La toma del terreno del ex predio del club de Planeadores en La Plata es la más grande de la Provincia de Buenos Aires. Allí 3.000 familias viven en condiciones miserables e irregulares. Ahí, en Los Hornos, a tan sólo tres kilómetros de la sede de la Gobernación, también se produce una compra venta de terrenos e intrusiones que marcan el pulso de quienes lucran con la necesidad de la gente. Ayer a la tarde, un amigo le pidió a Gonzalo el Pipi Alonso que lo acompañara hasta el lugar. Había una disputa por un par de casillas y por el negocio de la chatarra entre distintas bandas y el amigo quería hacerse fuerte en una de ellas.
Alonso no es un apellido cualquiera en el mundo platense: el padre del Pipi, Omar, es el famoso Hache, el hombre que detentó el poder de la tribuna de Estudiantes a sangre y fuego durante dos largos períodos. Al llegar al lugar, se produjo una discusión, algunos hasta hablan de emboscada y el desenlace fatal: una ráfaga de disparos contra el Pipi y su amigo que terminaron con la vida de Alonso jr., que tenía 29 años, dos hijas y una mujer que trabajaba en el Servicio Penitenciario.
Cercano a la barra de Los Leales, la que maneja hoy la popular Pincharrata con Ivan Tobar de la UOCRA a la cabeza, Pipi Alonso fue despedido en redes sociales hasta por el propio Juan Sebastián Verón. Suena lógico, el Pipi era empleado del club en el área del estadio de 1 y 57. Y Verón fue compañero de inferiores del Hache, en una camada que incluía también a Martín Palermo.
La investigación quedó a cargo de la UFI 2, cuya titular es la fiscal Betina Lacki. y rápidamente corrió la versión que los asesinos eran miembros de una banda del barrio La Favela, donde los que mandan son la familia Papupa, con injerencia en la barra de Gimnasia y en las tomas de la zona. Pero por lo recabado por Infobae no parece que una inminente guerra se vaya a producir entre estos dos bandos ni mucho menos: el Hache también es de esa zona y la relación con los Papupa es óptima. De hecho, lo estarían ayudando a dar con los asesinos, que están prófugos.
La noticia conmocionó La Plata por dos ejes distintos. Primero, volvió a poner en primer plano la toma de Los Hornos, que es la más grande de la Provincia con 100 hectáreas, ya lleva 21 meses y tiene al menos a 3000 familias viviendo en el lugar en situación absolutamente precaria y sin visos de que se pueda regularizar. Pero por otro lado porque el apellido pesa y mucho en el ámbito de los barras y los sindicatos en La Plata. Su padre Omar fue el mandamás de la barra Pincha en dos oportunidades: desde 1993 a 1995 y desde 2000 a 2004. Ambas veces perdió la tribuna tras caer preso, ya que tiene varios antecedentes. El más pesado, el crimen de un taxista en 1995 en medio de la interna por la tribuna.
Por entonces, Alonso gobernaba la popular y peleaba ese liderazgo con otro pesado, Pablo Prado. Éste lo baleó en un viaje a Tucumán a ver al equipo, pero no logró matarlo, y dos meses después el Hache se vengó, lo hirió, pero en la balacera mató a un amigo de Prado, el taxista Carlos Benini. Le dieron 15 años de prisión, pero al poco tiempo logró ir de la cárcel a un centro de rehabilitación por adicciones, y posteriormente, obtener salidas transitorias que utilizó para recuperar la barra hasta que volvió a caer preso y recién recuperó otra vez la libertad en 2009.
En el medio se enfrentó y se alió según los momentos con otro histórico, Pablo Cabrera, más los hermanos Tobar y Adrián el Gato Socío, para seguir teniendo injerencia en la barra. Ellos le dieron vida al grupo de Los Leales, que mantuvo una guerra con la llamada Banda del Túnel, liderada por un ex policía, Fabián Giannota, que tuvo en vilo a la ciudad durante muchos años y dejó un reguero de cadáveres hasta que Los Leales se impusieron.
Alonso pensó que podía regresar por todo, pero produjo otro homicidio, en este caso culposo, le dieron tres años y medio y volvió a prisión. Cuando salió, ya Tobar y Socío eran los dueños de la popular y él se regeneró trabajando para varios sindicatos, entre ellos los de los taxistas y el de la carne, y en cuevas financieras. De hecho, su nombre volvió a estar en primer plano el año pasado cuando lo molieron a palos por una presunta estafa con dólares falsos.
Su hijo, por el contrario, no tenía antecedentes penales. Sí estuvo un buen tiempo en la lista del derecho de admisión de hinchas prohibidos por su pertenencia a Los Leales. Había salido de esa lista tiempo atrás. Y estaba trabajando en el Estadio como empleado. De hecho, en su mensaje de despedida la Brujita Verón le escribió: “En el camino con tus cosas las fuiste corrigiendo y cambiaste”. Pero el destino le tenía marcado otro desenlace. A las 17.40 de ayer, en medio de la toma del club Planeadores y en una discusión por unas casillas, fue acribillado. Hijo único, su padre jura venganza. Y si la Justicia y la Policía no encuentran rápido a sus asesinos, la mano se va a poner aún más pesada.