Evadirse la realidad es una forma que adopta la mente humana para defenderse de realidades que duelen. En Psicología se lo conoce como negación.
Eso parece sucederle al intendente municipal, que si bien no organizó una marcha para festejar la derrota como hizo el gobierno nacional, advirtió ante la prensa que no tiene pensado realizar cambios en su gabinete, suponiendo que está todo bien y que no tiene nada que arreglar, que su gobierno fue un lujo y que perdió las elecciones porque la gente “no encontraba su boleta”
Habría mucho para decir, muchos temas para marcarle, pero viviendo de nosotros no sería algo que el jefe comunal considere, pero no sería malo para él juntar a algunos de sus allegados de siempre, alejar a los paracaidistas de su lado y solicitarles que con sinceridad y sin temor le digan lo que ven y que cuentan por todos lados, y lo que recogen de la gente,
Y ahí comprendería que hay sectores de su gobierno en los que la incapacidad, la soberbia y la inacción son moneda corriente y alejan a su administración de los vecinos.
Hay un sector especial, nutrido de arribistas, que desde siempre es una fábrica de humo, plagado de anuncios altisonantes y resultados decepcionantes. Son muchos sueldos para nada.
Otro tema es el de las delegaciones.
El candidato de la lista de Moccero perdió por paliza en casi todas ellas. Y en las otras perdió, por menos, pero perdió.
A modo de ejemplo, en Huanguelén perdió por paliza. El delegado de esa localidad llegó de la mano de un arreglo político con Fabián González y ahora González cesa en su mandato. Y el delegado actual está en la época en que antes de ser delegado más trabajo tenía.
¿Aprovechará esta situación para negociar una salida elegante con Ariel Alvarez – otrora tremendo crítico de Moccero y sus políticas - y colocar a alguien de su confianza para intentar dar vuelta una imagen absolutamente devaluada en la principal localidad del distrito? ¿Será Raúl Schwab, quien con su bonhomía y responsabilidad se ha ganado el cariño de los huanguelenenses?
Todo dependerá de si el jefe comunal abre los ojos o sigue negando que sufrió la derrota más grande de su historia política.