Desde el momento en que la lista oficialista impulsada por Ricardo Moccero perdió la interna del kirchnerismo contra el grupo que responde a Flavio Diez, la mayor incógnita fue saber cómo reaccionaría el intendente a la afrenta que recibió de parte de los suarenses.
Y como la mayoría suponía, el apoyo de Moccero hacia Diez brilla por su ausencia.
Más allá de un ‘educado’ saludo para felicitar, los encuentros prometidos entre ambos líderes peronistas no se han dado. Ha habido algún “luego lo charlamos”, pero no mucho más.
De hecho, aún se desconoce quién ocupará el tercer lugar de la lista de candidatos, lugar que le corresponde a la lista perdedora. ¿Será Carbini? ¿Será Crededio? ¿O habrá alguna ingeniería para que sea Tucci, que en realidad es la candidata de Fabián González, quien ocupe un lugar en la lista, que no podría ser antes del cuarto lugar? ¿O no será nadie?
Si bien siempre se dice que “el que gana gobierna y el que pierde acompaña”, no parece que haya acompañamiento.
Moccero no le va a ceder el liderazgo de su espacio a nadie. Es amo y señor desde 1995. Son 26 años en los que no rinde cuentas, en los que hace lo que quiere. En los que decide sin consultar y sin importarle si está bien o mal.
No va a querer compartir el poder con Diez, que encima tuvo la osadía de retarlo. Y además, de ganarle.
Y lo que Moccero parece no entender es que no le ganó Diez, perdió él con sus últimos dos pésimos años de gobierno, cargados de soberbia, de suponerse el sheriff del poblado y con una lista muy, pero muy mala. De las peores que ha armado y que ni con su presencia (que ya no es la misma) pudo levantar.
Si Moccero apoya a Diez corre el riesgo (real y tangible) de que el representante de La Campora se le quede con el espacio y él deba resguardarse en los cuarteles de invierno.
Y no es ese el final que tiene pensado Moccero para su carrera política.
Pasar del soñado monumento al ingreso del pueblo al más oscuro ostracismo no lo soportaría, aunque es un final cada vez más previsible.
La incógnita es conocer que le ordenará Moccero a sus fieles. ¿Los dejará en libertad de acción o los mandará a votar a Simon o a Cabrera, dos candidatos a los que podría seducir y hasta disciplinar?
Porque lo que se descarta es que apoye a Diez. Esa carrera no se corre.
Y Diez lo sabe, será joven, pero es muy avezado y tiene fuertes contactos con líderes de peso en la estructura del kirchnerismo, que ya no lo quiere a Moccero, especialmente quienes responden a La Campora.
Son chicos memoriosos y no olvidan que Moccero le votó el presupuesto a María Eugenia Vidal cuando La Campora llamó a votar en contra.
Y en política, con esta gente, esas cosas se pagan.