Ricardo Noir, que actualmente juega en Bolivia, quedó en la historia cuando en 2008 debutó en la Primera de Boca y lo hizo con un gol que le dio la victoria al equipo que por entonces dirigía Carlos Bianchi ante Racing. Se esperaba mucho del delantero de Villa Elisa, Entre Ríos. Sin embargo, nunca pudo afirmarse en el primer equipo y, luego de un paso por Ecuador, recaló en Newell's. Era el relanzamiento de su carrera, pero un rumor infundado casi lo saca del fútbol. ¿Qué pasó? Empezó a circular que tenía una relación con el arquero Sebastián Peratta, compañero del club rosarino. Y el mundo se le vino abajo a Tito.
"En ese momento me tiraron al piso. La verdad que fue un momento muy triste. No entendía qué pasaba", contó en las últimas horas Noir al tiempo que reveló que esa mentira lo llevó a irse de Newell's y que casi termina con su carrera.
Apenas llegó a Newell's, allá por 2011, sufrió las consecuencias de una historia que se instaló y que le resultó muy difícil desinstalar. "Un día vino mi hermana diciéndome: 'Che, ahí puso uno tal cosa'. Le dije que no le diera bola. Al rato era un quilombo. No entendía nada. Yo era chico. Solía ir a buscar a mi hija más chica al jardín y dejé de ir. Una vergüenza tenía. Salía predispuesto a pelear con alguien. Me decían algo y cómo no iba a pelear. Imaginate la bronca que yo tenía. Me quería ir a mi casa. Si querían perjudicarme los de Central, lo lograron", se descargó el delantero en declaraciones al programa Mundo Boca Radio.
Y siguió: "Yo nunca había dicho nada. A mí me liquidaron. Anímicamente ese año fue terrorífico. Cuando vino el Tata Martino, yo por un lado estaba feliz de que me iba a dirigir. Pero por el otro, no quería estar más. Me encierra en la sala de videos del complejo de Newell's. Me dice: 'Mirá, Tito. Yo quiero parar el equipo así, me gusta jugar con dos por afuera. Vos tenés las características'. Y yo le dije: 'Tata, la verdad, no quiero estar un solo día más acá. La estoy pasando muy mal. No salgo a la calle, salgo de entrenar y me encierro en mi casa. La estoy pasando mal. Mi mujer y mi nena me ven llorar todos los días'. El Tata me respondió que ellos son así. Pero para mí, no".
La situación se tornó insostenible para Noir. Las cargadas no solo se proliferaban en las redes, sino que también se transformaban en banderas. De ahí la decisión de partir y de reformatear su carrera.
"Hay que ponerle límite a las cosas. Uno capaz lo dijo en modo de joda y a mí me mató. Mi familia se ponía mal a la par mía. Fue un momento desagradable que no se lo deseo a nadie. O lo superaba o no podía jugar más al fútbol", enfatizó el delantero que luego siguió su carrera en Banfield, Racing, Universidad Católica, Huracán, Atlético Tucumán, Belgrano y San Martín de Tucumán.