El abuelo abusador y la fiesta de 15 que movilizó las denuncias

La Justicia bahiense confirmó la prisión preventiva de un hombre detenido en mayo en la zona de Tres Arroyos, acusado de ultrajar a 3 de sus nietas, quienes tomaron valor al unirse en la desgracia.
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Fue un noche especial, única e involvidable. Pero no solo por "los 15" de "Valeria" sino por aquella reacción que movilizó a sus hermanas y primas y desentrañó lo que era casi un lamentable secreto familiar.

   A la hora del tradicional vals, casi como una formalidad, su abuelo materno M. la quiso sacar a bailar aunque "Valeria" tuvo una reacción inesperada: lo rechazó.

Ese movimiento, casi espontáneo, sorprendió y movilizó a "Belén", a "Candela" y a "Mariela", quienes tenían una traumática experiencia en común con su abuelo M.

   Al día de hoy, mucho tiempo después, las tres, que ya tienen más de 20 años de edad, coinciden que aquella fiesta fue "el punto de partida" para romper el silencio, superar los temores que generaba la situación y denunciar al padre de sus madres por los abusos sufridos.

   La tremenda historia, con nombres ficticios y escenario real, sucedió en la zona de Tres Arroyos.

   M. -cuya identidad no se da a conocer para preservar a las víctimas- fue finalmente detenido el 26 de mayo pasado y hace algunos días la Cámara Penal de Bahía Blanca rechazó la posibilidad de algún beneficio excarcelatorio y confirmó su prisión preventiva.

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   Los jueces Pablo Soumoulou y Gustavo Barbieri rechazaron la apelación de la auxiliar letrada oficial Luciana Bellngeri, que pretendía que se declaren prescriptos algunos delitos, que cuestionaba la autoría de su defendido y que, eventualmente, pedía que quedara libre durante el proceso porque no se iba a fugar.

A ninguno de los planteos le dio cabida la Sala I de la Cámara.

   M., además, ya había recibido en 2012 una condena, a un año y medio de prisión en suspenso (sin ir a la cárcel) por el abuso a "Valentina", otra nieta de 5.

   Ahora lo juzgarán por la violación a "Belén", entre 2004 y 2005, cuando la niña tenía entre 9 y 10 años; los abusos a "Candela" (2004/5 y 2012/13), entre los 5 y los 6 años y entre los 12 y los 13 y haber ultrajado a "Mariela", desde los 6 a los 8 años de edad, entre 2006 y 2008.

   "Hay elementos suficientes para alcanzar la probabilidad positiva", sobre la materialidad del hecho y la autoría", sostuvo la Cámara Penal.

 

Relatos aberrantes


   "Belén", según el fallo, relató que su abuelo M. "me hacía tocarlo en los genitales, que le meta los dedos en la boca y también me bajaba la bombacha, me tocaba, me penetraba con sus dedos".

   Dijo que todo sucedía cuando quedaba a su "cuidado", porque su padre trabajaba, su madre salía a hacer compras u otros trámites y su abuela concurría a un comedor comunitario.

   "Me acuerdo que le decía que 'chorreaba la cama'", contó la joven, sin tener idea en aquel momento de lo que estaba pasando y también dijo que sabía que a su prima "Candela" la tocaba y le regalaba chocolates para que no hablara.

 "Candela", a su turno, recordó que los primeros ataques se dieron cuando iban en auto a lo de su tío y su abuelo detenía la marcha y simulaba hacerles cosquillas, pero las tocaba en sus partes íntimas y después les daba plata para ir al quiosco y guardar siilencio.

   El relato y el itinerario que hacían en cada viaje fue ratificado por su prima en declaraciones aisladas.

   A los 12 volvió a sufrir abusos, ya cuando M. la llevaba a la escuela en una camioneta y le metía la mano entre las piernas.

   "Yo trataba de poner la carpeta para que mi abuelo no me toque, pero se hacía el distraído y despacio iba acercando la mano hasta tocarme", mencionó.

   "Y cuando almorzábamos en familia los domingos, y me quedaba sentada al lado de mi abuelo en la mesa, aprovechaba para tocarme por debajo de la mesa, disimulando que me hacía cosquillas como siempre, pero me tocaba las partes íntimas", amplió.

   "Mariela" aseguró que el abuelo la manoseaba y la obligaba a tocarle sus genitales, también a cambio de golosinas. La abusaba en su casa o dentro de "una camioneta roja, cuando íbamos a pescar a los arroyos".    

   La Cámara valoró esos testimonios y también el de una hija del acusado -y madre de una víctima-, quien reveló que su padre la había abusado cuando ella tenía entre 11 y 12 años.

 

Las pericias demuestran que no hubo fabulación

 

Las tres víctimas dieron "una narración armónica" con las denuncias y sus declaraciones en la causa, "excluyéndose indicios fantasiosos o de fabulación, tampoco advirtiendo contradicciones".

   "Belén" demostró un estado de angustia por los hechos denunciados y las patologías sufridas a consecuencia de las traumáticas experiencias.

   "Candela" vive una situación emocional ambivalente con su abuelo porque, por un lado, sufre el trastorno de los abusos y, por otro, "le da lástima", porque es una persona grande (hoy tiene 67 años) y "le preocupa que le pase algo".

   Por último, "Mariela" presenta "un mecanismo de disociación, estrategia de defensa adaptativa".

   "La joven cuenta que tiene dificultades para conciliar el sueño, temor por su familia y episodios de intensa angustia luego de hablar con su prima y tomar la decisión de realizar la denuncia", se explicó en el fallo.        

   Para la Cámara, las pruebas poseen "suficiente entidad" para acreditar a esta altura del proceso la relación del acusado con los hechos

   Por otro lado, consideró que mantener la prisión preventiva en una cárcel (está detenido en la unidad de Saavedra) es una medida "proporcional", ya que está preso desde mayo y la pena en expectativa (un mínimo de 8 años) y las características y gravedad de los delitos son "pautas válidas" para suponer que se puede llegar a  fugar.


   La prueba testimonial se complementó con las pericias psicológicas, a cargo del Cuerpo Técnico Auxiliar del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.

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