Día Internacional de la Dislexia: quiénes son los que trabajan para concientizar a padres y docentes
Mañana, 8 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Dislexia, una jornada que tiene por objetivo la visibilización de una dificultad en el aprendizaje que consiste en un trastorno específico de la lectura, que afecta la oralidad, la capacidad para la comprensión lectora, el reconocimiento de palabras escritas y la elaboración de tareas escritas
Mañana, 8 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Dislexia. Esta jornada tiene como objetivo la visibilización de una dificultad en el aprendizaje que consiste en un trastorno específico de la lectura, que afecta la oralidad, la capacidad para la comprensión lectora, el reconocimiento de palabras escritas y la elaboración de tareas escritas.
Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 10% de la población mundial convive con esta problemática. Sin embargo, la falta de conocimiento sobre la dislexia y la poca o nula formación docente al respecto, conlleva a innumerables dificultades en el proceso de enseñanza y aprendizaje de las personas, al no poder reconocer sus necesidades particulares y acompañarla de manera integral en su proceso educativo.
En el 2016 se sancionó la ley 27.306, que busca garantizar el derecho a la educación de todos los niños, niñas y adolescentes que presentan dificultades específicas del aprendizaje a través de la detección temprana de sus necesidades y el establecimiento de un sistema de capacitación docente.
Es el Consejo Federal de Educación el encargado de hacer cumplir los objetivos fijados por la ley y establecer un sistema federal de coordinación entre las diferentes jurisdicciones del país que permita la implementación de políticas públicas que promuevan el acceso real y efectivo de los niños, niñas y adolescentes con dislexia y otras dificultades en el aprendizaje, al derecho a la educación.
La comunidad educativa, en cabeza de los directivos y docentes, deberá elaborar la adaptación que garantice el acceso a la currícula obligatoria de las personas con dislexia. Además, se promoverá la oralidad en lo que refiere a enseñanza de contenidos y evaluaciones, existirán plazos más prolongados para el desarrollo de las actividades, se evitarán exposiciones innecesarias como una lectura en voz alta en público o los dictados extensos y --uno de los aspectos más importantes-- se reconocerá la necesidad de ajustar los procesos de evaluación a las singularidades de cada estudiante.
La realidad es que en la actualidad esta legislación no se aplica de forma plena y efectiva. Por el contrario, en muchas ocasiones el estudiante no es tenido en cuenta o se habla acerca de su bajo rendimiento, sin llegar realmente a entender que tiene una dificultad en su proceso de aprendizaje y, por ende, su abordaje debe ser diferente. Sumado a esto, está la falta de capacitación de los docentes, que son quienes día a día acompañan el proceso de los estudiantes y en esa línea la detección temprana y atención de la dislexia es nula o mínima.
Sin embargo, existen organizaciones como Disfam Argentina, que tiene como objetivo la difusión y el reconocimiento de la problemática, y obra como enlace entre los tres pilares de acompañamiento de los niños, niñas y adolescentes con dislexia: los padres, la comunidad educativa y los profesionales de la salud. Esta organización, lleva más de ocho años velando por la visibilización de la dislexia, como herramienta de concientización, que les permite apoyar y asesorar a quienes conviven con la dificultad y a sus familias. Además, trabajan activamente con centros educativos, brindando charlas, talleres, adaptaciones y jornadas que permitan concientizar a los miembros de la comunidad educativa y generar mejoras ostensibles en la detección y el acompañamiento personalizado, que potencie la inteligencia y habilidades de los niños, niñas y adolescentes con dificultades del aprendizaje. No solo eso, desde Disfam trabajan por erradicar la patologización de la dislexia que se da en el entorno educativo, creando grupos de apoyo, enseñando técnicas de estudio y sobre todo, nucleando y colaborando con el trabajo coordinado de las diferentes instituciones con miras a proporcionar soluciones reales al trato actual que se le da a esta temática.
Entendiendo la educación como un vehículo de acceso a los demás derechos, la ideación, creación y ejecución de políticas públicas educativas que promuevan el reconocimiento y acompañamiento de los estudiantes con dislexia en las diferentes etapas del proceso de aprendizaje es indispensable. Así mismo, la atención y personalización de la educación de los estudiantes conforme a sus necesidades particulares por parte de la comunidad educativa, fortalecerá el desarrollo de sus capacidades y permitirá que atraviesen con éxito las diferentes experiencias educativas.