El contundente fallo de la Corte Suprema de Justicia no sólo provocó la ira de Cristina Fernández de Kirchner por el cambio en la integración del Consejo de la Magistratura, sino que se trata de la ratificación de un rumbo para Comodoro Py. “La nueva integración de la Corte y este fallo nos da un mensaje concreto de hacia donde vamos a rumbear, veníamos un poco sin brújula”, comenta a MDZ un alto funcionario de la Justicia Federal.
La interpretación que reina por estas horas en el mundo político, judicial y empresario es que el máximo tribunal está dispuesto a avalar fallos y marca el rumbo de ponerle un límite a un kirchnerismo debilitado que igual se quiere aferrar al relato y enfrentar a la justicia. “Ella no entiende que ya no tiene el poder de antes y ahora va a descargar su ira contra Alberto Fernández y su gobierno”, sostienen fuentes del albertismo.
Lo concreto es que, según fuentes confiables, la vicepresidente y sus principales colaboradores consideran que con este fallo queda en evidencia el fracaso del ministro de Justicia, Martin Soria y no solo le pasan la factura al rionegrino, sino también al presidente por haber puesto en lugar de Marcela Losardo un “aprendiz” en el difícil arte de hacer lobby con la justicia y negociar.
“Para variar, Alberto se quedó a mitad de camino cuando Cristina le pedía a un halcón que hiciera bien los deberes, no es un cargo para improvisados”, dicen en el Instituto Patria. Donde además ya empieza la ofensiva para pedir su cabeza. Consideran que no estuvo a la altura de las circunstancias como para ponerle un límite a la Corte, cuyos integrantes se han transformado en los principales enemigos de CFK. “No tuvo expertise como para negociar, le fue mal en en el encuentro que tuvo y en los contactos que mantuvo con ellos”, sostienen los K.
Desde la Casa Rosada, como suele ser habitual, le bajan los decibeles a la polémica y sostienen que “desde la cartera de Justicia nadie tiene herramientas suficientes como para condicionar al Poder Judicial”. Y agregan que “eso solo lo hacía Jaime Stiusso con el poder de la SIDE y su operador Javier Fernández”. Pero esos mecanismos no están disponibles. La pregunta del millón es si Cristina apostará fuerte para lograr la renuncia de Soria y poner en su lugar a Juan Carlos Mena. Hay otros en carpeta.