El secreto inglés sobre Malvinas que duró 40 años: los buques de guerra llevaban armas nucleares

Los documentos desclasificados señalaron que tres naves portaban el armamento y que el hecho generó mucha preocupación en el gobierno británico.
El secreto inglés sobre Malvinas que duró 40 años: los buques de guerra llevaban armas nucleares

La desclasificación de los Archivos Nacionales del Reino Unido ha permitido revelar un hecho que se mantuvo oculto desde la Guerra de Malvinas: los buques de guerra británicos estaban armados con armas nucleares de profundidad. 

La información que estuvo reservada durante casi 40 años, es decir, desde el conflicto en el Atlántico Sur, fue ampliada por el sitio declassifieduk.org y señala que la presencia de ese armamento nuclear causó pánico entre los funcionarios de Londres por los daños que podría haber causado.

Esas armas se despliegan para contrarrestar la acción de los submarinos y los informes señalaron que, en un principio, la idea era descargarlas en la base de la isla Ascensión, pero que luego fue descartado porque la operación no se mantendría en secreto, entre otras razones. 

Así, el armamento nuclear fue derivado al HMS Hermes y al HMS Invincible, los portaviones más grandes de la armada británica. Los documentos señalaron que, en mayo de 1982, el Hermes tenía 18 armas nucleares a bordo y el Invencible 12, en tanto que el buque Regent tenía una.

Las naves estaban dentro de la “zona de exclusión total” impuesta por Gran Bretaña alrededor de las Islas Malvinas. La entonces Primera Ministra, Margaret Thatcher, insistió en que las naves con armas nucleares no ingresarían en las aguas territoriales de tres millas alrededor de las Malvinas, lo que constituiría una “posible violación” del tratado de Tlatelolco -que prohibe la proliferación de armas nucleares en América Latina-. 

“Las repercusiones internacionales de tal incidente podrían ser muy dañinas”, señala un acta del Ministerio de Defensa británico, fechado del 6 de abril de 1982, y daba cuenta de la “gran preocupación” en el gobierno británico de Margaret Thatcher de que algunas de las “bombas nucleares de profundidad” pudieran “perderse o dañarse y el hecho se hiciera público”.

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La misma acta revela que había un contrapunto en el seno del gobierno inglés por esta situación y apuntan a John Nott. “El secretario de Estado deseará continuar con la práctica establecida desde hace mucho tiempo de negarse a comentar sobre la presencia o ausencia de armas nucleares del Reino Unido en un lugar determinado y en un momento determinado”, reproduce el sitio. 

De hecho, la disputa escaló cuando el Foreign Office le reclamó al Ministerio de Defensa que "desarmara" las armas nucleares, algo que la cartera de guerra en pleno conflicto rechazó. 

En sus argumentos, el Ministerio de Defensa adujo que, “en caso de tensión u hostilidades entre nosotros y la Unión Soviética al mismo tiempo que la ´Operation Corporate´ (Operación Corporativa, el nombre en clave dado al plan bélico), la capacidad militar de nuestros buques de guerra se reduciría drásticamente”.

Uno de los documentos desclasificados minimizó los riesgos de explosión "tipo bomba atómica", pero reconocieron que prevalecía el riesgo de la “eliminación de material fisionable” si alguna de las armas resultaba dañada. De acuerdo con el informe, una situación de este tipo podría provocar hasta 50 “muertes adicionales” por cáncer.

Pero también aluden que Argentina podría haber conseguido esta tecnología nuclear en el caso de una nave hundida. “Podríamos haber tenido que enfrentar una gran vergüenza en el campo de la no proliferación”, aseguraron desde Defensa. 

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