En otros establecimientos educativos, donde había seis eses, la policía debió responder a cada votante en que cola debía colocarse para esperar su turno ya que a nadie se le ocurrió poner un cartel en la entrada indicando el número de las mesas a las que se accedía por ese ingreso.
Otro detalle anecdótico sucedió con una abuela que tardó demasiado y a la salida contó que la tardanza se debió a que no podía encontrar la boleta de Vidal (es candidata en Capital). y que finalmente votó a otro que le también le gustaba de antes.
Fue común ver a padres acompañados de sus hijos jóvenes a votar, en un lindo ejemplo de respeto a la democracia. Y no fueron pocos los padres y madres que ingresaron al cuarto oscuro con sus hijos menores de la mano.
Pese a los consejos y recomendaciones que tuvieron gran difusión, fueron muchos - demasiados - los ciudadanos/as que no llevaron su lapicera para firmar y debieron usar la que les daba la presidenta de mesa, que luego desinfectaba con detenimiento.
Fue muy extraña la dificultad que se le planteó a los fiscales de la agrupación de Flavio Diez, a quienes una autoridad militar quería impedir que actuasen como fiscales pese a que está permitido. La pregunta es cómo sabía el militar quien eran candidatos y quienes no.
Nos parece que alguien metió la mano y le acercó al militar un papelito con los nombres de los involucrados. Parece que los fiscales de otros partidos podían ser fiscales aunque fuesen candidatos.
No creemos en las brujas pero que las hay, las hay