La semana pasada debían abrirse los sobres con las ofertas de las empresas interesadas en participar de la licitación para terminar de construir una de las obras más innecesarias de la historia de Coronel Suárez: Una Terminal de Ómnibus para una ciudad en la que entraban ocho colectivos por día antes de la pandemia y no más de dos en la actualidad.
Quizás porque existen dudas sobre la calidad de la obra ejecutada hasta el momento - no olvidemos que se cayeron dos columnas (¿por mal cálculo de materiales?) – o porque ya se han denunciado sobreprecios y las empresas no quieren entrar en una obra ya sospechada o quizás porque saben que habrá un control estricto y exhaustivo, lo cierto es que de los cientos de empresas que trabajan con la obra pública, ninguna se mostró interesada en hacer esta obra.
Ahora habrá otras instancias, pero ojalá que se mantenga este desinterés y el próximo gobierno decida transformar este esqueleto vacío en alguna obra necesaria y mucho más útil para la comunidad.