Te busqué durante mucho tiempo, llegaste cuando menos lo esperaba y te fuiste también cuando menos lo esperaba. Me hiciste muy feliz, estuvimos juntos durante 22 años.
Te acompañé en todas las etapas de tu corta vida. Y me acompañaste con una fortaleza indescriptible durante todo mi tratamiento oncológico. Tenías apenas 15 años y fuiste mi sostén. Hoy no puedo decir lo mismo, te marchaste en plena pandemia.
Siempre me preguntabas: “¿Qué querés que sea cuándo crezca?”, y yo te contestaba “Que seas feliz”. Pero la vida nos jugó una mala pasada. Mientras vos agonizabas, el 14 de julio de 2020, otros brindaban.
No pude decirte adiós como lo merecías, no pude abrazarte, no pude calmar tu dolor. Solo me quedan, y aún repiquetean en mis oídos, tus últimas palabras: “te quiero ma”.
Solo me queda la esperanza, el sueño, la ilusión de que podamos reencontrarnos algún día, cuando el universo lo disponga. Espero que sea pronto.
Te amaré eternamente.
Mamá