Opinión 07/11/2021 20:12hs

Humor Político: El juego del calamar

Por Osvaldo Bazan

Humor Político: El juego del calamar

 

El Presidente peronista y la vicepresidenta peronista se odian.

Se maltratan.

No se pueden ni ver.

No creen nada en lo que el otro dice.

Les molesta todo lo que el otro hace.

Una diputada peronista dice que el presidente peronista es mequetrefe y okupa.

PUBLICIDAD

La vicepresidenta interviene el sector económico del gobierno con un contador público peronista (aunque originalmente era radical) al que hace nombrar secretario de comercio interior de la nación.

La diputada peronista que le dijo mequetrefe al presidente peronista se saca una foto en apoyo al contador público peronista que no se juntó con el ministro de economía peronista, ni con el ministro de producción peronista, de quien depende. De hecho, el ministro de economía peronista se enteró de todo por los diarios. Si es que lee los diarios.

Cada uno de los tres tampoco simpatiza con los otros dos

Ni el ministro peronista de economía ni el ministro peronista de producción están felices con las políticas del contador público peronista a cargo de la secretaría de comercio que responde vaya uno a saber quién pero seguramente peronista.

Sin embargo, el contador público peronista a cargo de la secretaría de comercio sí tuvo el beneplácito del gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires.

Pero el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires en este momento no cuenta con el beneplácito de la vicepresidenta peronista, que le hizo tomar al gobernador peronista un avión hasta Calafate para decirle que se terminó el amor, que le intervenía el gabinete peronista y que chito la boca. Total ya había intervenido el gabinete peronista nacional con la discutible idea de que ella no perdió las elecciones, sólo pasaba por ahí cuando armaron las listas de perdedores.

El gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires se despidió entonces de su jefe peronista de gabinete pero logró ubicarlo como jefe peronista de asesores.

La vicepresidenta peronista hizo salir de su puesto para el que fue votado el intendente peronista de Lomas de Zamora y lo puso como jefe peronista de gabinete de la provincia de Buenos Aires.

Para no romper una tradición, el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires y el jefe de gabinete peronista de la provincia de Buenos Aires se detestan con prolijidad y ahínco.

En eso no son muy originales.

Mientras muchos intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires también detestan al gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, otros intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires desconfían del nuevo jefe de gabinete peronista de la provincia de Buenos Aires.

En eso no son muy originales.

La Cámpora, agrupación peronista de ex jóvenes revolucionarios actualmente fuerza burguesa peronista acaparadora de cargos, dineros públicos y otras prebendas y el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires también se detestan aunque no tanto como la agrupación peronista de ex jóvenes aborrece al secretario de seguridad peronista de la provincia de Buenos Aires que repele por igual a ellos, al nuevo jefe de gabinete peronista de la provincia pero que ahora ya no desdeña tanto al gobernador peronista, entre otras cosas porque los dos funcionarios peronistas han perdido el amor de la vicepresidenta peronista, quien les tenía especial estima y fue la responsable de ponerlo en esos lugares.

Todo enamorado sabe que el amor, en algún momento fatal, termina.

Nadie está preparado para ese momento.

Con igual desprecio se tratan el secretario de seguridad peronista de la provincia de Buenos Aires y el nuevo ministro peronista de seguridad de la nación, que vino a reemplazar a la ministra peronista de seguridad, a la que el secretario peronista de seguridad de la provincia también detestaba.

Sin embargo, la ex ministra peronista de seguridad no se quedó sin trabajo. Ahora es la jefa peronista de los Cascos Blancos, cargo que ocupaba una peronista que ahora fue designada Subsecretaria peronista de Asuntos Nacionales de la Cancillería que ocupa el canciller peronista, puesto en lugar del anterior canciller peronista que se enteró que lo reemplazaban mientras estaba en vuelo para representar al país, de parte del nuevo canciller peronista porque el presidente peronista se olvidó de avisarle, mientras que el nuevo canciller peronista dejaba su anterior trabajo como jefe de gabinete peronista del presidente peronista a exigencia de la presidenta peronista que quería en ese lugar al gobernador peronista de Tucumán al que siempre odió pero esa cosa de la bolsa de gatos y de que se reproducen y todo eso.

Ni el canciller peronista actual, ni el canciller peronista anterior, ni el jefe peronista de gabinete actual, ni el presidente, ni la vicepresidenta hablan otro idioma más que el castellano.

Claro que para que el gobernador peronista de Tucumán bajase a Buenos Aires para hacerse cargo de la jefatura peronista de gabinete, intentando eclipsar al presidente peronista, pero sin sonreírle demasiado a la vicepresidenta peronista, antes tuvo que arreglar las cosas con su vicegobernador peronista de Tucumán, que vio la oportunidad de gritar: “¡el que se fue a Sevilla peronista perdió su silla peronista!”, porque aprovechando que la mala onda no es sólo porteña, también se odian.

La solución encontrada por ahora por el jefe peronista del gabinete nacional para obstaculizar los deseos de su aborrecido vicegobernador peronista tucumano es armar las reuniones peronistas de gabinete tucumano en Buenos Aires. Total, si el avión peronista sanitario de la provincia de Tucumán, que ahora parece que no era tan sanitario, puede servir para hacer un viaje a Nueva York con la primera dama peronista tucumana, ¿cuál es el problema de andar yendo y viniendo por los confines de la patria?

Mientras todo esto ocurre, la vicepresidenta peronista que desprecia al ministro de economía peronista lo llama para decirle que con él, todo bien, que siga nomás con las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional aunque a ella no le gustan las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y nadie sabe si el presidente peronista quiere o no quiere arreglar con el Fondo Monetario Internacional aunque ahora en realidad tampoco se sabe bien si el Ministro peronista de gobierno quiere o no arreglar con el Fondo Monetario Internacional porque mientras se reúne con la titular del Fondo para ver si arregla, en Argentina declara que el Fondo Monetario Internacional ¡buuuh!.

Con esto consigue la alegría momentánea de gente que lo maldice constantemente como líderes peronistas piqueteros, la organización peronista de ex jóvenes, el ex vicepresidente peronista que estuvo preso pero medio de mentiritas porque hizo un curso de ikebana y el sindicalismo que dice corto mano, corto fierro, uno, dos, tres, coma, el que no se escondió, se embroma.

En el Fondo Monetario Internacional primero pedían que, para dialogar, para conseguir un acuerdo, el oficialismo se ponga de acuerdo con la oposición.

Cuando el Fondo vio que eso era demasiado, dijo que le alcanzaba con que el oficialismo se ponga de acuerdo entre sí.

Pero volvió a notar, el Fondo, que esa era una exigencia demasiado alta para un país peronista.

Así que ahora se estarían conformando con que el Presidente se ponga de acuerdo consigo mismo y que el ministro diga afuera lo mismo que dice adentro.

Si tal proeza no fuera posible, bueno, hagan terapia.

O flores de bach.

O reiki.

Por suerte el Fondo todavía no se ha metido en el tema de la salud de los argentinos porque ahí, tendría para volver a agarrarse la cabeza, como los padres de más de dos millones y medios de chicos entre 3 y 11 años vacunados en octubre con la vacuna Sinopharm, confiados en las palabras de la Ministra peronista de Salud, que aprovechando que se consiguió el lugar porque el anterior ministro peronista de Salud fue echado por repartir vacunas como quien juega al Antón pirulero -aunque eso como todo el mundo sabe, no es delito- metió a sus padres peronistas en la fila de los primeros vacunados. El tema es que la ministra peronista de salud dijo el 1º de octubre que esa vacuna ya se había aplicado en 500 millones de chinitos.

Y era mentira.

Sólo un mes después que los argentinitos, los chinitos recibieron su vacunita no testeadita en tercera fasecita.

A la ministra peronista de salud le va a crecer la nariz.

Y quizás algún juicio.

No es el único problema en el ministerio peronista de salud.

La jefa peronista de gabinete de la ministra peronista de salud, repitiendo lo que fue un casi sketch de catch entre el jefe de la organización peronista de ex jóvenes y el secretario peronista de seguridad de la provincia de Buenos Aires, estuvo a nada de irse a las manos con la directora peronista de migraciones porque no se pusieron de acuerdo en quién tenía que controlar las declaraciones juradas sobre salud a quienes entren al país. Que yo no, que yo menos, que vos tenés más gente, que la tuya es más calificada para eso, que pase usted, no mejor pase usted, no por favor, de ninguna manera.

La solución no pudo ser más peronista: no controla nadie y listo.

Por suerte el gobierno peronista, para centralizar todo el macaneo junto y que no salga cada uno a bolacear por su lado, inventó el cargo de ministra peronista de la verdad.

Para eso nombraron a quien hasta ese llamado era diputada peronista que había jurado que dejaba la política porque coso y se metió de lleno atrás de un atril a decir lo que ella misma aseguró, en el colmo de las paradojas, la única verdad. Eso de única parece que es porque en todo este tiempo no debe haber dicho más que una verdad solita.

El presidente peronista y la ministra peronista de la verdad, como no podía ser de otra manera, también se detestan, con un odio que viene de hace mucho tiempo y que en las redes sociales, como está lleno de gente mala, se encargaron de recordar. “Vos no sos suficientemente peronista”, “Vos no tenés el peronómetro”, “A vos sólo te interesan los cargos”, y otras linduras de ese tenor se dijeron entre los dos viejos contrincantes que ni se aguantan pero ahora sonríen porque, ¿quién no sabe que al final, al final, todos los peronistas son lo mismo a la hora de roer el queso?

 

Claro, a veces peronista se lleva la horma y el otro peronista la quiere recuperar hasta a los tiros si es necesario, pero bueno, si nos vamos a poner en excesivamente republicanos no queda uno.

Desde que ocupó su cargo, la ministra peronista de la verdad ha concentrado tal número de macaneos que es increíble que no haya sido llamada para este trabajo desde el comienzo de los tiempos peronistas, tan bien cumple su tarea de hablar rápido, tirar la pelota afuera, encontrar la Macri Mosca en la sopa peronista y no caer jamás en el riesgo de decir algo verdadero.

Por eso cuando le preguntaron por el aumento del dólar fue categórica: “El que aumenta no es el dólar, es el dólar blue” que como todo el mundo sabe no es un dólar, es un zapallito relleno.

También aseguró que cómo vamos a desconfiar de las elecciones nicaragüenses si los propios candidatos a presidentes que querían disputarle la presidencia a Ortega y su esposa ya se pusieron presos solos, para no andar jodiendo. Además, dijo que los organismos internacionales no objetaron nada de la vida política nicaragüense. Parece que las tres resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos desde junio hasta acá ordenando la excarcelación de opositores y la protección de su integridad no es algo como para que la ministra peronista de la verdad tenga en cuenta.

Lo que la ministra peronista de la verdad no dijo hasta ahora, hasta el momento en que se están escribiendo estas líneas (“se están escribiendo”, como si se escribieran solas) es cuánta gente viajó a la gira mágica y misteriosa por Europa.

Salió una información de que 120 personas habían ido pero el gobierno la desmintió en un diálogo que fue más o menos:

-Fueron 120.
-No, ¡qué mentira!, ¡qué barbaridad!¡Medios hegemónicos, bu, bu, buuu!
-Ok, ¿cuántas fueron?
-Qué te importa.

Lo que quedan son las preguntas.

¿La vicepresidenta peronista, autopercibida líder de pueblos libres, se avendrá a su triste final de segundona, con cartelito de “buscada” por vulgar chorra? ¿O gritará “pido gancho, el que me toca es un chancho” y abandonará un juego que ya no le gusta?

¿Y los gobernadores peronistas, esa recua de caudillos anacrónicos? ¿Qué pito peronista se avendrán a tocar?

¿Y los sindicalistas peronistas, esos millonarios gracias al esfuerzo de cada vez menos trabajadores, sus esclavos involuntarios? ¿Aceptarán recortar una vez alguno de sus multimillonarios privilegios del siglo XX?

¿Y el presidente peronista se pondrá los pantalones peronistas o seguirá mirando cómo la primera dama le arma clandes en Olivos? Se viene el baby shower, no es cuestión de que ese niño nazca triste.

¿Y vos, que mirás al mundo con ojos del siglo XXI, que ya sabés que cada vez que te hablaron de un “estado presente” lo hicieron con los ojos fijos en tu bolsillo?

¿Qué vas a hacer?

¿Y usted, que ya le dio al peronismo todas las oportunidades que pidió y no aguanta una estafa más?

¿Qué va a hacer?

¿Y yo, que sigo escribiendo pensando que hay un mañana mejor?

¿Qué voy a hacer?

No es que ya pusimos todas las ilusiones y el pescado sin vender.

No es el juego del calamar, porque al calamar y a los pescados, ya se lo llevaron los chinos.

Cuando todo parece un juego de chicos crueles, con esa enorme muñecota que nos mira esperando que nos matemos entre nosotros, lo importante, lo único verdaderamente importante, lo único que cambia las reglas y las pone, por una vez, a nuestro favor es lo que nosotros hagamos.

La única pregunta que hay que saber responder correctamente es ¿qué vamos a hacer el domingo que viene?

Más de Opinión