Un duro documento recorrió los despachos oficiales. Ese paper al que tuvieron acceso las máximas autoridades del país sostiene que el Frente de Todos “sirvió para ganar, pero no está siendo tan efectivo para gobernar”. En el mismo escrito se define al “albertismo” como una “corriente política sin liderazgo, sin estructura y sin conducción”, se advierte que el Instituto Patria quiere volver al modelo de Unidad Ciudadana (sin Alberto ni el PJ) y que el gobierno de Kicillof está “paralizado”.
El demoledor documento parece haber sido escrito por un partido opositor o por algún consultor independiente. Pero es el diagnóstico de uno de los movimientos sociales más cercanos a Alberto Fernández: de hecho, una de sus líderes, Cecilia Gómez Miranda, es una importante funcionaria de jefatura de gabinete.
El Movimiento de Unidad Popular (MUP) tiene entre sus líderes a integrantes del Grupo Callao, que agrupaba a dirigentes albertistas mucho antes de que Alberto soñara con ser Presidente. El Callao está integrado, entre otros, por Santiago Cafiero, Matías Kulfas, Cecilia Todesca, Agustín D’Attelis. El chat del grupo Callao se reactivó con la renuncia de Wado de Pedro que derivó en el cambio de gabinete.
El documento crítico del MUP consta de 12 páginas y advierte: “Si bien por ahora el nuevo gabinete parece sólido, una derrota en noviembre probablemente precipite más cambios”. En un análisis extremo habla de la posibilidad de que el Frente de Todos se rompa, y de que el kirchnerismo y el peronismo se dividan. En los dos campamentos hay sectores que están dispuestos a independizarse. Hay que seguir de cerca los movimientos de Juan Manzur, temporariamente jefe de gabinete, y de Sergio Uñac, gobernador de San Juan, los más ambiciosos entre los gobernadores.
El duro documento sobre el Frente de Todos
El documento desarrollado por el MUP plantea que hay dos criterios en el Gobierno. Por un lado, los que plantean el “plan imprimir” (más emisión para poner billetes en la calle) y por otro lado una línea que sostiene que “la salida está atada al ordenamiento de las variables macroeconómicas”. En este bando están Guzmán-Kulfas-Todesca y a algunos gobernadores.
Otros párrafos del informe:
“Lo más preocupante en términos políticos es la falta de un diagnóstico compartido hacia el interior del Frente de Todos y un programa de salida de la crisis”.
“La política económica está cruzada por múltiples decisiones, cambiantes, contradictorias y pasajeras que están generando un nivel de desconcierto absoluto en los actores económicos”.
“Alberto no pudo, no supo o no quiso decir (o lo dijo al tiempo que decía otras 50 cosas) que el camino de salida era el crecimiento y el empleo”.
“En su lugar, se exacerbó la agenda de los ‘nuevos derechos’ y el avance de las luchas sectoriales”.
En este último punto el mensaje es claro. Priorizó las demandas de las minorías por sobre las demandas de las mayorías. También habla en duros términos de la estrategia de “poner platita en el bolsillo de la gente”.
“La gente quería que bajemos la inflación y que le digamos que va a tener trabajo, pero le imprimimos unos billetes y se los mandamos al CBU. El vuelto va a ser muy doloroso”.
“Quienes conocemos el conurbano bonaerense y los conurbanos de las grandes ciudades del interior podemos permitirnos una duda: ¿realmente la gente quiere que le pongamos plata en el bolsillo?”.
“La gente sabe que la plata ‘inventada’ termina su camino feliz cuando la leche llega a los $100 por litro”.
Inseguridad, pandemia y crisis social
El durísimo informe no solamente critica también otros aspectos ni limita el análisis a lo económico.
Plantea que el manejo de la pandemia, especialmente por la suspensión de clases y por la foto de Olivos, “demolió la autoridad presidencial”.
El manejo de la inseguridad. “El conurbano bonaerense tuvo una explosión de criminalidad nunca vista en nuestra historia”.
En este punto, cuestionan que el Gobierno no toma en cuenta el impacto de este fenómeno en las clases populares. “La empleada doméstica a la que le roban las zapatillas en la parada del colectivo sabe que tendrá que dedicar diez días de trabajo para volver a calzarse, para ir a trabajar”.
Las peores críticas son para Sabina Frederic. “Su silencio frente a la ola de criminalidad fue construyendo en torno a su figura la idea de ‘despreocupación’ frente al tema”.
Tampoco le ahorran críticas a Axel Kicillof: “El deficiente funcionamiento del aparato del estado de la Provincia tuvo impacto en la cantidad de obras paralizadas, las licitaciones paradas, la crisis de gestión en la Dirección General de Escuelas y de muchos organismos provinciales. Sin dudas, la elección también pasó factura por estos temas”.
El documento concluye pidiendo que el peronismo vuelva a poner “en el centro de la reconstrucción nacional” a “la producción y la educación” y pide reconstruir “la relación entre el peronismo y el empresariado”.
Cristina, La Cámpora y el peronismo
En algunos sectores del peronismo miran de reojo a Cristina y a los históricos que la acompañan. Creen que es distinta la mirada que tiene La Cámpora –aún con sus críticas-, a la que ven más permeable al diálogo.
Según esta mirada, en el Instituto Patria están los más radicalizados y los que más tensionan a la coalición de Gobierno: Parrilli, Moreau, Alicia Castro, Fernanda Vallejos, Amado Boudou.
En cambio, la agrupación que lidera Máximo Kirchner estaría más abierta a los acuerdos hacia adentro y hacia afuera del peronismo. Una muestra de esto sería la buena relación que Máximo supo tejer con Sergio Massa (antes completamente enfrentados) o la presión que ejerció también Máximo para que Axel Kicillof abriera su gabinete e incluyera más intendentes.
“Ahora los chicos tienen una responsabilidad institucional. Nacieron con la lógica defensiva de bancar a Cristina en 2008. El primer objetivo no fue construir, sino ser fuerza de choque. Es una etapa distinta y están proyectando para futuro”, dicen cerca de La Cámpora. Existe un reconocimiento en esa fuerza de que hay que producir una “alianza productiva nacional” y construir puentes con la oposición. Los vínculos con Larreta están intactos, aclaran.
“Kicillof es de Cristina y hasta ahora era intocable”, describen cerca de uno de los barones más enfrentados con el gobernador. Las tensiones entre La Cámpora y el mandatario provincial se expusieron por ejemplo en el plan de vacunación: él quería implementarlo con personal universitario y La Cámpora pidió hacerlo con la militancia. Ganó La Cámpora.
Sectores del peronismo clásico (gobernadores, CGT, algunos intendentes…) empiezan a mirar con inquietud estas internas y se preguntan si Cristina Kirchner y Máximo Kirchner son lo mismo. Una duda a todo esto: no está clara la mirada económica del hijo de Cristina.
Retener el Congreso
Intrigas al margen, ahora es tiempo de alinear los patitos. Conseguir que el peronismo mantenga su liderazgo en el Congreso. Si no, la cosa se puede complicar los próximos dos años.
La llave está en retener el quórum en el Senado. El Frente de Todos necesita dar vuelta al menos una de las seis provincias que perdió.
La Pampa. Es la más posible. El peronismo podría perder por primera vez en democracia. Mandó al nuevo ministro de Agricultura, Julián Domínguez, a recorrer la semana pasada. Alberto recibió al gobernador Sergio Ziliotto el miércoles y firmó un convenio para la ampliación del acueducto del Río Colorado. Traducción: van a bajar 12.000 millones de pesos. Si la recuperan, recuperan el quórum.
Chubut. El peronismo fue dividido y el Frente de Todos salió segundo. Hubo reuniones para que el gobernador Mariano Arcioni, que lleva su propia lista, la baje. No prosperó.
Córdoba. Arrasa Juntos por el Cambio. El peronismo, también dividido. Juan Schiaretti salió segundo y el Frente de Todos, tercero lejos. Difícil darlo vuelta.
Corrientes. El gobernador Gustavo Valdés lidera y ordena la provincia. Imposible que haya cambios.
Mendoza. Juntos por el Cambio se impuso cómodo. Tampoco hay chances de que se altere el resultado de las PASO.
Santa Fe. La duda es si la ganadora de las PASO en Juntos por el Cambio, Carolina Losada, va a poder retener todos los votos del espacio.
El Frente de Todos ganó en Tucumán y Catamarca (las otras provincias que eligen senador). No va a haber problemas para repetir el resultado.
A los nuevos ministros se les acabó la nafta
En el Gobierno hubo esta semana una tensa calma. Alberto volvió lentamente a sus funciones presidenciales. Juan Manzur -que la semana anterior había sido una topadora- bajó varios cambios. Hasta tuvo que suspender una reunión de gabinete por pedido de Alberto. Había barajado hacerla el viernes feriado para mostrar otra impronta.
Manzur se dedicó esta semana a la rosca con gobernadores. Tucumán, La Pampa, Catamarca. Reuniones con los gabinetes de otros ministerios. Un trabajo menos visible pero igual de intenso, aclaran en su entorno. El viernes se iniciaron las obras que le prometió a Perotti en Santa Fe.
Julián Domínguez, ministro de Agricultura, espera que le cumplan los compromisos que él contrajo con el campo. Ya empezaron los primeros palos en las ruedas. Aunque el último desplazamiento de Paula Español de la secretaría de Comercio Interior es un primer indicio de que algún camino empieza a allanarse.
Aníbal Fernández apagó los micrófonos y no hizo referencia al descontrol en las canchas por el incumplimiento del aforo.
El peronismo clásico está midiendo los tiempos. Hay muchas cosas que no gustan. Lo ven a Alberto perdido. Desconfían –como siempre- de Cristina. Las heridas se tapan, pero no cicatrizan.
El axelismo bajó el perfil. En el gobierno bonaerense ya no hay agenda. Antes se mandaba a los medios todas las actividades de todos. Ahora nadie quiere exponerse. Especialmente los más cercanos a Axel tienen miedo de ser los próximos en volar por el aire.
Sergio Massa espera y sigue con su agenda: presentó su proyecto para que las pymes puedan contratar a beneficiarios de planes sociales.
Sabe que quizás tiene un rol que cumplir más adelante.
Lo que está claro es que en este clima de tensión el Frente de Todos va a tener serias complicaciones para revertir el resultado de las PASO. Estos días arrancaron los eslóganes. “Sí, claro que sí”. ¿Alcanzará?
Fuente: Pablo Winokur