Este es el paisaje después de la batalla: Alberto está agobiado y toma Rivotril; le cuesta asimilar la derrota, pero más le cuesta procesar la pelea con Cristina. Está mal de ánimo y no puede conciliar el sueño.
“Ella le viene chupando la energía desde hace meses”, resume un colaborador. “Es desgastante gobernar con una mira láser sobre tu cabeza”.
La relación con Cristina no tiene retorno. Los más optimistas creen que la tregua dura hasta noviembre.
Pero Cristina no solo se separó de Alberto; también se divorcio de Axel. El “chico de oro” -que mantiene con Máximo una relación de desconfianzas mutuas- desembarcó en la gobernación de Buenos Aires generando recelos. Con el resultado electoral en contra, Cristina no dudó en intervenirle el gobierno y terciar por su hijo.
Martín Insaurralde, el nuevo jefe de gabinete bonaerense, es socio político de Máximo; ya manejaba la Lotería y la Cámara de Diputados. Ahora manejará la Provincia. Se lleva mal con Axel. Los intendentes aprovecharon la derrota para avanzar contra Kicillof, con quien nunca congeniaron: sumaron dos intendentes en la gobernación y van por las carteras de Educación y Trabajo.
“Axel tiene un prejuicio ideológico con nosotros. Él tiene que entender que no llegó con la boleta del PTS, sino con la del PJ”, dice un jefe comunal.
El domingo Cristina hizo viajar a Axel al sur. El sábado Máximo ya había decidido los cambios en el Gabinete. Junto a Insaurralde sumó a otro intendente, Leonardo Nardini y a Cristina Alvarez Rodríguez, sobrina nieta de Eva Perón.
“Van a ser tan crueles con Axel como con Alberto”, arriesga una fuente del PJ de trato con La Cámpora.
Como Alberto tuvo que sacrificar a Cafierito, Axel debió entregar al dueño del Clio, Carlos “Carli” Bianco, que pasó de ser jefe de Gabinete a jefe de asesores. El día de la jura hubo un “duelo de aplausos” entre las barras de Insaurralde y Bianco. Una escena de Feliz Domingo.
El “Negro” Manzur viene de Tucumán pero es un bonaerense más: fue secretario de Salud de La Matanza en la época de Balestrini. Allí se sacó una foto en su primera visita al conurbano; la bandera de fondo dice “Bienvenido Juan a la Capital Nacional del Peronismo”.
La primera reunión de gabinete tenía más heridos que un hospital de guerra. El "Negro" se sentó al centro; a un lado tenía a Cafierito, ahora devenido en Canciller, y del otro a “Wadito”, a quien ahora nadie se anima a dar la espalda.
El miércoles a la mañana Manzur les mandó medialunas a los periodistas que estaban en los móviles fuera de la Rosada, como un marido que vuelve tarde después de una trampa. El clima de asunción fue de velorio; muchos observaban que Alberto no llamó personalmente a ninguno de los despedidos, sino que fue Cafierito el encargado de esa tarea.
“Él le puso la cara al cierre de colegios aunque no estaba de acuerdo y quedó desautorizado”, decían cerca de Trotta. “Criticó a la docente que adoctrinaba y se comió el garrón de que Alberto después la defendiera… lo mínimo que se merecía era un llamado”.
La campaña, entre tanto, se quedó sin jefes: Cafierito ya no lo será y tampoco Juan Pablo Biondi, que quedó afuera.
Nadie sabe cual será el mensaje ni como será la comunicación. Uno de los “estrategas”, Juan Courel, estaba en México en estos días en una cumbre de comunicación política, y expuso sobre “Principios elementales para no equivocarse en campaña”. Ups.
En Radio Mitre, el economista Carlos Melconian relativizó el plan “remontar” del oficialismo:
“Es como decía mi abuela en la época de Quindimil (ex intendente de Lanús), agarrá el pan dulce y votás en contra”.
En General Rodríguez y Avellaneda, por mencionar dos casos, ya aparecieron videos que muestran al gobierno regalando heladeras y bicicletas.
El gobierno cree que perderá la elección nacional pero apuesta a mejorar -más allá de Buenos Aires- dos provincias: Chubut y La Pampa. Nadie sabe cómo seguiría esta historia si gobierno pierde.
En medio del vendaval, la Casa Rosada confirmó el embarazo de Fabiola Yañez. En el caso de ser nena, se descarta que le pongan Cristina.