Si estadistas de la estatura de Churchill, Mitterrand o Merkel han sabido tener alguna jornada para el olvido, mal podíamos pensar que no iba a pasarle a Máximo Kirchner.
No es por justificarlo pero tal vez lo que este muchacho hizo el viernes en el Congreso sea consecuencia del shock emocional que sufrió la semana pasada cuando se enteró de la verdadera historia de los Kirchner y los DDHH (ver “Cuando Máximo usaba pañales” y otras notas sobre el tema publicadas en varios medios).
Tanto él como sus amigos para la liberación deben haber pasado una semana muy angustiante y posiblemente eso lo confundió y le hizo abortar el acuerdo que el oficialismo había logrado con la oposición para mandar el presupuesto 2022 a comisión y revisarlo. De otra modo no se entiende.
La versión según la cual lo de Máximo no fue el berrinche de un improvisado sino un calculado intento de bloquearle el presupuesto a Alberto para trabar la negociación con el FMI y profundizar el bullying a Guzmán, no parece verosímil. ¿Quien podría creer que él y su mamá harían algo semejante?
En cualquier caso, retomando la idea de esclarecerlo a Máximo sobre algunos temas importantes, como hicimos la semana pasada con el de sus papis y los DDHH, llegó el momento de explicarle la verdad sobre la guita. No nos referimos a la guita de Hotesur porque de ese asunto él ya sabe todo. Cuando hablamos de guita estamos hablando de entender de que se trata la economía.
Decir que “el FMI no puede tener una actitud tan golosa”, como dijo Máximo esta semana, puede parecer una forma muy creativa de encarar el problema pero no sirve para nada. Es hora de que la nueva generación que él lidera vaya aprendiendo el abc, no sea cosa que cuando les toque gobernar terminen siendo tan burros como la generación precedente.
Viendo que Juntos por el Cambio, en las últimas semanas, habría comenzado su proceso de autodestrucción (el viernes frenaron), es posible que al mismo tiempo los Kirchner se vayan asegurando la continuidad en el poder. Por lo tanto es mejor que lo vayamos coucheando desde ahora para que el talento de Máximo se canalice de una manera productiva y no termine siendo otro inútil más como se viene perfilando.
Paréntesis: después del kilo de trotyl que Nosiglia puso debajo de la mesa de Juntos por el Cambio, no se qué espera Scorsese para hacer la miniserie “El Coty”, con De Niro y Joe Pesci. Le regalamos la idea.
Segundo paréntesis: lo que estamos viendo no es nuevo. Ya lo vimos en 2009 cuando De Narváez ganó la elección de medio término contra una boleta oficialista encabezada por Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa, los tres juntitos. En ese momento, la oposición creyó que el kirchnerismo estaba liquidado y que cualquiera le ganaría la próxima elección presidencial. Todos se sentían presidentes y se peleaban por liderar: Macri, Solá, Duhalde, Das Neves, Rodríguez Saá, Lilita, Ricardo Alfonsín y hasta el mismo De Narváez que quería reformar la Constitución porque su condición de extranjero (nació en Colombia) le impedía ser presidente.
¿Como terminó la historia? Dos años después Cristina les ganó a todos juntos con el 54% de los votos y una distancia de 38 puntos sobre Hermes Binner que salió segundo con el 16%. Pasó a retiro a todos, salvo al Gato que fue el único que se corrió a tiempo porque vió venir el tsunami. Dirán que fue la viudez y todo eso, pero los números son los números. Hoy Néstor tiene cientos de calles y rotondas con su nombre, Scioli es embajador en Brasil, Massa preside la Cámara de Diputados y De Narváez es repositor de supermercado. Que sea repositor de su propio supermercado mejora su status socioeconómico pero no cambia la moraleja.
Pasaron 12 años y si la oposición no se aviva la historia podría repetirse. Ahora se anotan: Larreta, Vidal, Bullrich, Morales, Manes, Cornejo, Lousteau, algún tapado, tal vez Negri y el mismísimo Macri que va por la revancha. Todavía no habían asumido los nuevos diputados y ya Juntos por el Cambio se había subdividido en más de 10 minibloques partidarios. Así como el Frente de Todos conserva ese verticalismo militar fascista que tanto les gusta, en Juntos por el Cambio subdividieron en propiedad horizontal y ahora tienen más de 10 autoridades. Para organizar una reunión de jefes de bloque tienen que cerrar una cantina.
Por lo tanto amigo lector, calculando que en 2023 se cumplirán 20 años de kirchnerismo, por las dudas, vayamos preparándonos para 20 más. Franco duró 39 años (de 1936 a 1975) y Stroessner 35 años (de 1954 a 1989). Los autoritarios hegemónicos son así, largueros. Tal vez no ocurra, pero siempre es mejor estar preparados.
Y en tren de prepararnos, mejor ir enseñándole algo a Máximo porque no creo que para un eventual quinto gobierno kirchnerista Cristina quiera reincidir con Alberto, el exitoso.
Por ahora, lo único que Máximo ha demostrado saber de economía es reclamar inversiones y dólares mientras patalea contra el capitalismo y defiende dictaduras. Alguien debería explicarle que es una cosa o la otra.
Fuera de eso, en la cabeza del nuevo “jefe” del peronismo bonaerense sólo hay un cerebro amplio y vacío al que habría que incorporarle toda la data económica global que le podamos conseguir para compensar el único discurso que tiene como caballito de batalla: la demonización de las políticas neoliberales históricamente corporizadas en Domingo Cavallo. Discurso que no tendría nada de malo si no fuera que, justamente, el gobernador que más apoyó y defendió a Cavallo fue Néstor Kirchner. Si, otra dolorosa revelación (para él, porque nosotros lo sabemos desde el primer día).
Basta con buscar el video del 24 de septiembre de 1992 cuando el Congreso aprobó la privatización de YPF y Néstor declaró exultante: “Para nosotros esto es muy importante porque va a permitir la inversión y la reconversión económica de Santa Cruz”. Acababan de rifar YPF y dejar casi 40.000 personas en la calle. Se puede ver en Youtube. Es hermoso.
Dicho sea de paso, recordemos una vez más que en aquella oportunidad el miembro informante, o sea el menemista que oficialmente debía explicar las bondades de la privatización de YPF, fue el entonces diputado Oscar Parrilli. El mismo revolucionario que Cristina inmortalizó con un simple celular intervenido. ¿Será por eso que Ella lo bautizó con semejante apodo? No. Esa no es la razón de los insultos porque Ella también apoyaba a Cavallo. Sus elogios al ministro de Menem quedaron registrados en el reportaje que le hiciera Alfredo Leuco en 1998 y en el que le hizo Julio Bárbaro en el año 2000. También son hermosos y están todos en Youtube. Se pueden coleccionar.
Justamente hoy se cumplen exactamente 20 años del día en que la gente salió a la calle (19 de diciembre de 2001) y liquidó la segunda etapa de Domingo Cavallo. Antes de eso, el Mingo casi había logrado ser el ministro de Economía de un gobierno peronista que más tiempo estuvo en el poder (31 de enero de 1991 a 2 de agosto de 1996), 5 años y medio como ministro del peronismo solo superado por los 6 años exactos que estuvo el ministro Ramón Cereijo (4 de junio de 1946 a 4 de junio de 1952) durante la primera presidencia de Perón.
Completemos recordando que luego Cavallo fundó el partido Acción por la República con el que se postuló para Jefe de Gobierno de la Ciudad en el año 2000. Dato: en su lista de legisladores iba Alberto Fernández, el mismo de ahora. El de la concesionaria. Lamento arruinarle el domingo a los militantes para la liberación.
Hoy el gobierno de Alberto, Cristina y Máximo acusa a los opositores de ser neoliberales. Cosas lindas que pasan en la política argentina. Hermosos los impostores.