Fernández se da un baño progre y Morales le da una mano al Gobierno

Preside la Celac, una mini OEA anti Estados Unidos. El jefe radical hace suyo el relato oficial. Por Ricardo Roa
Alberto Fernández asumió como presidente de la Celac, un organismo de perfil anti norteamericano.
Alberto Fernández asumió como presidente de la Celac, un organismo de perfil anti norteamericano.

Alberto Fernández logró su gran baño de progresismo 2022 asumiendo por fin la presidencia de la Celac. ¿Qué es la Celac? Un foro de países americanos sin Estados Unidos ni Canadá y del que Bolsonaro sacó a Brasil. Una OEA casi de juguete, donde se habla más de no injerencia que de democracia y donde pesan Cuba, Nicaragua y Venezuela, tres violadores sistemáticos de los derechos humanos.

Fernández estuvo a un paso de asumir en septiembre, pero Nicaragua se lo impidió. Había mandado a esa reunión en México a Felipe Solá, a quien bajó de canciller en pleno vuelo. Doble papelón: Ortega vetó su candidatura y Solá, enojado por el maltrato, se negó a leer el documento de la Argentina.

Para que no le estropeara de nuevo la designación, que debe ser por consenso, Fernández se acercó a Ortega y le prometió que no abrirá la boca contra Nicaragua. Ortega acaba de ganar las elecciones metiendo en la cárcel a cuanto candidato opositor se presentara. Ni hace falta decir que fue triunfo de la democracia. Hasta se permitió otro lujo: invitar como veedor, con el rótulo de “acompañante electoral”, a Mario Firmenich, ex jefe de Montoneros. En Nicaragua hoy toda la oposición está presa o exiliada. 

El Gobierno hizo algo más para manejar los parlantes de esta mini OEA que se propone nada menos que aislar a Estados Unidos: salió a regalar vacunas contra el Covid entre islas caribeñas. Vacunas a cambio de votos. Lo mismo que hacía Chávez y hace Maduro con barriles de petróleo. 18.000 dosis de AstraZeneca a Santa Lucía, 2.000 a Dominica, 11.000 a Granada, otras tantas a San Vicente y las Granadinas y 30.000 a Barbados. Un despropósito. También habría pagado pasajes para que esos pequeños países mandaran delegados a Buenos Aires.

México usa la Celac pero no la preside porque López Obrador, de quien nunca se sabe cuándo viene y cuándo va, prefiere que otros hablen contra Estados Unidos, su conveniente socio. Estamos hablando de una presidencia pro tempore, léase, por un año, pero es consuelo para el gobierno después de no haber conseguido el asiento buscado en el BID y la CAF, que tienen plata y peso.

Está claro que Fernández piensa que el relato no tiene por qué coincidir con lo que se hace, por lo cual la presidencia de la Celac bien puede estimular severísimas declaraciones anti FMI justo cuando la Argentina negocia con el FMI. En psicología esto se llama patología, pero en política, al menos en la nuestra, sería señal de alta estrategia.

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¿Y qué mejor oportunidad para inaugurar la presidencia que enviar una delegación a la re re re de Ortega, en la que compartiríamos escenario con Cuba, Venezuela, Irán, Bolivia, Bielorrusia, Angola y Corea del Norte. Y otras más que siguen en la lista. Así dejaría claro de qué lado del mundo queremos estar. O el gobierno quiere ponernos.

El envío de una delegación lo había anunciado el embajador Capitanich, amigo de Ortega y hermano del Coqui, gobernador del Chaco. Dijo también que Fernández no iría a la asunción. No da para tanto. Pero algo pasó y su jefe, el canciller Cafiero, metió ayer la marcha atrás. Será al fin Capitanich quien le agradecerá en nombre de Fernández a Ortega el voto en la Celac.

El Presidente no pudo sacarse la foto con los gobernadores de Cambiemos y las filminas que con falso aire de autoridad hace Guzmán y que quería mostrarle al Fondo y a Estados Unidos. Y mejor que no le muestre la foto que se sacó con la Celac ni al Fondo ni a Estados Unidos. Si algún mensaje baja el presidente Biden es que la batalla es entre democracia y no democracia.

Hay un tufillo extraño en esta negociación con el Fondo y es el de una nueva gesta soberana. Otra causa Malvinas, como al comienzo de la pandemia: el cristinismo necesita convocar a algo que se parezca a una pelea patriótica contra el Fondo. El problema, se sabe, es que tiene que negociar con el Fondo.

El relato del gobierno dice más o menos esto: 1) todos nuestros problemas tienen que ver con el Fondo. 2) El problema con el Fondo lo causó Macri y 3) vamos a luchar y a poner el pecho para defender el trabajo de los argentinos y sacar el país adelante. Había otro punto que decía: el préstamo fue irregular y político. Pero han debido borrarlo después de la respuesta que les dio el Fondo.

Eso sí: han recibido desde la oposición una ayuda inesperada, aunque para algunos no tanto: la del gobernador jujeño Morales, ahora jefe del radicalismo. ¿Y qué dijo Morales? Que “la deuda la contrajimos nosotros”. Es decir, Cambiemos. Es decir, el punto 2 del relato oficial. Nadie entiende bien qué mosca le picó para legitimar así al cristinismo. Hicieron cola en su partido para pegarle y no hubo un solo radical que saliera a defenderlo. Como queda poco por decir cuando se dice una cosa así, recurrió a una conocida sopa vieja: que lo habían sacado de contexto.

Lanzado a mostrar que el radicalismo ha dejado de ser un segundón del Pro y a pelearse con Larreta por la candidatura del 2023, Morales habla hasta por los codos y se mete seguido en problemas. Una de dos: o se le escapó la frase y no se dio cuenta de que era funcional al Gobierno o quiso ser funcional al gobierno, con el que negocia una devaluada foto para el FMI. Queda poco por decir: Morales es jefe político y gobernador y la Rosada tiene a las provincias agarradas de las cajas. Pero por su culpa, la oposición pasó de discutir sobre el Fondo con el Gobierno a discutir internamente sobre Morales.

También de este momento de la política, hablan las más de 500.000 personas anotadas para el sorteo del sueldo de Milei. Pero mejor llamar a un psicólogo para interpretar eso.

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