Ricardo López Murphy se integró a la coalición opositora en las últimas elecciones. Dice que lo hizo bajo ciertas condiciones: que abrieran las primarias y que no le hicieran poner la cara por el pasado de Cambiemos en la Nación y en la Ciudad porque él, siempre, fue muy crítico.
Desde la playa, en un balneario en Pinamar Norte, el “Bulldog”, mezcla vida familiar, vacaciones y política. Recibe a LA NACION horas antes de un encuentro que tendrá con Rogelio Frigerio, diputado electo y exministro del Interior de Mauricio Macri. “Tengo muy buena relación”, anticipa sobre él. Se juntaron luego para charlar sobre una cruzada impositiva y para acercar posiciones en otros temas.
El diputado compitió con María Eugenia Vidal en las internas de Juntos por el Cambio en la Ciudad. Dice que le fue bien pero que esperaba más. También manda un mensaje directo a la conducción de Juntos por el Cambio. Afirma que no está claro el liderazgo y que urge conformar un comité ejecutivo para evitar contradicciones en la narrativa como las que para él hubo con el aval que sectores de Juntos por el Cambio le dieron a la reforma que destrabó la reelección de intendentes en la provincia de Buenos Aires.
“Nos pusimos en la vereda de enfrente de la gente. Eso pasó porque faltó ejercer una dirección firme. Y eso pasa porque no hay reglas claras [en la coalición]”, explica. “Si usted va contra su electorado, le va a ir mal”, adivierte. Muchos, seguramente, se sentirán aludidos. Algunos, intendentes del Pro bonaerense.
También, mueve el avispero para 2023. No lo dice en público. Pero se percibe en su entorno. Termina la entrevista y se mete al agua a nadar mar adentro ¿Se estará entrenando para ser candidato?
-¿Qué expectativa tenía en la elección en la ciudad? ¿Quedó conforme?
-Creo que había un espectro muy grande de la ciudadanía que creía que había que defender los valores de la República y la libertad, había que hacerlo en una coalición muy amplia, que asegurara ponerle un freno al kirchnerismo, pero que también asegurara otro rumbo, que no se repitieran los errores del pasado. Que lo asumimos en la narrativa, en el relato público y eso fue muy influyente sobre el discurso de campaña. Se nota aún más en los debates parlamentarios. Yo tengo un monobloque, tuve la importancia en los debates con Guzmán, eso refleja que hay una búsqueda de esa conjugación de defensa de la República, más espacio para la sociedad civil, menos ahogo para el sector productivo y eso es lo que creíamos que estaba ausente en el discurso público.
-¿Cómo siente que salió de esa interna con Vidal?
-Yo creía que íbamos a sacar más votos. Me parecía que el discurso y la lista que teníamos era de excepcional calidad, y tuve la expectativa de que íbamos a estar un poco más arriba. Creo que influyó que había otras expresiones, no dentro de Juntos por el Cambio, pero si fuera que hacían un reclamo por similares valores y planteos en términos de mayor libertad de la sociedad civil, del sector privado y eso compitió con nuestra base electoral.
-¿Cuál es su opinión de Javier Milei?
-Creo que él ha sido un economista destacado por muchos años en la Argentina y que hizo una irrupción en la vida política probablemente reflejando dos cosas: la necesidad de la sociedad civil de salir del ahogo de un Estado excesivamente presente, dirigiendo, metiendose en todo, ahogando todo, él expresó eso. Y también expresó, que eso yo no lo hice, un rechazo a todo el sistema político. No lo expresaba porque no quería.
-Pero no lo expresaba porque no lo compartía.
-No lo expresaba porque creo que no es lo mismo el oficialismo que la oposición. Eso lo señalé en muchos debates. No es lo mismo Zannini que Patricia Bullrich. No es lo mismo Aníbal Fernández que Martín Tetaz, creo que es un error asimilar a la coalición opositora con el oficialismo. No coincido con esa visión. La coalición de la oposición se parece mucho a lo que gobierna en Uruguay, a lo que es una democracia republicana. Y esa es una aspiración que la sociedad argentina tiene que tener. Recnozco que ese planteo antisistema tiene dos fuentes muy importantes. Una es el largo período de fracaso económico y social, llevamos muchos años sin crecer, sin ninguna expectativa, y eso ha generado un clima muy negativo muy pesimista que fertiliza posiciones antisistema. Y en segundo lugar que el sistema político argentino deja mucho que desear, como se vio en las ausencias en las cámaras, no médicas, como se vio en la votación en la reelección indefinida, en ambos casos estoy en contra pero no digo que todo el sistema político incurre en esos defectos. Es verdad que lo de la provincia de Buenos Aires es muy grave.
-Lo de los intendentes.
-Sí. Probablemente el régimen político que mejor funciona en el país es el mendocino. Un gran atributo de ese sistema es que no tiene reelección. Santa Fe tampoco tiene y es una provincia que funciona mejor que otras. Antes del ‘84 ninguna de nuestras constituciones tenía reelección.
-¿Tendría que haber un solo mandato?
-La solución estadounidense es una solución razonable, ir más allá de eso no es correcto.
-¿Por qué hubo sectores de Juntos por el Cambio que acompañaron lo de la reelección?
-Creo que los vicios en el sistema político argentino, la narrativa y la cultura política nuestra no ha desarrollado esta necesaria separación entre quién ejerce el poder y su permanencia en él con lo que son los ideales de una democracia representativa. La idea de la democracia representativa surgió para que existan chequeos y balances y que nadie tenga un poder no desafiable. Por eso los límites institucionales. Hay una tradición muy larga de esto. A qué atribuyo que esto no cede: probablemente no hubo un ejercicio de la dirección política suficientemente enérgico.
-¿Del lado de Juntos por el Cambio?
-En la oposición y en segundo lugar, que es mucho más grave que esto, que es la cultura política que no rechaza la idea de la no reelección permanente. Esa cultura política actúa contra nuestra narrativa, y tenemos que ser muy francos en eso. Eso es lo que tenemos que cambiar. Porque si la cultura política fuera la correcta a nadie se le ocurriría esto. Se sentiría escandalizado de querer estar muchos períodos, además porque eso refleja que no hay rotación en los cuadros del partido tenemos un problemón. En un sistema que trata que no haya imprecindibles.
-¿Quién debió haber ejercido esa dirección enérgica en Juntos por el Cambio? ¿Macri, Vidal, Larreta?
-No. Vidal fue muy clara en esto. Creo que hubo una presunción que había una instrucción iba a ser desobedecida que es más grave. Porque está esta idea de la cultura política.
-De hecho, Macri criticó la posibilidad de la reforma a la ley.
-Claro. Es que no está la idea de que la alternancia con otras fuerzas y dentro de la misma fuerza le da fluidez, calidad, oxígeno y límites al poder, el problema es la cultura política, por eso creo que ese tema es mucho más delicado que las ausencias, aunque haya generado (este otro tema) más repercusión en la opinión pública. Crearon más impacto. En realidad la ley de Bienes Personales no salió, fue aprobada sin quorum, es inválida. La justicia debe declararla inválida, se violaron los términos de las sesiones especiales.
-O sea, más allá de si le dieron el voto o no por bienes, lo que impacta es la cultura de me ausento o da lo mismo.
-Eso es grave, porque primero revela que no se era conciente de la paridad de fuerzas.
-O que hubo un acuerdo.
–No, no creo. Fue simplemente…es que nunca estuvimos en esta situación. No era un problema, pero ahora sí es un problema. Pero lo de la reelección de la provincia de Buenos Aires es mucho más grave. Por supuesto que hay un tema de la dirección política de no ir contra estas ideas. Por supuesto que hubo poca inteligencia en ponerse en la vereda opuesta de la opinión pública. Era claro que la opinión pública no quería saber nada con eso. Lo más importante para mí son los valores. Es decir, no darse cuenta que eso es nocivo para el sistema político que estamos procurando formar…eso es lo delicado. Por eso es importante la batalla por la narrativa, por el programa y la gobernanza es la clave del año 22.
-Grindetti, el intendente de Lanús, estaba a favor de la reforma, y es una figura importante de Juntos por el Cambio. Qué le genera eso.
-Es que había una discusión interna porque mucha gente es consciente que esas reelecciones son contradictorias de nuestro discurso de control por parte de la sociedad civil de los partidos y el poder. Si los partidos no se pueden renovar, si los dirigentes no se pueden renovar, eso va a ser muy perjudicial, muy nocivo. Es importante explicarlo. Eso es cierto en los gobiernos ejecutivos, presidencialistas. México, Estados Unidos, Brasil tienen esos límites. Merkel no lo tenía porque era un sistema parlamentario. El régimen parlamentario funciona bajo otras reglas.
-Qué pasa si en 2023 Macri quiere incorporar a Milei.
-Lo dije siempre. Las coaliciones tienen que ser lo más amplias posibles. El peronismo tiene inmensa capacidad para rediseñarse y ser competitivo. Creo que va a haber dos coaliciones muy competitivas. Cuanto más ampliemos la coalición mejor va a ser.
-¿Lo ve a Larreta disputándole el liderazgo a Macri en el Pro?
-Creo que hay mucha gente que quiere ser candidata. Mi candidato es el programa, la narrativa y la gobernanza.
-¿No está resuelto eso en Juntos por el Cambio?
-No. Ninguna de esas tres cosas están resueltas. Fíjese la gobernanza. De quién es la dirección [en Juntos por el Cambio], bajo qué reglas opera.
-¿No está clara la dirección de JxC?
-No están claras las reglas. Un partido político es una sociedad anónima, tiene un directorio, asamblea de accionistas, tiene normas de funcionamiento. En el radicalismo teníamos comité nacional, comité de distrito, asamblea. Yo propuse que se designara un comité de 7 personas. que el directorio ejecutivo lo integraran los siete partidos que forman parte de la coalición, a nivel local y nacional, con algún mecanismo de proporcionalidad y que la asamblea fueran los diputados y senadores nacionales.
-¿A quién se lo planteó?
-A varios miembros líderes de Juntos por el Cambio. No lo ha resuelto la coalición. Si ese mecanismo hubiera estado, y el comité central determinaba que estaba en contra de las reelecciones, nadie hubiera acompañado esa reforma. ¿Usted vio en algún lugar cuáles son las reglas [del partido]?
-¿Se las puede tener con las ambiciones que hay de cara a 2023?
-Con mucha más necesidad. La Constitución supera la toldería. Antes de la Constitución había caudillos, Rosas asumía la representación de todo con una carta. La Constitución nos dio 100 años de gran prosperidad. Y la Argentina se volvió uno de los países más avanzados del mundo. La oposición necesita una gobernanza clara.
-¿Cómo ve esa convivencia con las fricciones entre Larreta, Macri, el radicalismo?
-Cuánto más fricciones haya, más necesarias son las reglas.
-¿Ve un sector del Pro queriendo definir si es Larreta o Macri el líder?
-Esa discusión hoy sin gobernanza sin narrativa no tiene sentido. Qué le vamos a salir a decir a la población es la pregunta. ¿Estamos a favor o en contra de las reelecciones indefinidas? ¿Le vamos a decir a la gente que fue un hecho excepcional? ¿Cuáles son nuestros valores? Y por último, ¿cuál es nuestro programa? Vamos a recibir una Argentina despedazada. Con una crisis profunda, con problemas de funcionamiento fenomanales, en educación, salud, justicia, defensa, seguridad. Vamos a necesitar un gobierno excepcional con un gobierno excepcional. La narrativa tiene que ser congruente con lo que hacemos. Y a veces me parece que nos ponemos en la vereda opuesta de lo que la ciudadanía quiere y necesita. La ciudadanía simpatizaba con que no votáramos las reelecciones. Se ponen en la vereda equivocada para lo que hay que hacer en la Argentina.
-¿El rol del radicalismo se tiene que redefinir?
-Obtuvo triunfos muy importantes, ha revitalizado sus cuadros, ha renovado sus figuras principales. Va a tener un rol muy decisivo.
-Durante la etapa Cambiemos fue más la cabeza visible el Pro.
-Eso no ocurre más ahora. Eso no va a ser más así. Le dimos al país un soplo fresco con las internas. Y con la victoria. Se vio cuando se derrotó el presupuesto disparatado de Guzmán, con una serie de normas que se habían colgado sin que nadie las evaluara. Me parece un gran avance grande. Tuvimos un retroceso con Bienes Personales, al no poder consagrar la norma de senadores, y el gobierno comete el error de sesionar sin quorum y eso no nos dejó bien. Y me impactó mucho, era ponernos en la vereda opuesta de lo que era la narrativa. Si usted va contra su base electoral no le va a ir bien.
-¿Qué opina del video de ministros de Vidal con agentes de la AFI y empresarios?
-Creo que es unánime la percepción de que el Pata Medina era un elemento gangsteril en el sistema sindical argentino. Ese tipo de problemas que tenemos tiene que ser enfrentado por el gobierno. Pero no me resultó afortunada la reunión.
-¿Por qué? ¿Qué le generó?
-Que los servicios de información no tienen nada que hacer ahí. Si algo funcionó mal con Cambiemos fueron los servicios de inteligencia.
-Dicen algunos que es lo que más problemas le genera ahora a Macri.
-Funcionó mal. Como el programa económico, en términos de dar beneficios al comienzo y los costos al final, eso no se le ocurre a nadie con un poco de orden. El sistema de inteligencia no tiene que meterse en estas cosas. Tiene desafios inmensos de amenazas a la soberanía, en la integridad territorial, tenemos desafíos con fuerzas regulares muy graves. De eso se tienen que ocupar los servicios de informaciones. No está bien vincularlo a otras actividades Todo estamos de acuerdo con que eso no fue feliz.
-¿Pudo hablarlo con Vidal o con Macri? No solo este episodio sino en general, el mal funcionamiento de la inteligencia durante Cambiemos
-Creo que la opinión mía en ese tema resume bien un balance de lo que ocurrió.
-Por qué el gobierno no llegó a un acuerdo con el Fondo.
-Porque negocia amablemente en privado pero los insulta en público. Cuando el Fondo ve eso dice “estos tipos no son confiables”. Además donde usted miente todo el tiempo sobre las realidades que ocurrieron ahí. En realidad la Argentina en el 18 cooperó para hacer un fenomenal ajuste que no había más remedio que hacerlo, por el déficit de cuenta corriente. Y Macri termina a fin de 19 habiendo corregido la situación fiscal y la externa.
-El préstamo estuvo bien para usted.
-El préstamo hace lo que normalmente hace. Seguro hubo errores en la implementación, en la gestión, de hecho hay una revisión de casi 120 páginas. Seguro hubo errores y complejidades. Era inviable el esquema de los dos primeros años. Los años ‘16 y ‘17 eran años inviables por el déficit. Un país con mal crédito no puede tener ese déficit y menos para consumir. Era inevitable la corrección, fue muy costosa y por eso perdió la elección. Me causa gracia cuando dicen que le hicieron hacer a Macri esa corrección para que ganara la elección. Usted gana cuando no tiene que reprimir la ingesta. La negociación que tiene que hacer la Argentina es la que le permita retornar a los mercados de capitales. La renegociación falló en el corazón de la renegociación. No pudimos volver a los mercados. Por eso tenemos problemas con el Fondo. Cuando recupera los depósitos le devuelven el descuento. Los vencimientos eran grandes porque la idea era que volvíamos a los mercados de capitales. No pudo porque la renegociación estuvo mal hecha.
-Entonces, ¿lo que debió haber hecho Fernández era seguir la línea de Macri?
-Si tenía discrepancias, las tendría que haber planteado. Tienen que explicar por qué quieren depender del Fondo. Les parece más fácil negociar con el Fondo que ganarse la confianza de los mercados. Pero si no lo hace no va a poder. Tenemos la segunda reserva de gas natural del mundo y no la podemos explotar.
-Pero sin acuerdo tampoco hay confianza de los mercados
-Desde ya.
-¿Y si el Gobierno logra un acuerdo?
-Si hay acuerdo, no lo sé, cuando salga el acuerdo lo vamos a discutir. Tengo la sensación que el presupuesto era infinanciable y creo que discuten cosas que no son financiables. Están buscando plata para algo que no le van a dar. No conseguimos traer fondos para sacar el gas a 4 dólares que se vende a 30. Y trabamos la venta de 7 cortes de carne que se venden al exterior. Todo está mal. El riesgo país, la inflación.
-La coalición de Cambiemos llegó diciendo que resolvía la inflación en un minuto.
-Yo fui muy crítico de ese período. Yo me incorporé a esa coalición con condiciones. Que hubiera primarias abiertas. Que no me pusieran un umbral imposible de alcanzar para una fuerza nueva. La segunda, la libertad de narrativa: que no íbamos a tener que hacernos cargo de la defensa de la ciudad y de la Nación. Pero las diferencias que tenemos ahí no son comparables con las que tenemos con el kirchnerismo.