La Pampa: Ahorró durante meses y le cumplió a su abuelo el sueño de tener un auto

“Mi abuelo enviudó hace dos meses, y no quería que se sintiera triste para las Fiestas”, dijo el nieto sobre el regalo.
La Pampa: Ahorró durante meses y le cumplió a su abuelo el sueño de tener un auto

Faltaban pocos minutos para que arrancara el 2022 y Alberto fue sorprendido por su nieto Gonzalo. El hombre, que se jubiló como mozo, tiene 76 años, enviudó hace unos meses y recibió un regalo que nunca hubiera esperado.

Alberto es de los hombres que inculcó la cultura del trabajo a su familia. Toda su vida trabajó en el icónico Café Roma de la ciudad pampeana. Los fines de semana también prestó sus servicios en los bailes que se realizaban en el Club Ferrocarril Oeste.

Sin embargo, a pesar de haber trabajado durante toda su vida, nunca pudo comprarse un auto. Y como recompensa a ese esfuerzo, uno de sus nietos le cumplió el sueño.

Gonzalo tiene 33 años, es empleado administrativo y los fines de semana trabaja como DJ. Él sabía que Alberto era fanático de los auto antiguos. “Sin irrompibles”, le decía cada vez que iban juntos y se cruzaban con uno.

El joven registró ese deseo y hace tres años se puso en contacto con un amigo que tenía un Renault 12 modelo 93. “El día que lo vendas, yo te lo compro para mi abuelo”, le dijo. Durante ese tiempo ahorró todo lo que pudo hasta que recibió el llamado que tanto esperaba: le avisaban que el vehículo estaba a la venta.

Contó cuánta plata tenía y de inmediato supo que aún le faltaba para llegar al total. Por eso, tomó la decisión de vender su moto para pagarlo en efectivo.

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“Mi abuelo enviudó hace dos meses, y no quería que se sintiera triste para las Fiestas. Por ese motivo alquilé una quinta para recibir el Año Nuevo en familia. Puse luces y elegí la música adecuada para que ese momento fuese inolvidable para todos”, contó Gonzalo.

 
Faltaban pocos minutos para que arrancara el 2022 y Alberto fue sorprendido por su nieto Gonzalo. El hombre, que se jubiló como mozo, tiene 76 años, enviudó hace unos meses y recibió un regalo que nunca hubiera esperado.

Alberto es de los hombres que inculcó la cultura del trabajo a su familia. Toda su vida trabajó en el icónico Café Roma de la ciudad pampeana. Los fines de semana también prestó sus servicios en los bailes que se realizaban en el Club Ferrocarril Oeste.

 
Sin embargo, a pesar de haber trabajado durante toda su vida, nunca pudo comprarse un auto. Y como recompensa a ese esfuerzo, uno de sus nietos le cumplió el sueño.

Gonzalo tiene 33 años, es empleado administrativo y los fines de semana trabaja como DJ. Él sabía que Alberto era fanático de los auto antiguos. “Sin irrompibles”, le decía cada vez que iban juntos y se cruzaban con uno.

 
El joven registró ese deseo y hace tres años se puso en contacto con un amigo que tenía un Renault 12 modelo 93. “El día que lo vendas, yo te lo compro para mi abuelo”, le dijo. Durante ese tiempo ahorró todo lo que pudo hasta que recibió el llamado que tanto esperaba: le avisaban que el vehículo estaba a la venta.

Contó cuánta plata tenía y de inmediato supo que aún le faltaba para llegar al total. Por eso, tomó la decisión de vender su moto para pagarlo en efectivo.

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“Mi abuelo enviudó hace dos meses, y no quería que se sintiera triste para las Fiestas. Por ese motivo alquilé una quinta para recibir el Año Nuevo en familia. Puse luces y elegí la música adecuada para que ese momento fuese inolvidable para todos”, contó Gonzalo.

“Vos sabés que yo la semana pasada estuve hablando con Papá Noel y le dije que necesitaba un regalo para mi abuelo. Mandámelo a General Pico, La Pampa, que se lo voy a entregar el 31 a la noche. Así que, abuelo, espero que disfrutes este regalo. Vos sabés que te quiero mucho. Esto va de parte mía. Este es un regalo pendiente que tenía desde hace varios años. Vamos a ver qué te trajo”.

 
Así empieza el video que Gonzalo grabó para sorprender a Alberto, quien esperaba ansioso sentado en una silla blanca. Empezó a sonar la canción Color Esperanza, de Diego Torres, y desde lejos se escucharon bocinazos.

Del auto bajó Gonzalo y le entregó las llaves. Se abrazaron y Alberto, todavía sorprendido, agradeció y saludó al resto de la familia.

“Fue un momento muy especial porque verlo sonreír a mi abuelo es hermoso. Él siempre ayudó a todos sus nietos, y se merecía una recompensa. Estoy feliz por él. Igualmente, nada de lo que pueda hacer será suficiente para agradecerle las horas de juego que me dedicó y las enseñanzas que me dejó”.

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