En una reunión privada, incluso si ocurre en un ámbito formal y dependiendo del grado de confianza de los interlocutores, puede haber cierto lugar para los comentarios poco decorosos, incluso indiscretos o inoportunos. Pero toda sutileza y buena presencia se tiraron a la basura durante una tensa reunión entre un poderoso sindicalista de la CGT y Máximo Kirchner, especialmente cuando el gremialista le contó una anécdota al líder de La Cámpora y que termina con una advertencia feroz en forma de mensaje escatológico.
La relación entre el sindicalismo de la CGT y los sectores más duros del kirchnerismo viene deteriorándose aceleradamente en los últimos meses, sobre todo por los coletazos de las peleas internas en el oficialismo y la feroz disputa de los gordos e independientes con Hugo Moyano y sus aliados, las cuales alimentan la desconfianza y el resquemor en dos espacios que naturalmente nunca supieron llevarse realmente bien.
En medio de la vorágine preelectoral, Máximo Kirchner se reunió la semana pasada con un importante dirigente de la CGT, quien aprovechó la ocasión para gritarle al hijo de Cristina Fernández de Kirchner lo que piensa de él y su responsabilidad en la histórica derrota del kirchnerismo en las PASO del mes pasado.
"Con mucha bronca, el sindicalista le dijo a Máximo Kirchner que su apellido es 'piantavotos' y que nadie se lo banca más", informó anoche el periodista Eduardo Feinmann en el programa +Voces, del canal LN+, aunque sin develar el nombre del dirigente gremial.
Pero la peor parte llegó cuando el pope de la central obrera le preguntó al referente de La Cámpora si conocía "la historia del cuerpo humano" y le hizo una analogía con la estructura de poder en el Frente de Todos. "El cuerpo tiene la cabeza, que son ustedes de La Cámpora, todos pensantes y estrategas; tu mamá puede llegar a ser el corazón; el presidente puede ser el hígado, que es un órgano fundamental; y nosotros de la CGT somos el culo: negros, olorosos y malolientes".
"Te voy a explicar una cosa, Maximo: cuando el culo se cierra por varios días, el cuerpo se va llenando de mierda que llega hasta el cerebro y explota. ¿Entendiste, nene? Y se fue", concluyó Feinmann parafraseando al enigmático sindicalista.