No sé cuándo fue exactamente, pero en algún momento después de las PASO, di un “paso” en falso y caí por el agujero de la madriguera del conejo.
Gracias a Dios, señor Presidente! Gracias a Dios!
Porque le cuento que mientras acá se regalan heladeras, cocinas y otros electrodomésticos, en Argentina muchísima gente no tiene con qué llenar esas heladeras ni qué cocinar en las hornallas.
Qué suerte que resbalé hasta acá, señor presidente. Acá, en el País de las Maravillas, me encontré con que hay bicicletas gratis y vi que reparten viajes de egresados a miles de chicos, mientras que en Argentina montones de personas no tienen ni para pagar la SUBE para ir a laburar.
Qué maravilla el País de las Maravillas, señor presidente! Acá el Estado organiza recitales con la Princesita y se ve a la gente feliz y a intendentes de la Maravillosa Matanza y de Ramos Maravilla bailando con una sonrisa amplia. Mientras que, en Argentina, en unos barrios que se llaman muy parecido, asesinaron a 9 personas la última semana.
Qué suerte la mía, que caí por el agujero! Acá no hay delincuencia y los chicos andan felices con las golosinas que el Estado les regala. Le cuento que, en Argentina, un juez dice que no hay encerrar a los ladrones porque son perejiles mientras una madre llora sentada en su jardín después de ser robada, ella y sus hijos, en la puerta de su casa, a plena luz del día.
Agradezco a Dios el mal paso que me hizo terminar en la madriguera del Conejo. Acá no hay más Pandemia, ni muertos por Covid, ni temor a la nueva cepa. En Argentina mueren 20 personas por día, a pesar del calor y de que supuestamente está todo el país vacunado.
Qué suerte haber terminado acá, señor Presidente. En este País de las Maravillas los precios son cuidados y la gente llena sus carros con alimentos. En Argentina el que tiene una moneda corre detrás de un dólar imparable, el Estado emite pesos a lo idiota y la inflación galopa. La gente necesita toda clase de tarjetas “AR” para poder comer un plato de polenta o arroz con pajaritos. Medio país se caga de hambre y el porcentaje de indigentes y chicos mal alimentados da escalofríos.
Gracias a Dios la suerte quiso que yo diera este mal PASO. Porque acá, en el País de la Maravillas, hay Justicia, Salud y Educación. Los funcionarios son honestos y coherentes y reina la paz. Le cuento que en Argentina se han robado vacunas, han cobrado sobreprecios hasta en los fideos que le reglaban a la gente necesitada, han hecho jodas mientras tenían al pueblo encerrado, perseguido, insultado y amenazado todo el tiempo.
Acá veo cientos de negocios florecer, mientras que, en Argentina, en mi barrio por ejemplo, en una esquina donde antes había un comercio, ahora hay una filial de la Cámpora, que claramente no produce nada. Y a sólo una cuadra, también en la esquina, tampoco está más el negocio que había y ahora hay… otra filial de otra facción del mismo partido político.
Qué suerte haber caído en el País de las Maravillas, señor Presidente. Acá reina la armonía. Mientras que en Argentina el odio entre clases crece a diario fomentado por el mismo Gobierno, los presos son liberados, los corruptos dan clase en la Facultad, la vicepresidente cobra 100 veces más que un jubilado, el Gobierno dice no tener que garantizar Seguridad mientras un grupo de vivos prende fuego casas reclamando hacer su propia Nación dentro del País y al mismo tiempo a una Provincia se la tilda de “extranjera”.
El único problema que veo, señor Presidente, es que me dijeron que el País de las Maravillas se acaba el domingo. Porque cuando el Conejo y Alicia pierdan las elecciones, van a desalojarnos a todos y voy a tener que volver a vivir a ese país gobernado por gente de mierda del que vengo…
Un hombre cuaalquiera