Desde la cárcel de Villa Floresta, Brian –papá de la nena violada y asesinada en Punta Alta, caso por el cual hay un detenido– conversó esta mañana con La Brújula 24, y describió sus sensaciones, aún cuando están a flor de piel el dolor y la impotencia por el triste final, de un hecho que conmociona a la opinión pública por una vida de tan solo dos años que quedó trunca.
“Me enteré por mi hermano, me dijo que me siente y trate de calmarme lo más posible. Me lo comentó llorando, me dijo que mi hija había fallecido. Empecé a los gritos, no sabía qué hacer. El fue al hospital a ver lo que había pasado. Cuando llegó me comentó que había sufrido un presunto abuso, algo que comprobé cuando leo en los medios que había sido víctima de su ex pareja”, explicó el joven, sobre aquellos instantes que jamás olvidará, al momento de enterarse de la noticia.
Y prosiguió con el relato de la crónica de lo sucedido: “Me comuniqué con la madre para que me diga lo que pasó, ella me respondió que no sabía lo que había ocurrido. Y me lo negó porque decía que los medios hablaban pavadas porque faltaban las pericias. Con ella no hablé más. Mi hermano habló con la abuela de la nena en el hospital. Me llamó el jefe del penal para que me diera una mano para poder ir al velatorio de la nena”.
“Tengo otro hijo de cinco con otro matrimonio, pero con esto me arrancaron un pedazo del alma, no tengo palabras, no duermo y me la paso llorando. No doy más. A la actual pareja de mi ex no la conocía, ni siquiera la vi en Punta Alta ni la había escuchado nombrar. Me enteré por las fotos que ella publicaba, lo cual me parecía perfecto, pero le dije que no veía bien que durmieran los tres en la misma cama. Ella me contestó que lo conocía mejor que nadie y me reclamó que compre una para la nena”, enfatizó, en otro segmento de la entrevista radial.
Además, aclaró que “varias veces le pregunté a mi ex si alguna vez la había golpeado y cómo se comportaba este hombre con ellas. Me negó cualquier tipo de maltrato, más allá de alguna discusión de pareja. Llevo un año y siete meses privado de la libertad y en todo este tiempo me la trajo dos veces, porque esta persona consideraba que no era lugar para vernos. Yo solo me conformaba con una videollamada para poder verla. Cuando hablaba con la madre de mi hija solo me pedía que le compre pañales, sin que me diera explicaciones de cómo estaba”.
“Desde el Patronato de Liberados y mi abogado están gestionando que pueda ir al velatorio. Ayer me llevaron a Sanidad y me dieron un calmante a las 7 de la tarde y eran las 3 de la mañana y todavía no podía dormir. Se me cruzan un millón de cosas por la cabeza, hasta hacer justicia por mi hija, pero cuando lo pienso nadie me va a devolver su vida”, cerró Brian.