Si bien su pasado judicial se remonta a 1976 cuando dio sus primeros pasos, estuvo 21 años ininterrumpidos dentro de la Justicia Federal. Norberto Oyarbide fue titular del Juzgado Federal 5 de la Capital Federal, designado en 1994 por el entonces presidente Menem y ocupó el cargo hasta el 2016, cuando renunció en medio de una investigación del Consejo de la Magistratura por mal desempeño, que ante un posible juicio político anticipaba su destitución. La renuncia fue aceptada por el gobierno de Mauricio Macri y el magistrado pudo jubilarse con todos los privilegios de pertenecer a la casta judicial. Su juzgado ubicado en el tercer piso de los Tribunales de Retiro dio un vuelco de estilo desde su partida. Lo primero que retiraron fue la placa en la puerta que lo identificaba.
Su vida fue un torbellino, lo último que hizo fue una columna en Radio 10 junto a Coco Silly. Su llegada a la emisora fue todo un show, con un sillón rojo que emulaba el que tenía en su despacho, con galera negra y con champagne en mano. En aquella emisión aprovechó a tirar bombas fiel a su estilo. Allí dijo “Macri no me compró porque yo no cotizo en bolsa, pero tuvo la intención de hacerlo”. Más que un hombre de la justicia parecía alguien de la farándula.
Pero la vida de Oyarbide siempre estuvo rodeada de lujos y ostentación. Un anillo que lucía en una de sus manos (que le valió dos causas judiciales por presunto cohecho y contrabando) trajes de los más variados, buenos perfumes y viajes por doquier. Tenía una muy amiga con quien llegó a pensar en algún momento en tener un hijo. Se amaban. Incluso estuvo a punto de casarse. Ella, Dani había decidido ser madre junto al magistrado que tiempo después quedó en la nada. En aquel entonces era un secreto a voces la elección sexual del juez.
Fue conocido como “uno de los jueces de la servilleta de Corach” que en los 90 hacía mención a aquellos jueces afines al gobierno. Tuvo que investigar a Carlos Menem por una cuenta en Suiza y lo sobreseyó.
Un hombre amante de la buena vida, del disfrute, del baile. No le importaba mostrarse en público haciendo un paso al ritmo de wachiturros o un cuarteto cordobés. Todo un actor y eso quedó demostrado con el tiempo. Asiduo al restó “Mirasol Campo & Mar” de Puerto Madero, que en varias ocasiones provocó con su presencia el enojo de los comensales.
No era un juez más o que pasara desapercibido. Tuvo en su poder causas de las más políticas y mediáticas. Pero pudo sostenerse pese a investigar a los poderes de turno desde que llegó a ser juez.
Se le destaca al magistrado que fue quien investigaba a Jorge Rafael Videla como responsable de un plan sistemático de apropiación de hijos de desaparecidos durante la dictadura. También pesaba sobre él una imputación por el secuestro de los empresarios Federico y Miguel Gutheim, en 1976, en la que contaba con una prisión preventiva. Entonces, el magistrado decidió revocar el beneficio de prisión domiciliaria que gozaba al considerar “la gravedad de los hechos que se endilgan a Videla, resulta un escollo insalvable para el otorgamiento de su libertad ambulatoria, máxime teniendo en cuenta que nos encontramos ante una serie de sucesos criminales, que fueron pergeñados desde la cúspide del poder 'de facto' que ilegítimamente ostentaba el imputado”.
Por entonces el represor había salido a saludar por la ventana de su casa a algunos simpatizantes que pedían su liberación y lo reivindicaban. Y en 2006 dijo que los delitos cometidos durante la Triple A eran imprescriptibles porque se consideraban de lesa humanidad.
En 2009 sobreseyó a la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y a su marido, en la causa por presunto enriquecimiento ilícito. Años más tarde el excontador de la familia presidencial, Víctor Manzanares, quien declaró como arrepentido en la Justicia dijo que el magistrado le había dicho cómo hacer la pericia que terminaría con el sobreseimiento.
Además dijo que todo “se dio entre medio de masas finas y champagne”. Este hecho le valió una imputación, en la cual declaró que había sido presionado para cerrar la causa. “Me agarraron del cogote", manifestó ante la prensa en los pasillos de Comodoro Py cuando fue citado a declarar en la causa Cuadernos.
Fue también quien procesó a Mauricio Macri en la causa por escuchas ilegales, cuando el mandatario era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. 19 días después de asumir la presidencia fue sobreseído por el juez Casanello.
2014 fue una fecha clave que decantó en su declive. Tanto él como el subsecretario legal y técnico de la Presidencia, Carlos Liuzzi, fueron imputados penalmente y comenzaron a ser investigados por el allanamiento a una financiera que el magistrado frenó luego de recibir un llamado del funcionario. El mismo Oyarbide reconoció que el 19 de diciembre de 2013 que Liuzzi lo llamó para decirle que se estaban cometiendo irregularidades en el allanamiento que había ordenado en la mutual Propyme, propiedad de Guillermo Greppi, tras lo cual suspendió el procedimiento. Eso le valió cuatro pedidos de juicio político por presunto mal desempeño.
Acorralado por esta situación, en abril de 2016 decidió renunciar a su cargo. Lo habló con su personal y luego brindó unas breves palabras a los periodistas que estábamos esperándolo en los pasillos de Tribunales ese día. Allí solo dijo que estaba agotado y que no había recibido presiones para tomar la decisión. Por estos dichos ese mismo año fue citado por el juez Sebastián Casanello para que explique lo que había dicho en una entrevista del diario La Nación donde mencionó: "Fui víctima de una sutil, espléndida y descarada extorsión".
Mauricio Macri aceptó la renuncia lo que impidió que pudiera defenderse en el Consejo y si sus respuestas no satisfacían a los consejeros, poder dar pie al su destitución. A principios de los 2000 ya había estado a punto de ser removido tras el escándalo del video donde se lo vio en Spartacus, por el cual fue acusado de proteger una red de prostíbulos. El día del ataque a las Torres Gemelas en New York, mientras todos estaban atónitos con la noticia, el Congreso lo salvó de la destitución. Fueron más de 40 los pedidos de juicio político que acumuló durante su magistratura.
Ya fuera de la justicia, era investigado por por presunto enriquecimiento ilícito junto a quien por entonces era su pareja Claudio Blanco. En diciembre de 2018 el fallecido fiscal Jorge Di Lello realizó el primer requerimiento de justificación para que el exjuez Norberto Oyarbide explique su incremento patrimonial. Pasó un año y nunca respondió. Luego envió otra intimación para que dé cuenta ante la justicia de sus bienes. La sorpresa fue que nunca respondió.
El juez tuvo a su cargo los más resonantes casos de los distintos gobiernos, lo que lo hizo estar siempre en la escena pública del país. Llamaba tal vez la atención más su exposición mediática que otra cosa. Lejos de los flashes, los escándalos y las fiestas en la noche porteña rodeado de gente. Lejos de los lujos que supo ostentar, Norberto Oyarbide perdió la vida solo (algo a lo que le temía) tras dos meses de internación, por una afección pulmonar que le generó el coronavirus que contrajo tras celebrar su cumpleaños. Con él se fueron parte de los años 90 de Comodoro Py. Con él, se fue La impunidad con olor a Hérmes”.