndez. La adolescente de 15 años fue capturada en noviembre de 2018 a la salida del colegio en el barrio porteño de Flores. Al día siguiente la encontraron asfixiada en el auto en el que la tenían cautiva, pese a que su familia ya había pagado un rescate.

Se trata de Bruno Martín Cortez (38) y Luis Alberto “El Loco” Fernández (43), quienes fueron condenados a la pena máxima por el Tribunal Oral Federal 6 de la Capital Federal, tras un juicio que duró casi nueve meses.

Tal como había solicitado en su alegato de noviembre pasado la fiscal general Gabriela Baigún, el TOF 6 consideró a ambos imputados como coautores de los delitos de “secuestro extorsivo, agravado por causar intencionalmente la muerte de la víctima, por ser la víctima una joven menor de edad, por la existencia de un vínculo de respeto y por haber obtenido el pago del rescate”.

kEn el caso de Fernández, también fue condenado en concurso con “resistencia a la autoridad agravada por haberse cometido mediante el uso de un arma de fuego, encubrimiento por receptación y portación de arma de guerra”.

Los jueces Sabrina Namer, Néstor Guillermo Costabel y Rodrigo Giménez Uriburu también ordenaron hacer entrega a la madre de la víctima el dinero incautado en la causa, que era la mitad de los 30.000 que pagó de rescate.

Si esta condena se confirma, Cortez y Fernández recién podrán pedir la libertad condicional en 2053, tras pasar 35 años encarcelados.

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Según lo acreditado en el juicio, el hecho ocurrió a las 17 del 20 de noviembre de 2018, cuando la víctima fue secuestrada cuando salió del Liceo número 5 “Pascual Guaglianone”, ubicado en Carabobo 297.

La adolescente fue interceptada por Fernández -conocido de la familia a quien la propia víctima llamaba “tío”-, y se subió a un Fiat Duna rojo.

Media hora más tarde, la madre de la adolescente recibió desde el WhatsApp del celular de su propia hija, el primer mensaje de audio extorsivo: “Patri, tengo a tu hija Naomi. Llamame rápido, urgente”.

En el siguiente mensaje, cuyas transcripciones constan en el expediente, se escuchan los llantos de la menor de edad y al secuestrador pidiéndole a la chica que le diga a su madre dónde estaba y qué le había pasado.

La fiscalía sostuvo que en el inicio, las exigencias de los captores consistían en la entrega de 50.000 pesos y 30 kilos de cocaína, aunque después fueron bajando las pretensiones.

Pasada la medianoche, tras seguir las indicaciones de los captores, la madre de la adolescente acompañada por uno de sus hijos, pagó un rescate de 30.000 pesos que dejó detrás de la rueda de un auto estacionado frente a una gomería en el cruce de las avenidas Chiclana y Boedo.

“Yo cuento la plata y la suelto”, le dijo uno de los delincuentes, pero la promesa no se cumplió, ya que a esa hora, por lo que luego determinó la autopsia, Naomi ya estaba muerta.

Los secuestradores que se movilizaban en el Fiat Duna rojo pararon a unas cuadras de donde cobraron el rescate para hablar con los ocupantes de un automóvil blanco, que se sospecha también pudieron participar del hecho, recibir parte del rescate y aún no fueron identificados por la justicia.

Todo terminó unas horas más tarde, con Fernández y Cortez detenidos tras una persecución por el Acceso Oeste, que terminó con los imputados chocando en la bajada del peaje de la localidad bonaerense de Ituzaingó.

Adentro del auto, la policía encontró muerta en el piso de la parte trasera a la adolescente, que estaba tapada con una frazada, con la cabeza cubierta por un buzo, amordazada y cinta de embalar alrededor del cuello, donde a su vez tenía una varilla de madera sujeta a modo de torniquete y una soga atada al cinturón de seguridad.

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